Me ha sorprendido gratamente el tratamiento que da esta película a un argumento que ha sido muy usado. Los actores son notables, respiran credibilidad. El guión está perfectamente "engrasado", la dirección es prudente y nos muestra la cámara los distintos planos en proporción con los hechos.

Un John Frankenheimer no en su mejor momento, pero siempre interesante, y con un Michael Caine siempre espléndido, consiguen sacar a flote un proyecto con bastantes altibajos, mezcla de serie B con más ambiciones.

En el momento en que se realiza ésta película están en Hollywood con la "caza de brujas", se nota la aportación de Fuller para el sistema. La realización es buena, con grandes interpretaciones, fotografía enorme y con mucha profesionalidad. Tiempo después Sam Fuller se va de EE.UU. y toda esta obra que realizó en Hollywood por aquellos años queda prácticamente olvidada hasta su muerte, que se empieza a revisar otra vez.
Es especialmente interesante verla porque poco tiempo después Fuller es un peligro para Hollywood, un "no deseado".

Un ruiseñor es lo que cualquier cazador no puede matar, es un animal sencillo, no perjudicial. Esta película alcanza unos valores sobresalientes de tolerancia y sencillez, con unas interpretaciones vigorosas y sinceras, una dirección en plena inspiración, una producción elogiable por su veracidad, todo envuelto por una magistral banda sonora.

Zhang Yimou ha escogido un camino hacia una supuesta perfección en el planteamiento de sus últimas películas, se nota que es quizás el director chino con más proyección internacional, sus presupuestos son bastante importantes y vemos que el empleo que hace de ello es en forjar unas obras casi perfectas en su planteamiento (fotografía, dirección artística, etc…), pero veo que le falta quizás la frescura de anteriores tiempos en los que tenía que luchar para abrirse paso, no ya, en la cinematografía china, sino en la cinematografía internacional, por lo tanto espero que ésta película no tenga demasiado éxito, y pueda volver a sus inicios, más personales y con guiones más estructurados.

Lo mejor: el espectáculo pirotécnico de colores y vestuario.

Lo peor: la falta de frescura.