Una vez más James Gray demuestra ser un excelente director de actores, es lo primordial en sus películas, identificar a cada uno de ellos consiguiendo que transmitan al instante su personalidad y logrando que nos cuenten su vida con apenas unos detalles o unos esbozos de sus recuerdos.
Los personajes son quienes conducen lo que acontece, no al revés.
Y en esta ocasión Joaquin Phoenix está sobresaliente con la memorable actuación de un personaje contrariado y afectado por el despecho de su antigua novia que vuelve a recobrar la ilusión por el amor cuando conoce un buen día a una vecina suya(Gwyneth Paltrow).
El deseo que consigue transmitir hacia ella es de una ternura y de una inocencia que conmueven, en cierta manera parece que asistimos al primer enamoramiento de quien ya ha liado hace tiempo con estas lides.
Película amarga y desgarradora de sentimientos con quienes juega todo el tiempo, desentrañando todo aquello que llevan dentro los personajes sin necesidad de rebuscar otra historia que no sea la propia de cada uno de ellos.

Muy pocas veces en el cine actual se puede uno sentir totalmente integrado y entregado con lo que ocurre en pantalla como ocurre con esta película.
Una de sus mayores virtudes recae en no recurrir a la falsa y fácil solución de querer sorprender, crear incertidumbre o aterrar con recursos facilones y baratos.
En ésta se deja llevar por los acontecimientos, unos hechos que ya de por sí son angustiosos como es el caso de esta historia donde una joven pretende abortar de manera clandestina e ilegal.
Y otra de sus cualidades reside en no hacer un melodrama de este hecho, en no incidir tampoco en la cuestión ética o moral, en no hacer una apología de si está bien o mal, en no caer en la trampa de rebuscar en los cubos de basura como se suele hacer sólo para complacer a mentes calenturientas, sádicas y morbosas.
El mejor ejemplo está en que se consigue uno de los mejores momentos de suspense que yo recuerde en el cine moderno con el dilema y angustia que le supone a la protagonista tener que estar con su novio en el cumpleaños de la madre de éste mientras se cierne la incertidumbre de cómo le irá a su amiga que ha tenido que dejar sola.
Todo está tan perfectamente narrado que es como si ocurriese de verdad,...y la verdad es lo que más impresiona.

Pues yo pondría al desenlace de esta película entre los primeros de una lista de los más incoherentes, absurdos, ridículos y "estropea-películas" que pueda haber.
Aunque se trate de una muy buena producción, buenos actores, una cuidada puesta en escena y una historia que puede ser interesante, no pasa ésta de ser una muy discreta intriga a cargo de una periodista (Halle Berry), especialista en sacar los trapos sucios de distinguidas personalidades del mundo de la política o de quién pueda ser para conseguir un "bombazo" periodístico.
En éstas que se ve envuelta en un asunto personal al aparecer asesinada una amiga suya y emprende una detectivesca investigación para cazar al asesino.
El principal sospechoso es el demasiado plano en este papel (Bruce Willis), quien dirige una aclamada agencia de publicidad donde entra a trabajar ella para intentar desenmascararlo.
La química entre los dos es demasiado previsible y no cuenta nada nuevo y todo lo que ocurre para intentar encontrar al asesino es torpe y con poco interés.
Y el colofón de todo como ya he mencionado es querer dar una explicación con sorpresa a todo lo acontecido. Se sacan de la chistera una historia que parece que pertenece a otra película( es como si en un western añadiesen al final escenas que transcurren en el espacio o en un submarino ).
Y lo peor es que le quieren dar un sentido, una explicación; como si no la tuviera hasta ese momento..., y se contradice porque tenía, aunque fuera bastante sosa y lo convierten en un preocupante estudio psiquiátrico para el lumbreras que ha tenido esta idea.

Magistral y crepuscular drama familiar, honda descripción de como las ansias de poder dominan a esas personas caprichosas con cambiar el destino que les ha sido marcado. Destacando el papel interpretado por Bette Davis, personaje dominante y autoritario, acompañada por unos actores brillantemente dirigidos, en magnífica consonancia todos y cada uno de ellos, personajes fuertes y sinceros, con decisiones trascendentales y decisivas. Magnífica ambientación de una ciudad sureña de los Estados Unidos en el año 1900, quedando al margén todo ello ante tanta explosividad de emociones, sentimientos y deseos en los componentes de una familia de clase alta.

Ágil, enigmática, sensual, un juego del gato y el ratón donde gana el más listo; todo conducido con naturalidad y sin verborrea a partir de una presentación de la trama sin más tapujos que dar la información necesaria para que la maquinaria del entretenimiento al más puro estilo "Hitchcock" de paso.Sorprendente final que da un pequeño giro a toda la película.