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España España · BARCELONA
Críticas de DIEGO
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Críticas 95
Críticas ordenadas por utilidad
6
26 de setiembre de 2016
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a utilizar un texto que leí el otro día de Osho, que colgó en su muro un compañero de facebook, para aplicar su reflexión a la protagonista de esta interesante película que se acaba de estrenar. El caso es el que al salir del cine me ha venido a la memoria al analizar el modo de vida de Nathalie, el personaje central que interpreta magistralmente Isabelle Huppert, como ya nos tiene acostumbrados por otra parte. Transcribo literalmente:

OSHO.
"La vida es vivir. No es una cosa, es un proceso. No hay forma de conocer lo que es la vida más que viviendo, estando vivo, fluyendo, discurriendo con ella. Si buscas el significado de la vida en algún dogma, en una determinada filosofía, en una teología, da por seguro que te perderás lo que es la vida y su significado. La vida no te está esperando en ninguna parte, te está sucediendo. No se encuentra en el futuro como una meta que has de alcanzar, está aquí y ahora, en este mismo momento, en tu respirar, en la circulación de tu sangre, en el latir de tu corazón. Cualquier cosa que seas es tu vida y si te pones a buscar significados en otra parte, te la perderás".

Nathalie no solo es profesora de filosofía en la película, su vida está dentro y fuera de estanterías repletas de libros de filosofía, es la filosofía misma. La directora, Mia Hansen-Løve, a la que no conocía y cuya obra intentaré revisar, hace un portentoso estudio del personaje a través de la historia del abandono, elemento esencial del film, del devenir del personaje que, despojado de casi todo cuanto tiene, debe enfrentarse a un nuevo nacimiento, a una nueva vida, que en ningún momento parece verse inmersa en la soledad mientras exista un libro de Schopenhauer a mano. Siendo infeliz puedes buscar la felicidad; esta es una reflexión que más o menos así expuesta plantea la profesora a sus alumnos para que trabajen sobre ella.

No he utilizado el texto de Osho para juzgar la vida de Nathalie en ningún sentido, sino para determinar una conclusión sobre ella que me ha parecido ajustada. Al menos, esto es lo que me ha transmitido a mí "Porvenir", película que me ha gustado y, cómo no, después de lo dicho, me ha hecho reflexionar bastante, que siempre es de agradecer.
DIEGO
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6
13 de noviembre de 2021
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un buen comienzo en el largometraje por parte de Javier Marco en esta su ópera prima, de la mano de un interesante guion de Belén Sánchez-Arévalo. Una historia de silencios y soledades.

Hacía mucho tiempo que no veía una película tan sobria como esta, ausente de ornamentos y glamour. Puede parecer a veces aletargada, forzadamente lenta, pero nada de eso es gratuito, el ritmo es el que debe tener para que la película alcance el propósito del director en la descripción de los personajes y en el transcurso de la historia. Sólida, real más que realista diría yo. Crea una atmósfera Marco que envuelve al espectador en un silencio muy contemplativo de cuanto acontece, con mucha intriga por otra parte.

Cómo se resolverá la historia, porque ocurren suficientes cosas en la pantalla para que te vayas preparando para presenciar un desenlace incierto. Y ahí es donde pienso que tanto la guionista como el director dan un protagonismo absoluto al espectador, como un miembro más de la narración, y creador de la misma.

Emma Suárez vuele a estar imperial en su papel, y Roberto Álamo cambia de registro para salir más que airoso del suyo. Con un reparto secundario de lujo. Una película muy interesante que me ha encantado ver.
DIEGO
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9
19 de febrero de 2021
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía tiempo que no escribía nada respecto a ninguna película (¡cuántas negaciones!). Y es que, la verdad, vaya año que llevamos. Sí, he visto alguna cosa interesante, pero qué queréis que os diga, a la que no le he encontrado un pero le he visto dos. Quizá resaltaría "Ondina", del siempre interesante Christian Petzold, bastante discutida, creo. Pero después de ver "Camino incierto", de Pablo García, parece que la suerte ha cambiado, y ayer tuve el privilegio de ver este Martin Eden, que ha llegado con retraso a nuestras pantallas, de un director que ha ido combinando la ficción con el documental, un más que especial e interesante Pietro Marcello (qué poco cine italiano nos llega, aunque tampoco están para echar cohetes). El caso es que me ha parecido soberbia. Está basada en una novela de Jack London (no voy a entrar en el terreno de las adaptaciones). Y creo que el guion y la película podrían haber salido relamidos, y todo lo contrario, excelente. De forma que la historia de más de dos horas, cuya trama podría haberse convertido en una epopeya encorsetada interminable, o bien en un valle de lágrimas grandilocuente, Marcello la trata con una sencillez, una pasión y una naturalidad magistral. Y precisamente esos son los rasgos fundamentales del protagonista, un joven sencillo, natural y apaisonado, marinero para más señas, que conoce a una chica de la alta burquesía italiana de principios del siglo XX, y decide que quiere hacerse como ella y su familia, lector voraz, culto y notable, pero se decanta más por la cultura. Así que decide una vez más que quiere convertirse en escritor, y pone todo su empeño en ello, amor aparte. Lo que sigue ya sería desvelar demasiado, así que aquí lo dejo.
La factura de la película no podría ser más clásica de lo que es si no hubiera introducido el director algunos insertos de documentales en diferentes formatos, ajenos y propios -ya he dicho que también es documentalista- pero que pienso redondean aún más el film, pues están justificados y nos llevan como en un flashback a otros momentos de la vida del absoluto protagonista, un increíble Luca Marinelli; o bien resultan de un onírico muy atractivo e integrado. La película avanza constantemente al compás de los avances y reveses del personaje, su escritura y sus ideas, sin dejar de interesar en momento alguno. Cuando he dicho que me había parecido de un clásico total, tanto es así que mientras la veía a veces pensaba que tenía algo de Visconti por un lado, algo del primer Bertolucci por otro, e incluso algo de Truffaut. La puesta en escena es impresionante, hay muchos exteriores napolitanos de un realismo sublime, vivo, de un color intenso pero real. Me quedé con la duda de si algo se había retocado digitalmente.
Dicho todo esto a favor de la película, que no es poco, pienso que el poderío de la misma recae en gran medida en las espaldas de Marinelli, que está siempre en plano, y conduce la película con una fuerza y una pasión que me sorprendió sobremanera. Es el auténtico motor de todo lo que acontece. Así que si lo sumamos a todo lo dicho es fácil entrever el resultado. Mucho es el talento. Hacía tiempo y ya era hora de salir del cine complacido y reflexivo, pues la película plantea una ambivalencia que no puedo descubrir y en la que merece la pena pensar. Fantástico encuentro.
DIEGO
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10
19 de octubre de 2014
11 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya he tenido la suerte de ver y disfrutar de la última Concha de Oro del festival de San Sebastián. "Magical Girl", con guión y dirección de Carlos Vermut, al que no conocía de su anterior trabajo, "Diamond flash", que se estrenó online, me sorprendió más que gratamente. A pesar de su largo metraje, algo más de dos horas, me atrapó en la butaca desde principio a fin. Es de esas peliculas que aún estás dentro de la pantalla cuando esta vuelve a su blanco inmaculado tras la proyección y las luces del cine ya se han encendido. Carlos Vermut seduce al espectador y no lo deja escapar de la historia, como si fuera un personaje más de la misma. Es una película absolutamente hermética y centrada en el acontecer de sus dos personajes principales, los que encarnan Bárbara Lenni y Luis Bermejo, con sus magníficas interpretaciones. Los dos parten de historias separadas para después cruzarse y desarrollarse en una sola. Pienso que es una buena idea de guión, que refuerza aún más la personalidad y las motivaciones de cada uno de ellos. Se centra en estos sin que nada exista a su alrededor, realzando así la introspección en los mismos. No existe subtrama alguna, ni tampoco ningún elemento que aleje al espectador del devenir de los protagonistas. Nada te aleja ni distrae del eje central de la película. A esto contribuye el propio Vermut, que también se encarga de la dirección artiística, y que consigue que nada resalte alrededor de sus personajes. La ambientación de los pisos en los que estos viven, y las pocas secuencias rodadas en exteriores, son de una funcionalidad y sobriedad total, como digo, nada te distrae de la línea principal, nada te aleja de la empatía que se crea con ambos protagonistas. Es una película en la que importa tanto lo que se ve como lo que no se ve, y eso refuerza más si cabe el argumento, centrado en un hombre y una mujer en situaciones límite, con la enfermedad presente en cada uno, en el caso de Bárbara en su propia persona, y en el caso de Luis en su hija, aunque llega a alcanzarlo a él mismo. El encuentro casual de ambos personajes les lleva a vivir otra situación límite y enfermiza, basada en el chantaje, el sufrimiento, la violencia sexual que soporta Bárbara para salir de ese chantaje al que la somete Luis, buscando únicamente la felicidad de su hija enferma, y finalmente al asesinato. Y esta trama nos conduce a un cine negro, yo diría que muy blanco, o a un thriller atípico. Yo no colocaría la película dentro de este género, que tanto abunda hoy en día, demasiado quizás, aunque tenga muchos elementos propios del mismo. Según mi opinión no es una película de género, ni tiene por qué serlo. Es una convención que me parece exagerada. He llegado a leer en algunos comentarios sobre otras películas "drama-religión-universidad". Me parece exagerado. En todo caso, hablaría de ella incluyéndola en la corriente del realismo mágico, tanto en su concepción como en su expresión y resultado final. Dejando aparte este último inciso, "Magical girl" comienza con magia y así acaba, y durante toda la cinta la magia sobrevuela por ella, incluso la magia negra en el caso de Bárbara, pero eso forma parte de lo que no vemos, del pasado de esta, que se introduce de forma explícita y fantasmagórica. Y es que el personaje de Bárbara deambula por la pantalla como un fantasma, su interpretación es brillante en este sentido. No quiero desvelar nada concreto para quien no la haya visto, pero las secuencias en las que visita la casa de un "cliente" para conseguir el dinero con que pagar el chantaje, están muy bien tratadas, también con esa dosis de sobriedad que caracteriza la película entera. Podría ser un cuento de hadas promovido por la niña enferma, pero rodeado de brujas por todas partes, aunque el cuento ya consiste en eso, hadas, brujas y princesas, si bien en este caso el príncipe, que podría encarnar José Sacristán, pueda ser un tanto malvado y vengador. La bondad y la maldad se confunden constantemente durante todo el metraje. Los personajes, siempre en el alambre, finalmente caen en una historia de violencia que, seguramente, nos acerca al cine negro del que antes hablaba. Da a luz la película con el inmenso José Sacristán, y con él también se cierra, y en ambos casos mágicamente. Este también es un personaje atormentado del que poco sabemos. Forma parte del lado más oscuro de la historia. En definitiva, pienso que Carlos Vermut realiza una gran dirección, y, especialmente, un tratamiento del suspenso de forma magistral, y no me estoy refiriendo exclusivamente a la parte que nos podría acercar al thriller o al cine de intriga, que hay cierto confusionismo con este tema, sino a toda la obra, que desde el comienzo avanza sin cesar, controlando el ritmo que el director desea y que impone hasta el fin, sin concesión alguna a convencionalismos que no formen parte de sus intereses particulares. La voz en off de Damián, el personaje de Sacristán, te atrapa de inicio con la pantalla en negro, y como en una historia circular, él mismo no te suelta hasta que aparecen los títulos de crédito, como ya he dicho antes, mágicamente, como si de un cuento se tratara. El director muestra un gran dominio del lenguaje cinematográfico en todas sus expresiones, y controla con maestría el tiempo, el espacio y la narración, además de la dirección de actores. Me ha impresionado, añadiendo además que es el autor de un estupendo guion. Realmente la sobriedad y la puesta en escena de "Magical girl" es mágica. Es una gran película, me imagino que de esas que te encandilan, como es mi caso, o que rechazas totalmente, puede ser, no lo sé. El cine es así. Toca esperar con ganas la próxima de Vermut.
DIEGO
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7
9 de agosto de 2021
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha gustado una vez más la mirada de Naomi Kawase y su manera de hacer cine. Ha centrado su nueva película en la adopción y la maternidad, así como en los conflictos y contradicciones que en ocasiones aparecen en ese proceso, a priori y a posteriori. Y todo ello, tratado siempre con la enorme sensibilidad que la caracteriza, desde el punto de vista de la pareja adoptante, de la madre biológica y su entorno, de la directora del centro de adopción, y, hasta si se quiere, del pequeño niño adoptado. Como se puede ver, la idea no es nueva, pero eso no importa ni constituye un demérito -una y otra vez se cuentan repetidamente las mismas historias en cualquier manifestación artística-. Lo aclaro porque quizá sea inevitable pensar, bien durante la proyección o bien en una posterior reflexión, que esta "película" ya la hemos visto. Y en parte es así. Pero lo que no habíamos visto es como Naomi Kawase traslada esa historia a la pantalla.

El guion no está estructurado linealmente, sino que lo secciona en dos partes que finalmente confluyen en una. La que protagoniza la pareja adoptante y la de la chica embarazada. De esta manera el espectador puede centrarse más en dos historias que, en realidad, transcurren separadas. Inevitablemente ambas han de coincidir en un conflicto con mayor fuerza narrativa; y me expreso así porque la película plantea muchos conflictos personales de carácter más íntimo. No me acaba de gustar el desenlace, algo forzado diría yo, aunque había que encontrar una reacción que justificara la acción, lo entiendo, pero no me encajó y, además, alarga demasiado el metraje.

El ritmo es pausado y equilibrado, a lo que contribuye una música muy bien escogida. La película fluye sin alterar el interés del espectador por la historia. Está filmada con los mismos tonos cálidos que muestran la humanidad de los personajes; y la cámara solo se agita en una secuencia porque la acción así lo requiere. Mientras tanto, intenta ponernos en la piel de los protagonistas, muy bien interpretados por otra parte, recurriendo en numerosas ocasiones a primeros planos que desenfocan el segundo término, a la vez que nos integran más en la historia y en las emociones personales. Utiliza como siempre la naturaleza como otro elemento narrativo más: las flores, los árboles, el viento, el mar -y su sonido-. Una vez más la constante de su cine que te envuelve en su poética propia, en su forma de observar y mostrar la vida, tan hermosa, aunque a veces duela tanto. Quizá no sea esta una película redonda, pero sí muy apreciable.
DIEGO
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