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Críticas de Prometheus27
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Críticas 134
Críticas ordenadas por utilidad
8
5 de setiembre de 2022
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Desde la escuela de psiquiatría nocturna de la Universidad de California nos vemos obligados a rescindir cualquier relación profesional con el sucesor de nuestro amado Dr. Samuel Loomis, también llamado Samuel Loomis. Los motivos son evidentes: hacer sangre de una tragedia popular publicando sendos libros para acaparar la atención mediática y ganar pasta. Además, reniega de cualquier arma de fuego, y por si fuera poco, también de la gabardina oficial de psiquiatra. Tomamos esto como un insulto a la profesión y al legado de su predecesor.

No obstante, nos encontramos con, voy a decirlo, la película definitiva de Michael Myers. ¿Justificación?
Dirán los queridos amigos de Béla Tarr, que tan bien lo conocen después de tomarse infinitos cafés con él mientras discutían su último plano secuencia de tres semanas de duración, que lo de que la película use el formato 16 milímetros es una chorrada barata para que Rob Zombie se haga el guay. Pues ojo, no solo se hace el guay, sino que le sale bien. La película parece hecha con cuscús, pero vaya si le queda bien a Halloween. Si en la anterior película destacaba esa atmósfera de sangre negruzca, la náusea angustiosa de la violenta suciedad que acompaña al pánico y a la muerte, esta lo eleva a la enésima potencia. Se respira el barro sanguinoliento de la saliva que escupen los moribundos, se huele la ansiedad, se palpa la negación de sus personajes hacia si mismos y cualquier cosa que quieras inventarte para decir que la película mola.

El personaje de Laurie Strode, al que tacharán de llorica, es de premio. Lo de la película anterior le ha convertido el cerebro en una olla a presión, y encima la psiquiatra esa que le han puesto no deja de mandarle pastillas que le generan abstinencia y todo se solapa. La eclosión es colosal, y las muertes finales duelen especialmente.
También se nota cierto seguimiento al intento de Zombie por hacernos el personaje de Michael algo más cercano. No en vano, se trata de un ser contradictorio, que brutaliza a personajes que planean violar el cadáver de una muchacha, pero al que luego no le entran reparos en que casi la totalidad de sus víctimas sean mujeres.

La película se permite criticar la institución psiquiátrica y académica, a los medios de comunicación, se da el lujo de mostrar una juventud desenfrenada ante las represiones que le caen encima, y el jolgorio es una monstruosidad de la que no deberíamos estar precisamente orgullosos. Al final somos objetos de nuestra era, y se comprimen las voliciones hasta que lo que se obtiene es un montón de gente muy salida.

La mejor de la saga, y este Dr. Loomis está bien aunque claramente han querido distanciarse del anterior, ya que el cariño es irreconciliable con cualquiera que nos pongan por delante. Por lo menos han hecho algo distinto.
Mención de honor a Brad Dourif, que se marca un papelón y que en algunos momentos hace que sientas mucha lástima por él.
Prometheus27
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6
5 de setiembre de 2022
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Resulta que el Dr. Loomis no fue siempre aquel pistolero embutido en una gabardina que de vez en cuando decía que era psiquiatra. Durante un tiempo era un psicólogo infantil que llevaba gafas de sol a todas partes y que iba con la camisa abierta a sus consultas. Parecía un hijo de los años 80, fíjese usted. Además tenía el pelo largo y con greñas. Todo un médico alternativo.

Sin embargo, el Dr. Loomis erró el tiro a la hora de tratar a ese pequeñín que masacró a su familia casi por completo. Uno ve las escenas en las que está charlando con el chaval y la verdad es que no extraña que la gente no quiera ir a terapia, pues le pregunta al niño cuál es su color favorito, este dice que el negro, y al final el Dr. Loomis le da una clase sobre los colores y que resulta que el negro no es un color y todo eso.
A mi juicio, pese al sentido del ridículo que asalta la primera vez que se aprecia lo mal alineado que está todo en la vida de Michael Myers, existe un sentido. Creo que nadie tenía realmente la intención de ayudarle. La gente se ayuda a si misma en todo momento, y por eso después algunos se suicidan, algunos se sienten culpables por su huida y quieren ir a por él, mientras que otros aceptan su destino y se dicen a si mismos: "Vaya, igual no debería haber sido tan amable con este homicida".

También es cierto que han dejado nuestra profesión, la psiquiatría, a la altura del betún. Por si fuera poco, ahora contratamos celadores que se emborrachan a la primera de cambio, abusan sexualmente de las pacientes de nuevo ingreso y deciden vacilar a asesinos que parecen luchadores de la WWE.

Todo esto para al final decir que la tan laureada primera mitad de la película no es muy distinta al sentido de la lógica que hay en la segunda, incluso tal vez sea inferior.

Lo que dota de personalidad a la película es esa sangre que emerge de la boca a borbotones, la viscosidad del pánico y la total falta de elegancia en sus gestos y expresiones. La película es sucia, y lo que está limpio lo ensucia. La atmósfera es de enfermedad, y la noche moribunda es larga y caliente, las pasiones se resqueman y la alegría se devora a si misma. En ese sentido Rob Zombie aporta un interés que la original de Carpenter no me despertó.

Este Dr. Loomis es joven y claramente quiere resarcir sus errores como terapeuta. Nos parece muy bien, pero que tenga cuidado porque no ha demostrado las habilidades de su predecesor, y le aconsejamos que, si quiere mantener el empleo, vaya haciendo flexiones.
Prometheus27
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6
5 de setiembre de 2022
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Llegamos al final de una era. El Dr. Loomis se ha retirado, pero no por ello lo han hecho los tejemanejes que hay detrás de su más que problemático ex-paciente, Michael Myers. En su último trabajo, a Loomis le brilla el rostro. Desde recursos humanos no sabemos si es la cercanía a la muerte del gran Donald Pleasence, o es que se convirtió en un tierno anciano cuya mirada expresaba más que todas estas películas juntas. Francamente, nos ha sido muy complicado el pensar en despedirlo cuando nos miraba con esos ojitos. Por ello, hemos preferido aceptar su retiro y realizar un banquete en su honor.

Si bien es cierto que la presencia del Dr. Loomis en este final de ciclo es sobre todo ceremonial, cabría decir que todo ha sido culpa de él, porque resulta que se la habían jugado desde el principio.
Por otro lado, olvídense de la sobrina de Michael Myers, pues ahora ha hallado a nuevos familiares que le quedaban para acabar con ellos y raptar niños para una secta y cosas que realmente no quedan muy claras. Hay un montaje suelto por ahí que dicen que es muy interesante pero realmente es café para muy cafeteros.

Sin embargo, pese a que la película se mete en camisa de once varas con el rollo ese de las sectas y los sacrificios humanos y las runas, no abandona las rutas del slasher providencial que cuida a sus protagonistas y les da cierta personalidad para justificar su supervivencia. Además, con un par de situaciones vuelven a situar a sus personajes en las franjas morales que nos interesan, para que juzguemos si el asesino debería tener o no piedad con ellos.

Lo que no soporto son los últimos veinte minutos, que están horriblemente montados, con cortes entre escena y escena que intentan resolverse con los actores contando lo que ha pasado, faltos de explicación y demasiado vagos.

Slasher de manual donde nuestro querido Doctor hace su última aparición en la saga, cuya primera mitad corre de la mano de Carpenter como productor, y la segunda de Moustapha Akkad, que compró los derechos. Sin embargo, tendremos más del Doctor Loomis, aunque será otro Doctor, porque lo que ha hecho Donald Pleasence ha sido darle auténtica personalidad a esta saga irredimible de sus ambiciones pero extrañamente efectiva, sin realmente ninguna entrada necesariamente escatológica. Pese a sus irregularidades laborales, tenemos el honor de nombar al Doctor Loomis patrón de nuestra facultad de medicina. Desde entonces, nuestros graduados son galardonados con un diploma y una Smith and Wesson para que sepan lo que les espera en el mundo laboral.
Prometheus27
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6
5 de setiembre de 2022
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El Dr. Loomis por fin ha vuelto a trabajar de psiquiatra, algo que apenas le habíamos visto hacer. Sinceramente, después de cinco películas pensaba que las oposiciones a psiquiatra te las sacabas haciendo tiro al blanco con una pistola automática. Sin embargo, tanto disparo ha tenido que jugar en su contra, pues ahora sus pacientes son niños y lo único que hace con ellos es gritarles, ponerles la cabeza junto a la cara y zarandearles esperando respuestas propias de un adulto. Eso no está bien, doctor, en la facultad de medicina no le enseñamos semejante proceder.

El asesino ha vuelto. Michael Myers, si. Al final de la película anterior te daban pistas para que así fuera, pero también apuntaban a que la niña sería una asesina y cosas así. Al final nada de eso, ni la niña es asesina ni el Myers está muerto. Pero ahora hay una especie de 'conexión telepática' entre ambos.

El Dr. Loomis se agita como un loco, abre mucho los ojos y usa trampas para atrapar a Michael. Además, entabla diálogos con él para tranquilizarle y nunca le sale bien. La película es igual.

Halloween 5 es un caos multiplicado por cinco, donde introducen personajes para matarlos a los dos segundos, pinceladas de carisma que sirven para minuto y medio, reciclar viejas argucias contra el asesino y cosas que serían muy criticables si no fuera porque estamos ante el tipo de película que estamos.
No obstante, ese giro hacia lo sobrenatural va acompañado de cierta atmósfera genuina que se respira desde la supervivencia de Myers a orillas del río. Eso ayuda, y la película adquiere el tono de un sueño grotesco y cenagal, donde flotan historias inconexas entre la sangre derramada de sus protagonistas.

De modo que el Dr. Loomis está empezando a dar señales de agotamiento. Puede que le haga falta un retiro espiritual, pero como en recursos humanos somos especialmente ingeniosos, hemos pensado mandarle a la isla de ''Sé lo que hicisteis el último verano 2" para ver si se sabe la capital de Brasil.
Prometheus27
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7
5 de setiembre de 2022
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El Dr. Loomis ha vuelto. Debido a su gran experiencia como psiquiatra, ha sabido sobrevivir a una explosión clara y absurdamente mortal. Lo que pasa es que ahora tiene una especie de oreja en la cara y la mano quemada. De modo que tras pasar por semejante calvario no podíamos sino desearle pronta recuperación para que regrese a su puesto de trabajo de psiquiatra en algún sitio.

Pues está aquí, en Halloween 4. Por supuesto, si semejante vejestorio ha podido sobrevivir a una explosión semejante, su paciente el "asesino invencible" no puede ser menos. De modo que hay una especie de traslado y al final el malo escapa y decide volver a su ciudad natal para liarla un poco más, porque resulta que ahora vive ahí otro familiar: su sobrina.

Sin embargo, ahí está el Dr. Loomis. Al principio nadie le cree, pero después todo el mundo se pone de su lado, e incluso anima a ordas de pueblerinos iracundos para que persigan y linchen a su paciente. Con doctores así dan ganas de hacer terapia.

La cuestión es que la cuarta película de la saga funciona bastante mejor que la primera y algo mejor que la segunda. Cada escena donde aparece el asesino genera cierta tensión, convirtiéndose la película en un conjunto de micro-slashers que funcionan casi de manera independiente. Los personajes son desarrollados con tres o cuatro conflictos puntuales que nos sirven para saber quién nos cae bien y quién nos cae mal. Y por si fuera poco, el final te deja con ganas de más.

De este modo, volvemos al Dr. Loomis y su hasta ahora cuestionada profesionalidad. Puede que sea el tiempo que este señor lleva en plantilla, pero es verdad que ha aprendido a hacer su trabajo. Ahora avisa sobre lo que va a pasar desde el principio, y aunque nadie le cree, al final se hace escuchar por la gente idónea y se convierte en astuto organizador de las barricadas argumentales contra el asesino. La película, de nuevo, es una metáfora de este personaje. Película que ha sabido aprovechar sus herramientas, construidas por las películas previas, para ofrecer una historia similar pero con tintes de 'cuento de terror', más pensada en una relación de transferencia que de sublimación sexual. La niña lo hace genial y prefiero su papel al de Curtis, sinceramente.

Exigirle a nuestro querido Dr. responsabilidades por la matanza acontecida en esta cinta no sería de recibo, pues ni él ha sido el incompetente que solía ser hasta ahora, ni se ha quedado de brazos cruzados. Este Dr. ha sabido poner su bastón sobre la mesa para dejar claro que siempre lleva pistola en sus consultas, y que sus pacientes salen temblando ante su rostro.
Prometheus27
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