Atlantis es una sorprendente película en todos sus apartados. Ofrece una historia interesante y muy seria destinado a todo tipo de público, aspecto que quizá sea su principal problema al no estar claramente definido al público al que va dirigido.
La película está un tanto infravalorada ya que ofrece una serie de cosas muy interesantes que no parecen haber calado del todo en el público y parece cuestión de tiempo para que la película acabe en el olvido como una película más de dibujos cuando para nada es así.
Es cierto que la película pierde un ritmo una vez alcanzada Atlantis, pero los momentos previos son dignos de recuerdo (sobre todo el viaje hacia ella a las profundidades) y el resultado final es más que correcto.

Llevo buscando mucho tiempo la película de terror definitiva. Esa que me haga votar más de una vez y que me deje con intranquilidad durante un par de días. Había escuchado hablar bien de The Cabin in the Woods, así que, como amante del género, me dispuse a verla.

Y no, desde luego que no encontré lo que buscaba. No vote ni una sola vez ni sentí un mínimo miedo. Bueno sí, sentí bastante miedo durante los primeros diez minutos de darme cuenta que podía estar viendo una nueva mezcla entre Scream y American Pie. Terror para adolescentes que la llaman. La primera hora me la pasé con una sensación extraña. No me desagradaba lo que veía pero tampoco era nada que no hubiera visto antes. Tan solo esa extraña empresa que parecía contorlar lo que pasaba como un reality show era de mi inquietud.

La sorpresa vino después de esa hora, cuando todo se volvió tan loco que un amante de la ciencia ficción y el cine de terror es imposible que salga diferente de esa orgía de proporciones astronómicas. Claro, sumadle la cosa de que no tenía la más mínima idea de qué iba la película.

Así que me lo pasé en grande, y no sintiendo miedo en ningún momento. The Cabin in the Woods es una de las películas más sorprendentes que he visto, y además e un género tan masticado como el del terror. Tengo mis dudas de calificarla como una película de terror, porque no fue esa sensación la que me transmitió, pero ya podían existir más "cosas raras" de estas y menos películas que prometen el oro y luego son una sucesión de tópicos.

Sería de sobresaliente si la última media hora durara la hora que dura la primera parte, aunque imagino que le restaría encanto...

Vengo todavía afectado tras ver la miniserie de Sergio Ramos. Lo único bueno que puedo remarcar es la profesionalidad, aunque se exceden en la fotografía y eso parece una demostración de efectos de Adobe. Todo lo demás, es como para cogerlo con pinzas.

Y es que esto es como el fútbol, que cuando está de no, pues no, y el caprichoso azar ha querido que Amazon dedicara un documental pseudo reality en una de las temporadas más aciagas para el Real Madrid, donde no se ganó nada, y yendo más allá, acabando el documental en el último capítulo con la que puede ser la peor semana de la historia del Real Madrid, con el Barcelona sacándote de la Copa del Rey y la liga y el Ajax humillándote en tu propio campo.

Y uno se pregunta: ¿es Calvin Singh o quien esté detrás culé? Porque vale, no puedes cambiar el destino, pero que los últimos 15 minutos del documental sean con el fracaso más estrepitoso posible y con el ridículo de Ramos en el palco viendo caer a su equipo tras forzar una tarjeta para descansar, era como para haberse planteado un poco la estructura de la miniserie, más todavía cuando en varios capítulos se monta todo para otorgar una línea temporal al asunto. ¿Habría costado tanto dejar todo eso para el penúltimo capítulo y haber metido como conclusión cualquier otro basado en la familia o cualquier otro aspecto que no dejara ese terrible sabor de boca?

Pero más allá de tener al enemigo en casa, lo que realmente destruye el documental es que todo es impostado, salvo, quiero creer, el propio Ramos. Lo que pasa con Ramos es que muestra su lado más serio, más profesional y, hay que decir, más extremadamente aburrido. Probablemente siempre pendiente de la cámara, el Ramos que vemos se ve medianamente natural pero muy capado. Todo lo demás, es un festival de lo guionizado y lo conducido. Pilar Rubio, obligada a hacer preguntas por orden de los que están detrás para sacar información jugosa (o no, pero obligada ella moralmente a preguntar cosas para aportar contenido al documental), haciendo preguntas obvias de las que conoce la respuesta hace tiempo: "Ayer leí que el clásico era el partido más visto en el planeta", dice mientras prepara una ensalada. Y así, todos, uno detrás de otro, aportando más script que un partido del FIFA.

Hay demasiado espacio para figuras como la de René Ramos, hay poca naturalidad en las escenas, y hay poco interés en la figura de Ramos una vez has terminado el documental. Demasiado aburrido, demasiado serio, demasiado poco reality en detrimento de informaciones aburridas y extendidas a lo largo de ocho capítulos que se acaban haciendo eternos, ya que con los dos primeros ya tienes todo lo necesario para hacerte la figura de este Ramos de documental, políticamente correcto y obsesionado con no meter la pata para no volver a ser Trending Topic por razones ajenas al fútbol.

Flaco favor.

Película extraña y complicada de ver que se quedará grabada en la memoria de aquél que se atreva a verla entera. No estamos ante una película pensada para divertir, ni siquiera para llegar a entretener durante su corta duración, más bien busca la reflexión y el despertar algo distinto en el espectador.

La cantidad de mensajes que podemos encontrar en la película de Andersson es tan grande como la cantidad de interpretaciones que se le pueden dar a una misma escena. Canciones del segundo piso es en realidad un álbum fotográfico surrealista que invita a la libre interpretación en cada una de sus fotos. Las cámaras estáticas que muestran escenarios enormes y profundos sin cambio alguno de secuencia actúan como fotos para un álbum que bien podría servir de radiografía humana en muchos momentos.

Hay imágenes que se quedarán grabadas en más de uno gracias al excelente trabajo de fotografía. Además, Andersson consigue algo muy particular e inusual mostrando siempre en un segundo plano (muchas veces casi imperceptible) algo más interesante casi que lo que se muestra en un primer plano. Pareciera como si el director buscara un mensaje incluso también en esta forma de rodar, dando a entender que no siempre lo que se ve a simple vista es lo importante, y que quizá lo que subyace es tan o mas importante.

Pero caben tantas interpretaciones como gente puede llegar a ver esta película, y eso que ni siquiera pertenecemos a la sociedad sueca. Estoy convencido de que la película está plagada de referencias a dicha sociedad a modo de crítica que fuera de sus fronteras son difíciles de captar. Aún así, los mensajes evidentes como la pérdida de la identidad del ser humano quedan patentes. El hecho de ir hacia un sitio no determinado masivamente prueba ese sentimiento de pérdida del control, hombres trajeados que vagan por las calles en la misma dirección azotándose a ritmo de zombies, poetas que son tratados como locos y un sentimiento apocalíptico que dura toda la película. Una clara referencia al clásico "hacia dónde vamos y qué estamos haciendo con nosotros mismos".

Andersson consigue presentar su álbum fotográfico acertadamente, con un ritmo un poco lento pero que da esa sensación de sopor que el director quiere transmitir en sus cortos surrealistas. Como película es una rareza, pero como experiencia lo es aún más.

Será que tengo el gusto atrofiado, pero me ha acabado de rematar al comprobar el año en que se grabó esta producción. 1988 ya es un año como para plantearse ciertas cosas a la hora de hacer la película, porque no dudo del talento de Cuerda, que yo de cine al fin y al cabo no entiendo nada, pero hay ciertas tomas que realmente están llenas errores en cuestiones como iluminación o el propio montaje.

Amanece, que no es poco, es una película que de alguna manera se ríe del paletismo generalizado, aunque de una manera bastante sana, sin llegar a la ofensa ni nada por el estilo. A mi, simplemente, no me ha hecho gracia casi en ningún momento, pero como el humor al fin y al cabo creo que es de las cosas más subjetivas que existen, entiendo que haya gente que considere esto una buena película.

Pero lo que no entiendo, lo que realmente me puede llegar a la indignación, es cómo se puede hacer de esto una película casi de culto, con unas críticas tan positivas, y luego comedias absurdas puedan estar enterradas en el olvido y en el desprecio más absoluto. Es algo así como que, si te gusta Amanece, que no es poco, entiendes de cine, y tienes un humor inteligente muy desarrollado, pero si te gusta, qué se yo, Scary Movie, eres un esperpéntico friki que se rie de cualquier cosa y tu opinión como cinéfilo es la menos a considerar. Díganme ustedes, si descontextualizamos esta película y la estrenamos en el año 2012, si hubieramos visto esta producción con los mismos ojos y la hubieramos recibido con las mismas buenas palabras.

Ni blanco ni negro, existe el gris. A mi no me ha gustado en absoluto, pero tampoco entiendo el clamor popular para esta película.