"Super 8" es una película que podría verse desde dos puntos de vista diferentes: bien como un producto creado bajo la visible influencia de Steven Spielberg, o bien como un sincero y sentido homenaje a un sin fin de películas de ciencia ficción y suspense ("E.T.", "Encuentros en la tercera fase" o incluso "Parque jurásico", entre otras).

Sin embargo, sea cual sea el punto de vista, se trata de una muy buena película que lo tiene todo: un sólido guión, un reparto correcto (la interpretación de Elle Fanning es soberbia), un argumento de cine clásico y unos efectos visuales a la altura de las circunstancias. Mención aparte merece la sobrecogedora banda sonora de Michael Giacchino, un compositor que, poco a poco, se está consolidando como uno de los grandes en su materia.

Cuestionable recreación de los acontecimientos históricos sobre la Segunda Guerra Mundial en la que no se hace otra cosa que ensalzar lo buenos que son los americanos y lo malos que son sus oponentes, cualesquiera que sean (en este caso, les tocó el turno a los japoneses).

Para hacer una crítica consistente sobre la película, dividiré el metraje en dos mitades que, a mi juicio, están bien diferenciadas: la primera parte resulta bastante entretenida tanto a nivel argumental como técnico; en la segunda, sin embargo, el ritmo decae de una forma impredecible y termina aburriendo ante las constantes repeticiones argumentales.

En cuanto a aspectos técnicos, la película sobresale en efectos visuales y de sonido. Así mismo, la banda sonora está a la altura del drama que se plantea en el filme.

No obstante, el reparto está muy por debajo de lo esperable en un largometraje de estas características (salvo Cuba Gooding Jr.), especialmente la interpretación de un destartalado Ben Affleck que se limita a poner la misma cara durante todos y cada uno de los planos en los que aparece. Además, el guión flaquea en algunas de las escenas más importantes (error imperdonable dentro del contexto cinematográfico).

En definitiva, sin ser una mala película, no termina de cuajar, dejando un sabor agridulce tras su visionado; bien podría definirse como "meramente interesante".

En esta tercera entrega, los creadores de la saga optan por centrarse más en las situaciones cómicas que en la historia de fondo. Sin embargo, aunque prescindan de cierta solidez argumental en algunos momentos, lo compensan con un humor que se echada de menos en la segunda parte de esta entrañable colección de películas.

Puede que no sea tan buena como la primera Ice Age, pero le viene pisando los talones; en cualquier caso, es mejor que la segunda. Una vez más nos encontramos en un escalafón más elevado en la historia de la evolución, relatando los hechos que sucedieron a la aparición de los dinosaurios. Se nota que los directores profundizaron sobremanera en la caracterización de los personajes, logrando un espectáculo de humor por todo lo alto.

Así mismo, la calidad creativa bien podría mirar de frente a las grandes productoras de la animación, apostando fuerte por un colorido mundo subterraneo.

En síntesis, resulta un filme muy recomendable para ver en familia. Eso sí, más vale que te prepares para las agujetas; no podrás parar de reír desde el inicio hasta el final.

Si bien es cierto que la calidad del conjunto es algo inferior al de su predecesora, esta secuela de la saga Ice Age ofrece una divertida historia que cumple con lo que se espera de ella. A los personajes que ya conocíamos, se unen otros muchos que completan una manada de lo más variopinta.

La historia se sostiene gracias al buen hacer de los animadores y al equipo técnico. El guión es correcto y, aunque se echa en falta un poco del humor ácido de la primera entrega, el resultado sigue siendo bueno. Además, resulta curioso el telón histórico que enmarca toda la acción, relatado con minuciosa fidelidad.

En conjunto, nos encontramos ante una película una película distraída que, pese a no estar a la altura de la primera Edad de Hielo, se trata de un filme muy digno.

Recomendable miniserie cuyo terremoto principal gira en torno a un epicentro de desbordantes interpretaciones (inconmesurables Kate Winslet y Evan Rachel Wood) que, en gran medida, aportan casi la totalidad del potencial de la serie.

Se trata de un espectáculo muy digno que lleva al extremo (eso sí, sin cansar) el argumento principal de superación que tantas otras veces hemos visto ya; sin embargo, a diferencia de aquellos productos, en esta ocasión se sustenta sobre los cimientos de un guión firme y una puesta en escena (no solo por los citados intérpretes, sino también a nivel técnico de dirección artística y fotografía) que enmarca un proyecto vivo y digerible.

A decir verdad, plantea un cuadro de personajes perfectamente caracterizados con los que empatizas a la fuerza (tanto para bien como para mal), solidificando así un conjunto que, pese a no llegar a la perfección, se mantiene en un resultado más que agradable.