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España España · barcelona
Críticas de dovith
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Críticas 97
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
23 de febrero de 2015
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Agencia de detectives Luz de luna. Le ayudaremos a resolver su caso, a su novio encontraremos y si necesita algún consejo, con gusto se lo daremos. Le han robado el monedero, con el ladrón daremos. Estamos en la brecha si el asesino acecha. Somos una agencia con clase y en los precios no hay desfase" Es uno de los ocurrentes versos que la Srta. DiPesto, aquí en España era la Srta. Topisto (secretaria y recepcionista de la agencia de detectives Luz de luna) soltaba cada vez que recibía una llamada. Ha llegado el momento de rendirle homenaje a esta serie de difícil clasificación: en parte comedia romántica, en parte serie detectivesca, y por otro lado metaserie, con sus constantes referencias a otras series, a películas o incluso a ella misma, cuando los protagonistas se dirigían a los espectadores, rompiendo la cuarta pared.
Cybill Shepherd, ese peinado, que muchas mujeres de la época intentaron copiar llevando recortes del Teleindiscreta a su peluquera de toda la vida y diciéndole algo así como "Bonita, esto es lo que quiero...". Esas camisas de seda, que lucieron toda la gama cromática del rosa y los colores pastel. Esas hombreras que acentuaban todavía más las ya de por sí anchas espaldas de la actriz (eran los ochenta, si eras una working girl y no llevabas hombreras no eras nadie...). Siempre estupenda con su bolso a juego con los zapatos. Vamos, todo un fenómeno para la moda femenina de la época...
Pero si alguien sacó verdaderamente provecho de su intervención en "Luz de luna" fue el hasta entonces desconocido Bruce Willis, que con el insolente, deslenguado y encantador sinvergüenza David Addison consiguió ganársenos a todos. Con su media sonrisa picarona, esas entradas interesantes, su incontinencia verbal y esa miradita hizo que no sólo la buena de Maddie cayera rendida a sus pies, sino el propio Hollywood.
Está claro que una de las claves del éxito de la serie fue la química existente entre estos dos actores, una química que traspasaba la pantalla, un URST en toda regla. Estaba claro que estos dos eran algo más que socios. La entrañable Srta. DiPesto y todos los telespectadores estábamos convencidos de que estaban hechos el uno para el otro, sólo faltaba que ellos dieran un respiro a sus continuas trifulcas y se dieran cuenta de que todo eso no era más que un refrenado deseo de estar juntos. Sus peleas eran antológicas, imposible contar las sartas de improperios que se lanzaban, los puñetazos, bofetadas y pisotones que Maddie le arreó a David a lo largo de toda la serie. Constantes gritos saliendo de sus oficinas. La de veces que se tiraron jarrones de flores o pisapapeles en los depachos, cuyas puertas debían ser de madera de roble, para poder resistir el sinnúmero de portazos que les pegaron...
Otro elemento entrañable, sobre todo si se revisiona la serie hoy en día, es ver cómo han cambiado las cosas. Esos detectives que sin usar los móviles eran capaces de comunicarse e incluso resolver casos, increíble pero cierto. Me encanta que en la agencia reciban cartas y no mails. Maddie en la era pre-Excel haciendo números de las ganancias de la agencia con una calculadora gigantesca a lo azafata del Un, dos, tres. Esos horterísimos (vistos desde la perspectiva actual) ascensores de paredes doradas que servían para llegar a la planta en la que se encontraba la agencia. Recursos televisivos que ahora resultan tremendamente retros, como la pantalla partida cuando David y Maddie hablan, perdón, discuten por teléfono. Revisisionando los episodios, me teletransporté completamente a aquella época en la que yo estaba en 5º de E.G.B y cada viernes comentaba con los compañeros de clase el episodio que TVE1 (no había mucha opción de canales para aquel entonces) había emitido la noche anterior.
Como he dicho antes, otro punto fuerte de la serie eran sus metarreferencias constantes, en las que los personajes mismos dejaban claro que se encontraban dentro de un programa de televisión, interpelando al espectador, o cuando se planteaba un dilema o una cuestión soltando frases como "A ver lo que dice el guión", o David cuando se encontraba en una situación que no tenía ni pies ni cabeza soltaba comentarios como "Están de huelga los guionistas ¿o qué?" . O incluso a veces ellos mismos eran los que presentaban el episodio, como si se tratara de "La hora de Alfred Hitchcock".
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dovith
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6
30 de enero de 2015
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El miércoles de la semana pasada se emitió el último episodio de la cuarta temporada de "American Horror Story", que lleva por título "Freak Show", la que ha sido, en mi opinión la más floja de todas las entregas de esta antología del terror creada por uno de los reyes Midas de la televisión actual, Ryan Murphy. La temporada comenzó de manera prometedora presentándonos a todo tipo de fenómenos: el hombre langosta (Evan Peters), la mujer gigante, la mujer diminuta (MaPetite), la mujer barbuda (Kathy Bates), la mujer de dos cabezas (Sarah Paulson al cuadrado), un payaso asesino con una gigante y escalofriante sonrisa, la mujer con tres pechos (Angela Basset), el hombre más fuerte del mundo (Michael Chiklis), la mujer sin piernas, el hombre foca, e incluso más adelante un hombre con un pene descomunal... Y, por supuesto a Elsa Mars (Jessica Lange) como maestra de ceremonias. Pero tanto personaje freak no fue capaz de salvar una temporada que andó sin rumbo, con demasiadas tramas que parecían no llevar a ninguna parte. Esperemos que la fórmula de Murphy, que tanto nos ha hecho disfrutar en temporadas anteriores, no se haya desgastado y se reinvente a si misma en la siguiente temporada.

Muchas fueron nuestras expectativas cuando se anunció que la cuarta temporada de AHS iba a estar ambientada en un circo de fenómenos. Rápidamente todos recordamos la estupenda "Carnivale" de la cadena HBO, cancelada tras la emisión de su segunda temporada, y pensamos que Murphy sería capaz de darle un toque mucho más terrorífico, mucho más camp, mucho más trash; vamos, queríamos que siguiera haciendo lo que tan bien le ha salido en temporadas anteriores. La serie arrancó de manera prometedora y pronto apareció Jessica Lange, a lo Marlene Dietrich, con un convincente acento alemán totalmente acorde con sus angulosas facciones que recordaban a las actrices alemanas de Fassbinder en "Las amargas lágrimas de Petra Von Kant". La Lange interpreta a una actriz en horas bajas, totalmente decadente, muy a lo Gloria Swanson en "El crepúsculo de los dioses". La gran Elsa Mars regenta el circo de fenómenos con autoritarismo y convencimiento de que será un éxito, a pesar de que la mayoría de noches el palco de sillas permanezca prácticamente vacío... Elsa oculta un oscuro secreto, ella también es un freak, no tiene piernas, lleva dos prótesis, las piernas le fueron amputadas hace algunos años cuando fue víctima de una tortura grabada a modo de snuff movie, si es que cuando Murphy se pone sórdido...

El toque inquietante lo ponen un pallaso asesino que acecha a sus víctimas a lo slasher movie ochentera. Y el personaje más antipático venía de la mano de Finn Wittock (quien colaboró recientemente con Murphy en "The Normal Heart") que aquí interpreta a un aburrido y repelente niño rico mimado llamado Dandy Mott, que no sabe qué necesita para divertirse, un psicópata en potencia que sólo tiene que hacer el click para comenzar a matar, hijo de la estupenda Frances Conroy, cuyos talentos como actriz todoterreno, me atrevería a decir que tanto o más que la Lange (de la que ya comenzamos a estar cansados de que interprete siempre diferentes caras de un mismo personaje...) en esta temporada están totalmente desaprovechados...

No hace falta decir que todos los actores están estupendos, Murphy sabe cómo dirigir a su elenco, eso está claro. Y también, como siempre en AHS, la ambientación, la puesta en escena, el vestuario, el maquillaje, la intro... son impecables y hacen que incluso en una temporada con un guión tan errático como éste, que ha ido sin rumbo ni meta durante muchos episodios, resulte atractiva de ver y nos haya dado algunos momentos delicisosamente inquietantes.

Quizás había demasiados personajes, quizás demasiadas tramas metidas con calzador, parecía más un mero desfile de rarezas que un todo con sentido. Mientras que las otras AHS fueron cerradas con un lazo final coherente y que daba homegeneidad a la trama, aquí daba más la sensación de que había muchas películas metidas en una sola y no en el buen sentido de la palabra... Creo que Murphy ha desaprovechado la maravillosa oportunidad que todo este atractivo material le brindaba, aunque a ratos nos haya hecho pasar algunos ¿buenos? momentos viendo sufrir a su variopinto abanico de originales personajes.

La cuestión que inmediatamente nos nace de todos esto es sencilla ¿Está la fórmula de AHS agotada o se trata sólo de un pequeño bache en el camino? Yo creo personalmente que es remontable, algunas de las cosas que tanto nos gustan de AHS han seguido ahí, quizás había tantas cosas que Murphy y su equipo de guionistas querían mostrarnos, que no ha podido meterlas todas y nos ha quedado esa sensación de caos, de serie descontrolada, de sinsentido, de falta de coherencia o de una verdadera trama principal que sirviera de hilo argumental real de todas las historias que se nos estaban contando. Que dejara de dar la sensación de que a Murphy se le había ocurrido una idea macabra y simplemente nos la había colado ahí para mostrárnosla sin que viniera demasiado a cuento. No perdemos la fe en AHS y, aunque todavía no esté confirmada la trama de su quinta temporada, ahí estaremos para presenciar el siguiente espectáculo.
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dovith
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8
9 de enero de 2015
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 2013 la cadena privada HBO estrenó una dramedy llamada "Hello Ladies", que tuvo la mala suerte de ser cancelada tras la emisión del último episodio de su primera temporada. La producción venía de la mano del cómico británico Stephen Merchant, creador, guionista y protagonista de la serie y giraba en torno a un inglés muy torpón con las mujeres (Stuart Pritchard), que se instala en la ciudad de Los Angeles para alcanzar su "American Dream", llegar a acostarse con una modelo. Stuart es tremendamente torpe, socialmente hablando, no tiene ni idea de cómo entrarle a las chicas (de ahí el título de la serie: "Hello Ladies" es lo que los americanos llaman su "Pick up line"; sería el equivalente en español a un Hola ¿Estás sola? o un ¿Bailas? o incluso un ¿Estudias o trabajas?, es decir, una frase trillada y nada seductora para ligar con chicas). Es una persona muy awkward, que siempre mete la pata, que lleva las bromas demasiado lejos haciendo que terminen siendo de todo menos graciosas, y que la gente que las escucha se sienta incómoda, un completo LOSER. Pero, a pesar de todo, terminas sintiendo por él una mezcla entre tristeza, vergüenza ajena y profunda ternura.
Tras su cancelación, la HBO se comprometió a rodar un episodio especial para terminar de cerrar todas las tramas que hubieran quedado abiertas. Pues bien, casi un año más tarde de la emisión su su último episodio, el sábado 22 de noviembre del ya año pasado la cadena emitió una tv-movie con el original título de "Hello Ladies: The Movie" de 80 minutos de duración para darle el broche final que se merecía, y en mi opinión lo hizo.
La acción se sitúa justo unos meses después del final de la serie. Recordemos que Stuart le confesó a su compañera de piso (Jessica) que sentía algo más que lo que deberíamos sentir por un/a compañera de piso (sí, Stuart tiene sentimientos... es algo más que un tipo larguirucho y un poco incómodo de ver, es alguien capaz de llegar a sentir ¿amor? si encuentra a la persona indicada), pero siguen conservando una fiel amistad, la química entre estos dos traspasa la pantalla. Se trata de la fiesta del 30 cumpleaños de Jessica, demoledora la frase de una "amiga" que le dice "Nos estamos haciendo las dos tan viejas, tú cumples 30, yo 26...", una persona de 37 ya es digamos Tutankamon, vamos... Jessica sigue intentando abrirse camino como actriz, como el 99,9 % de la gente en L.A., y se le ha brindado una oportunidad de oro: participar en un spot de yogures para niños, donde tiene que ser perseguida por un monstruo animado digitalmente (Yogi) que, por supuesto, ella no ve. Hilarante es la audición para este spot, humillante a más no poder (le hacen correr en círuclos como si el monstruo la persiguiera, que la tire al suelo..., una verdadera bazofia de anuncio...) En esta fiesta de cumpleaños obviamente no podía faltar su gran amigo Stuart, que a pesar de sus sentimientos por ella, quiere estar ahí el día de su cumpleaños. Éste recibe una llamada inesperada, su ex-novia de Reino Unido viene a visitarle con su actual marido, el tipo por el que dejó a Stuart, y por supuesto Stuart quiere demostrarles que ha conseguido el sueño americano: salir con una modelo y que las cosas le vayan tremendamente bien, quiere que conozcan a Stuart 2.0, la versión renovada del viejo Stuart, una versión que no existe realmente, ya que Stuart sigue siendo el mismo de siempre, aunque esta vez rodeado de modelos guapas con las que no logra acostarse ni a la de tres...
Stuart quiere conseguir una modelo para hacerse pasar por su novia para cuando venga su ex-novia inglesa y su marido. Como no lo consgiue, finalmente es Jessica quien se hará pasar por su pareja, al fin y al cabo es una actriz wannabe, pues este es su gran momento para demostrarlo, hacer creer a la ex-novia de Stuart que siente algo por él (porque no siente nada por él, ¿verdad?). Éste es un buen recurso, cuando dos que nosotros sabemos que estarían estupendamente juntos, porque se entienden a la perfección, tienen que fingir, por circunstancias de la vida, que están juntos; un recurso trillado, sí, pero que sigue funcionando...
Mientras tanto Jessica, tras el sonado fracaso de la audición para el mencionado spot publicitario, decide abandonar su carrera como actriz (si es que algun día la tuvo...) y de rebote abandonar a su manager (con el que se acostaba, pero que se aprovechaba de ella en todo momento, prometiéndole un gran papel que la lanzaría al estrellato que nunca llegaba...). Muy divertida es la escena en la que Jessica asiste a una entrevista de trabajo para atender llamadas en un call center y le piden su experiencia profesional anterior, ella destaca elementos como lo bien que hace claqué o el hecho de que puede hacer artes malabares. La entrevista la detiene rápidamente para indicarle que se centre en hablar de habilidades que puedan servirle para este trabajo, a lo que ella rápidamente responde "bueno, supongo que tendré que hacer malabarismos para atender todas esas llamadas. Añade el sentido del humor entre mis habilidades..." Realmente hay que destacar el talento cómico de Christine Woods, la actriz que interpreta a Jessica.
A partir del momento que llegan Trudy y Mike, la ex-novia de Stuart, y su marido la farsa está servida. Estos son los típicos pueblerinos que se comportan como auténticos turistas cuando llegan a L.A. y lo primero que quieren es que Stuart les invite a una de esas fantásticas fiestas repletas de estrellas de cine de Los Angeles. Finalmente, Stuart consigue llevarlos a una de esas fiestas, en la que se encuentran nada más y nada menos que con Nicole Kidman. Otro momento hilarante en el que Stuart para hacerse el interesante les dice que la conoce, obviamente no es así, inmediatamente Trudy, que se declara una fan incondicional de la Kidman, le pide que se la presente y ahí empieza la diversión de las continuas situaciones humillantes que han sido un sello de la casa durante toda la serie y que tanto nos han hecho reír.
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dovith
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7
4 de enero de 2015
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que tras ver el episodio piloto me quedé ya totalmente enganchado. El piloto contiene todos los elementos de manual que un buen primer episodio tiene que tener para que quieras ver de manera irrefrenable el siguiente: intriga, sexo, infidelidades, mentiras, buenas líneas y giros de guión, un atractivo elenco de actores y actrices que realizan grandes interpretaciones, cosas que no son lo que parecen a simple vista, y sobre todo un ingenioso juego de perspectivas que hace que continuamente estemos preguntándonos qué hay de cierto en cada una de las dos versiones que se nos cuentan de la historia o cuál de ellas se acerca más a la verdad, si es que la verdad existe. En todos los episodios, vemos siempre la historia narrada desde la perspectiva de Noah y luego desde la perspectiva de Alison, siempre intercalando momentos posteriores donde vemos a Noah o a Alison prestando declaración ante un detective. El thriller está servido.
El primer personaje que vemos en pantalla es el de Noah Solloway. Es un escritor sin demasiado éxito, que vive a la sombra del dinero que la familia de su mujer posee, una familia que siempre le recuerda que es un fracasado. Noah tiene 4 hijos, la hija mayor está pasando por la rebeldía propia de su edad y el mediano parece un tipejo algo raro... La dificultad de su personaje, como la de los demás, es que tiene que mostrar como tres versiones distintas de si mismo: la que ofrece su memoria, la que ofrece la memoria de Alison y la del presente ante el detective, y eso no es tarea fácil para un actor. A veces le vemos egoista, otras empatizamos con él, con su frustración, con su soledad, con su incomprensión...
Noah está casado con Helen.
La manzana de la tentación de Noah es Alison Lockhart, una camarera de la ciudad de Montauk en Long Island, donde los padres de Helen tienen su mansión y donde Noah, Helen y su famila numerosa van a pasar estas vacaciones que marcarán un antes y un después en sus vidas. Alison está también casada y oculta un grave drama en su matrimonio que la convierte en alguien muy vulnerable, porque le ha ocurrido lo peor que le puede pasar a alguien, algo totalmente antinatural, que no desvelaré para evitar spoilers y crear curiosidad. Alison es en todo momento un personaje misterioso y difícil de descifrar y eso la hace enormemente interesante. Tanto en la versión de Noah, como en la de Alison la tensión sexual entre ambos es palpable desde el minuto cero. Entre ellos hay una potente química y sea quien sea quien diera el primer paso, ambos sucumbieron al deseo y traicionaron a sus parejas. Se nos muestran tres caretas completamente distintas. Una especie de mujer fatal que desprende erotismo cuando la vemos a través de los ojos de Noah, un ser vulnerable y frágil cuando la vemos a través del prisma de su propia memoria y una mujer fría cuando la vemos en el presente prestando declaración frente al detective.
Sin duda uno de los puntos fuertes de la serie es su interesantísimo juego de perspectivas. La memoria es algo divertido, selecciona sólo algunos momentos de lo que hemos vivido y a veces puede jugarle malas pasadas incluso a la persona que lo está recordando, haciéndole ver las cosas de manera diferente a como las ha vivido. Nunca sabremos lo que realmente pasó, quién comenzó ese tórrido affair amoroso. Un mismo encuentro puede parecer y sentirse radicalmente diferente si nos basamos en puntos de vista y contextos distintos. En el recuerdo de Noah, Alison viste con faldas cortas y provocativas, lleva siempre el pelo suelto, cuando se encuentran en la playa ella le ofrece un cigarrillo del pecado, cual manzana de Adán. En cambio, cuando vemos los hechos a través de Alison, ella va mucho más modosita, menos despechugada, con vestiditos más largos que no muestran sus tentadores muslos, con el pelo recogido y és el quien le ofrece el cigarrillo de la tentación, símbolo del elemento desencadenante que lo comenzó todo aquella noche en la playa junto a la fogata.
Incluso a Helen, la vemos más atractiva en el recuerdo de Alison, porque la ve como una rival por el amor de Noah, en cambio en la memoria de Noah la vemos vestida de manera mucho más discreta, porque él a penas se fija ya en cómo va vestida su mujer, la tiene muy vista... ¿Qué versión deberíamos creernos más? Nos quedamos con la sensación de que estos dos narradores no son demasiado fiables; recordemos que dicha narración forma parte de la declaración que están prestando ante un detective que intenta averiguar las claves de un asesinato, por lo que ambos o al menos alguno de ellos podría estar mintiendo. Como espectadores tenemos la delicada labor de decidir por cuál de las dos versiones nos decantamos.
El hecho de ver dos veces la misma historia en cada episodio no resulta para nada aburrido, y ahí está el mérito de los guionistas, al contrario, te tiene doblemente atento a los detalles para ver las pequeñas discrepancias entre ambas versiones y para ver cuál de las dos parece más real a lo que pueda haber sucedido. Uno de los temas principales de la serie es la subjetividad: lo que recordamos, lo que olvidamos y lo que estamos dispuestos a admitir. ¿Miente uno de los dos? ¿Hay algo de verdad en ambas historias? ¿Están ambos mintiendo?
En los únicos momentos donde vemos a los personajes siendo ellos mismos, sin el filtro de la memoria subjetiva de uno de ellos, es en el interrogatorio. Allí no vemos a los personajes como se ven a si mismos, o como quieren que la gente les vea, sino como realmente son y eso también resulta tremendamente interesante, porque esos momentos son bastante breves, por lo que no puedes realmente fijarte detalladamente en cómo son cuando o se están representando a si mismos.
La verdad es que "The Affair" ha conseguido llamar mi atención, y allí estaré en septiembre de este año que acabamos de comenzar para asistir al comienzo de su segunda temporada.
dovith
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7
22 de diciembre de 2014
39 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realidad distópica: una sociedad ficticia indeseable en sí misma, una utopía negativa, donde la realidad transcurre en términos antitéticos a los de una sociedad ideal, representando una sociedad hipotética e indeseable. La mayoría de muestras de distopía surgen en la literatura, el cine y la televisión como muestra de las tendencias actuales extrapoladas en finales apocalípticos. Charlie Brooker ha tomado el tema de las nuevas tecnologías y lo ha llevado al extremo, como han hecho películas como "Fahrenheit 451", "Blade Runner", "Gattaca", "The Matrix", "V de Vendetta", entre otras. Todas ellas han tomado un futuro no demasiado lejano y han llevado los avances tecnológicos sólo un paso más allá, de manera que lo que se nos presenta resulta cercano, posible, y con ello más terrorífico que nunca, dado que lo contemplamos como algo totalmente posible. No hace falta ir a buscar monstruos futuristas capaces de destruir la humanidad, sólo hay que echar una ojeada a otro monstruo que se ha convertido en una parte esencial e indispensable de nuestras vidas: la tecnología. ¿Quien podría vivir hoy en día sin móvil, sin internet, sin un perfil en las redes sociales?

Brooker lo ha vuelto a hacer, ha vuelto a crear una maravilla inquietante, una paranoia tecnológica, nos ha vuelto a mostrar cuál es el verdadero precio del progreso y todo envuelto en un enorme lazo rojo a modo de regalo de navidad.

Este especial navideño nos muestra una Navidad que de blanca y dulce tiene bien poco (el uso de canciones navideñas en escenas duras tiene un efecto perturbante en el espectador). El capitulazo está estructurado en tres partes. En la primera, Matt Trent le narra a Joe Potter una historia que se torció, mientras le cocina un delicioso plato navideño y mientras suena "I Wish It Could Be Christmas Everyday" de fondo en una cabaña perdida en medio de la nada. Matt le cuenta a Joe que hace tiempo fue un dating coach, que ayudaba a conseguir citas a hombres con problemas para ligar y para relacionarse socialmente, enseñando técnicas de seducción. Precisamente, la Navidad es una temporada alta en este tipo de servicio, porque es cuando tienen lugar las habituales cenas de empresa, que son una ocasión indónea para que los poco diestros a la hora de ligar puedan pillar cacho. Matt se comunica con sus clientes a través de una lentilla-Z, que en el futuro todo el mundo tiene implantada en la retina del ojo, y le va comunicando todo lo que necesita saber para triunfar, por ejemplo información de la gente con la que interacciona, dado que hoy en día prácticamente todo el mundo cuelga un montón de información sobre si mismo en diferentes perfiles que tiene on-line. Da miedo ¿verdad?

El papel de manipulador mentirosillo que interpreta Hamm, le va como anillo al dedo. Su seductora voz es perfecta para ser la conciencia de ese loser que quiere pillar cacho para no pasar solo la noche de Navidad. El problema es que su cliente da con una tiparraca rarilla y las cosas se acaban torciendo...

La segunda parte trata otro tema muy perturbador, el de la esclavitud tecnológica. Parecía que la esclavitud había sido abolida ya hace mucho tiempo, pero puede regresar de la mano de las nuevas tecnologías, porque ¿no somos ya esclavos de nuestros móviles, de internet? En este caso se crea una copia idéntica de la conciencia de Greta (Oona Chaplin, también vista en "Game of Thrones" y en la serie "Dates") para convertirla en esclava de la verdadera Greta y hacerle la vida más llevadera y sencilla. La Greta digital será la encargada de llevar una especie de Smart House con todas las comodidades imaginables. Matt es el encargado de adiestrar a la copia de la conciencia de Greta.

Finalmente en la tercera parte, descubrimos por fin la historia de Joe, el verdadero motivo por el que se encuentra en esa misteriosa cabaña celebrando la Navidad con un desconocido. Esta historia habla del final de una relación. Todos los episodios de BM han sido un verdadero estudio anatómico de las relaciones de amistad, de pareja, familiares ..., y de cómo las nuevas tecnologías pueden llegar a complicar todavía más estas relaciones. Es un hecho que muchas relaciones de pareja se han roto por un whassap, por un mail, por un comentario en una foto de facebook. Hoy en día tenemos acceso a pistas de mentiras a las que antes nunca hubiéramos tenido acceso. En este futuro cercano, a través de las lentillas-Z es posible bloquear a una persona como lo hacemos en facebook o whassap. Una vez se pulsa ese botón, se acabó, te conviertes en una masa borrosa de píxeles, en un conjunto de sonidos ininteligibles, una silueta anónima, fin de la conversación. Y el bloqueo no es sólo de la persona, sino también de todas sus fotos. No puedes volver a ver su rostro. El bloqueo sólo termina si la persona fallece, entonces el bloqueo muere con ella. El bloqueo también puede ser usado a modo de condena penitenciaria. En lugar de ser encarcelado de por vida o ser condenado a muerte, es posible ser bloqueado de manera perpetua y para todo el mundo, por lo que puedes tener contacto cero con la humanidad, el peor de los destierros, porque es total e irreversible.

Brooker lo ha vuelto a lograr, ha vuelto a darnos una patada en la entrepierna. Ha conseguido, con una inquietante pero magnífica imaginación, hacernos ver lo que puede pasar de aquí muy poco, si seguimos dejando entrar en nuestras vidas una tecnología que ha llegado tan rápido, que no hemos sido capaces de calibrar las consecuencias de todos los cambios que estos nuevos avances suponen en nuestras vidas.

Esperemos que los experimentos de Brooker no terminen aquí y que esta maravillosa antología sobre el poder y las consecuencias de las nuevas tecnologías sigan ofreciéndonos pequeñas joyas como esta que nos ofreció la semana pasada.
dovith
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