Con claras referencias a 2001 (misión de rescate, descubrimiento de los orígenes, escenas en la nave, artefactos dejados por antiguas culturas), Brian de Palma deconstruye en la mencionada película para crear un épico y emotivo film, en la que los sentimientos ocupan la mayoría de la historia, haciéndonos próximos a las vicisitudes de los protagonistas, aquello que le faltaba a la fría y analista película de Kubrick: le faltaba el amor, amor a tu pareja, a tu familia; le faltaba la amistad; le faltaba la esperanza, la fe; le faltaba la ilusión ante lo desconocido. Todo ello se encuentra en este sublime y maltratado film.

Porque Misión a Marte, realizada por un realizador como Brian de Palma, cuyas experiencias con lo fantástico quedan muy atrás (Carrie, La Furia), es una gran película. Apoyada en una gran BSO de Morricone, De Palma, con su habitual maestría en el movimiento de cámara, con gran pulso narrativo y en la dirección de actores, es capaz de crear escenas tremendamente épicas y desgarradoras, como la que tiene como protagonista a Tim Robbins, que es una clara inspiración para la galardonada Gravity, o la larga escena final, con un emotivo Gary Sinise.

Película despreciada, ninguneada en su tiempo, no merece tal castigo. Es una bella película, llena de buenos momentos, gracias a alguien tan capaz de transmitir emociones como De Palma, un maestro del cine.

Otra vez. Ya lo hicieron con Burt Reynolds en Boogie Nights. La Academia de Hollywood no perdona. Les domina su clasismo y progresismo demócrata de baratillo. Stallone no se lleva el oscar, al igual que le pasó a Reynolds, por ser quién es. Da igual que ganase el globo de oro, que lo da la asociación de críticos extranjeros y un sinfín de premios por su papel de Creed, a Stallone no le perdonarán sus ideas y su cine.

Y es que su papel es lo mejor del un filme bastante normalito, tirando a simplón, con un protagonista que parece el primo rico de Will Smith en El Príncipe de Bel air. Un guión convencional, un Black Rocky para satisfacción de la comunidad afroamericana. Pero un guión que rompe el ciclo perfectamente cerrado en Rocky Balboa, auténtico punto y final de la serie. Ya se lo dijo Poli: Rocky, es tu último asalto.

Creed nos devuelve a un Rocky obsesionado de nuevo con el pasado y sin amigos o familia. Gran error. Creed, un niño rico y guapo de origen difícil ha decidido ser boxeador. Toda la sordidez del mundo de Rocky, con una casa cutre en un barrio marginal, trabajando de matón y con una novia cajera en una tienda de animales y no muy agraciada, se transforma en Creed en un afroamericano rico, en un piso de estudiantes y una novia guapa y artista creativa.¡toma sordidez!. No me extraña que el guión no estuviese nominado, es muy poco realista y sin ese toque heroico del perdedor que era Rocky. Sin embargo, tiene detalles de clase en la dirección, con esos planos secuencia en el segundo y el ultimo combate, aunque sobra esa ridícula escena de las motos.

Lo mejor, un gran Stallone. Su personaje de Rocky es su alter ego, aquello que podía haber sido si no hubiese tenido éxito en el cine. Un luchador sin suerte. Nadie mas podría hacer ese papel. Y como a Rocky, los jueces le roban la victoria en los oscars. No aceptan el genio y la brillantez de los outsiders.

En los años de decadencia del spaguetti western, saturadas las pantallas de bodrios infumables de diversas nacionalidades, como alemanas, españolas e italianas, y buscando las vueltas a los mas inimaginables compañeros de armas (mejicanos e irlandeses del IRA, revolucionarios, monjas y pistoleros, etc) a un productor francés se le ocurrió unir en un western a un ladrón de trenes y a un samurái. No era mala idea, pues los mejores spaguettis se inspiraron en películas japonesas de samurais, y los pistoleros buenos se asemejarían a ronins, samuráis sin señor. Además, al año siguiente se estrenó en TV la mítica serie Kung-Fú, ambientada en el oeste, en el que se mezclaba filosofía y tortazos orientales con el Oeste americano.

La película sigue los derroteros de todas las buddy-movies, que son:

1º) hostilidad hacia el compañero de armas impuesto,
2º) aceptación del mismo
3º) complicidad y por último
4º) amistad entre ambos.

Sol rojo cumple estos preceptos, siendo una película entretenida donde Young busca nuevas situaciones y ambientes, desde el desierto a nieves perennes, desde desnudos y mestizas a abrigos de piel, con la colaboración con los villanos ante un enemigo comun, asi como un combate final entre cañas realmente original. Mifune y Bronson cumplen, con un Delon demasiado pagado de si mismo. Acción y un guión tópico pero solvente.

El problema de los documentales sobre personajes con vida trágica es cómo mostrar su historia sin que resulte poco respetuosa, morbosa o crítica sobre el personaje objeto del filme. Y siempre puede el documentalista tomar partido por o contra el personaje, como hacía Michael Moore.

"Antonio Vega. Tu voz entre otras mil" sin embargo, es una película respetuosa, nada morbosa, no condescendiente y que mantiene distancia con el personaje. Ello permite al espectador centrarse en las entrevistas a los personajes que conocieron a Antonio Vega. Escuchas sus experiencias con él y tú, como espectador, puedes formarte una opinión si es lo que pretendes. Magníficamente montada, entre entrevistas y fotografías se añaden hermosas escenas musicales de sus temas más conocidos. También se emplean grabaciones inéditas de conciertos y entrevistas a Antonio Vega.

Es un magnifico recorrido por la vida y desventuras de un puntal de la música pop en España. Conoces su historia. Te asomas a sus vivencias, todas, las buenas y las desagradables. Aprendes de un ser humano. Vale la pena.

"Dentro del laberinto" era una serie de las que más seguía en mi adolescencia. En un escenario ciertamente cutre, tipo cueva de "Excalibur", tres jóvenes trataban de buscar un objeto mágico ("el Nidus") para ayudar a un mago quasi-inmortal frente a una hechicera maligna. La cueva era un laberinto que les permitía viajar a diversas épocas: la Inglaterra de Cromwell, El Álamo, La Revolución Francesa, donde encontraban una encarnación del mago amigo que les ayudaba y la villana.

El tratamiento de los adolescentes era distinto a otras series, ya que ellos llevaban la investigación, como si fuesen los de Scooby-doo. Los actores adultos eran buenos y reputados, a Ron Moody le vimos en "Oliver" y Pamela Salem trabajó con Ken Russell.

La serie era entretenida, en especial para la gente joven y te permitía conocer episodios de la historia. La recuerdo con agrado ¿soportará el paso del tiempo?.