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España España · MADRID
Críticas de Spark
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Críticas 1.843
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
17 de marzo de 2021
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Las comparaciones son odiosas... y esta cinta de Disney sufre una de las comparaciones menos favorecedoras que existen (ver "El regreso de Mary Poppins" es como ver el garabato de un Velázquez), pues basa su tirón comercial en su predecesora y memorable "Mary Poppins" del año 64. Y puesto que no conozco a un solo ser vivo (niño o adulto) que se presente a visionar este largometraje sin haber disfrutado antes de una de las grandes obras maestras de la factoría del ratón Mickey (no queda generación viva en este mundo que no haya visto en su infancia a Julie Andrews ordenar el cuarto de Jane y Michael. Pues incluso a las generaciones actuales los padres les han puesto "Mary Poppins" (1964) al menos una vez (algo con lo que los niños no quedan conformes. Las revisiones son algo que les pide el cuerpo)), las continuas evocaciones y reminiscencias que "El regreso de Mary Poppins" realiza durante la trama (hay homenaje tras homenaje al film original con variaciones muy muy leves en las escenas) quedan empañadas por una obra culmen a la que es imposible igualar y que cubre con su sombra a una cinta que resulta, al fin y al cabo, un entretenimiento ameno y desenfadado.

Así pues, más nos vale no tener muy presente a "Mary Poppins" (1964) (y eso que se hace difícil pues la temática es un calco a la de la cinta de Robert Stevenson) y ponernos a disfrutar de la película (peques y mayores) como un pasatiempo irreverente, inocuo y con puntuales momentos de iluminación y musa.

Porque es cierto que "El regreso de Mary Poppins" cuenta con algunos alicientes atinados que harán las delicias de los más pequeños y nos despertaran una sonrisa cómplice a los adultos. Estos son en primer lugar una actuación protagonista (la de una Emily Blunt que no se limita a imitar la gran labor de Andrews como la mágica, anarquista y presumida niñera. Sino que toma ese personaje como suyo y realiza su propia interpretación en la que más cómoda se siente) consolidada, carismática, sagaz y multifacética. Desde luego no creo que nadie esperara (me incluyo) el chorro de voz de Andrews ni su empaque en el rol, pero admito que tampoco esperaba a una Mary Poppins tan copartícipe (esta Poppins no oculta lo bien que se lo pasa cuando llena de magia a los Banks), divertida (ojo a las expresiones de esta Poppins cuando se siente insultada al ser preguntada por... lo dejaré para los spoilers) y aguda (Blunt aprovecha los usuales diálogos de humor a los que saca oro con sus ademanes). La Poppins de Blunt nos atrapa por momentos con su innata y sólida presencia.

Otro elemento que logra captar a la audiencia por momentos es la puesta en escena del largo. De nuevo, no estamos ante la brillantez pictórica de "Mary Poppins"... pero se acerca bastante afortunadamente. La inmersión en el mundo animado de esta ocasión cuida con esmero los tiernos diseños y movimientos de los personajes (cameo de los pingüinos incluído), la saturación del color (ya sea en el mundo "real" o en los mundos imaginarios) se pondera con un gusto refinado casi cautivador, el diseño de escenarios en casi toda situación es de una elegancia placentera, las coreografías resultan portentosas (aunque no originales y por tanto imperecederas. Es que no puedo evitar que me venga a la mente el baile "supercalifrísticoexpialidoso" o el de los deshollinadores) e hipnóticas durante su visionado, y la realización de Rob Marshall es tan ducha como se podría esperar del director de "Chicago" (2002) (otro musical y su obra culmen y del todo superior a la que nos ocupa) con un uso de planos capaz y oportuno (predominan los planos amplios para que observemos el despliegue de sus números musicales).

Así que "El regreso de Mary Poppins" acaba con un saldo más que positivo gracias a algunos aciertos... pero se queda a medio camino de su objetivo y deja como resultado un buen film de género (como musical o cinta para niños es grato) somero. Y es que por desgracia "El regreso de Mary Poppins" no cuenta con una sola canción, no ya memorable (pues "Can You Imagine That?" y "A Cover is Not the Book" resultan algo pegadizas), sino trascendental y admirable (desde la irónica y rítmica "Fidelity Fiduciary Bank" hasta la serena y melódica a la par que ensoñadora y espiritual "Feed the Birds" pasando por la espectacular "Step in Time", todas se echan en falta como agua de Mayo). Por ello el film no sube enteros, tampoco logra elevarse más por culpa de un desarrollo argumental algo difuso, rutinario (el film en su último tercio acaba divagando y alongándose sin necesidad alguna (cosa que no hacía su predecesora) y con unas situaciones de humor escasamente ingeniosas y astutas (de nuevo se echa de menos las salidas sarcásticas y de mala uva del plantel de personajes anterior (los nuevos secundarios no le llegan ni a la suela de los zapatos en cuestión de carisma y sagacidad a la señora Banks, Ellen (de la que Julie Walters saca en poco jugo que le dan en el libreto, más en spoilers), Jane, Bert, Michael y el Señor Dawes). Y no es por las interpretaciones que cumplen con oficio (Firth, Streep, Davies, Saleh, Dawson, Whishaw, Mortimer y Miranda que está aceptable pero cuya comparación respecto a Dick Van Dyke parece un insulto hacia el segundo) sino por un guión que no termina de sacar todo el jugo a esta temática tan aprovechable.

Así pues estamos ante un metraje algo irregular (con secuencias planas y grises y otras más curiosas y complacientes), un metraje que en su conjunto acaba como un recreo superfluo. Recomendable solo para que pasen un grato momento los niños (el público con el que más acertará), para los seguidores del género musical ("El regreso de Mary Poppins" no está a la altura de musicales como "Sonrisas y lágrimas" (1965) o "Chicago", pero está a la altura de "Mamma mia" (2008), "Moulin Rouge" o "Sparkle" (2012)) y para los fans de Emily Blunt (en una de sus mejores actuaciones, y eso es mucho decir). El resto no se pierde nada.

Lo mejor: La interpretación de Emily Blunt...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Spark
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4
16 de marzo de 2021
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de que la fiebre del cine superheroíco llegara a su culmen, y tras las primeras incursiones de DC Cómics en el éxito comercial con sus particulares versiones de Superman (con el afable Christopher Reeve y el colorido Richard Donner) y Batman (con el particular, tenebroso, estrambótico Tim Burton), MARVEL Cómics optó por adaptar a la gran pantalla a su superhéroe más anómalo y distinto: el híbrido vampírico Blade (Wesley Snipes), un ser mitad humano mitad vampiro que se dedica a cazar a los malvados chupasangres que aterrorizan a los humanos, mientras él trata de controlar su mitad vampira y vengar todo el daño que estos seres les han hecho a él y a sus amigos y familia.

Quizás porque Blade es uno de los personajes más diferentes a lo formulaico en el género de superhéroes, MARVEL decidió que (en la era de los 90 y sin haber probado aun el auge y la proliferación del cine superheróico de sus viñetas en la gran pantalla) era lo más seguro a la hora de trasladarlo a la gran pantalla. Pues la temática de Blade entremezcla géneros de acción, terror, ciencia-ficción, fantasía y superhéroes. Y este film lo marida con cierto gusto en su puesta en escena.

En esta historia que nos presenta hay momentos de sobresaltos eficaces, de acción estilizada, de idiosincrasia vampírica atractiva y de aventuras detectivescas de su protagonista. La cinta destaca en su disfrute principalmente en su primer tercio y su presentación de personajes, aportando unas escenas originales y sorprendentes en el devenir de la trama de este protagonista, que trata de aniquilar sin miramientos y con mucha innovación e impacto a todo vampiro malvado. Esos momentos y situaciones son evolutivos a la par que inspirados y armoniosos. El problema es como el libreto acaba desbarrando por completo, según progresa la trama argumental se va haciendo completamente reiterativa, incoherente y descarrilada. Acaba siendo una cinta en la que en ocasiones una mordedura a un humano es importantísima por su peligro y pasados unos minutos no importa lo más mínimo y la trama se olvida de esas reglas autoimpuestas, o un film donde resulta que el villano es imbatible o completamente débil según le convenga en ese momento a la trama, o un largo de esos en los que te presentan antídotos que funcionan o no según le de por capricho al guionista. Todo esto hace al espectador alejarse del relato demasiado y llega un momento en el que le da igual todo porque cualquier cosa puede pasar. Eso junto a unas escenas de acción redundantes sin necesidad ni fundamento (la cinta está al borde de convertirse en un largo de serie B de Jean-Claude Van Damme o Steven Seagal) hacen que el largometraje apenas se sostenga ni tan siquiera como pasatiempo somero. Desde luego todo público adulto aficionado a cualquiera de los géneros por los que navega acabara incluso fastidado y hartado por tanta saturación de acción sin ton ni son y por una evolución narrativa desorientada e incongruente. No digo que a un publico adolescente que se pirre por el cine marvelita no pueda chiflarle este Blade tan característico dada la estética que nos presentan en su puesta en escena ("Matrix" (1999) y sus secuelas tiene mucho que agradecerle a este "Blade", aunque luego la cinta de finales del 99 de las hermanas Wachovsky nos diera un guión mucho más sobresaliente que lo que da este "Blade"), pero la cinta no da para más y su abandono e indolencia evolutiva la limitan a ser un pasatiempo bastante pueril y del todo superfluo.

Una pena pues su puesta en escena es de relumbrón. Wesley Snipes aporta una robusta y magistral identidad y presencia a su impasible Blade (con este listón tan alto, Mahershala Ali va a tener muy muy difícil (aunque no imposible) superar a un Snipes que ES Blade), además de lucirse con creces en unas (aunque sean repetitivas) complejas escenas de acción. El resto del elenco resulta natural en sus limitados roles. La dirección de Stephen Norrington resulta elegante, con una fotografía que cuida al detalle las luces nocturnas, un vestuario remarcable (esa estética de tonos negros entre tiroteos y llaves de karate que luego explotó al máximo en la saga de "Matrix"), una dirección artística tan profusa y armónica que llega a atrapar por momentos, una edición oportuna y una realización prolífica y primorosa en cada plano.

Es una lástima que el contenido no acompañe al contenedor (si fuera así estaríamos hablando de "El Caballero oscuro" (2008) de MARVEL). Ya que con esta inmadurez, divergencia y desorden en el libreto la cinta solo viaja desde el agradecido entretenimiento hasta el tedio justificado. Solo recomendable al público adolescente, y a los muy muy fanáticos de todo lo que lleve la etiqueta de MARVEL en su producto. Porque para el público en general y para el seguidor de los géneros que toca en particular hay mejores productos (si se trata de cintas vampíricas tenemos "Entrevista con el vampiro" (1994) o "Nosferatu" (1922), si se trata de acción tenemos varias de la saga de "La jungla de cristal" (aunque su culmen sea el film de 1988), si se trata de del subgénero superheróico tenemos toda la trilogía nolaniana de Batman, la "Wonder Woman" (2017) de Patty Jenkins, los "Guardianes de la galaxia" (2014) de James Gunn, la saga de los X-Men, etc.).

Lo mejor: Su primer tercio.
Lo peor: Sus restantes dos tercios.
Spark
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7
13 de marzo de 2021
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Drama intrigante cargado de contenido, que expone y desarrolla de forma apropiada y proporcionada los hechos acaecidos en la isla norteamericana de Chappaquidick que supusieron un punto y aparte en la vida política de Edward Moore "Ted" Kenedy (Jason Clarke): su accidente automovilístico que se saldó con una víctima (y no daré más detalles para no spoilear la cinta a todo aquel que, como yo, no fuera conocedor de estos hechos sesenteros) y la posterior reacción personal y publicitaria que tuvo tanto el menor de los Kennedy como su equipo de asesores.

Voy a exponerlo con franqueza; la cinta no opta por ampliar sus miras y ahondar con arrojo y multifacetas por la vida de este singular político (cuya infancia y adolescencia se denotan cruciales para comprender al menos mínimamente su peculiar forma de ser), ni tampoco ofrece aristas personales más allá de este acontecimiento puntual y su manejo por parte del clan Kennedy y sus acólitos y seguidores a ciegas. Así pues esto no es "Elizabeth" (1998) y su viaje vital ni "Lincoln" (2012) y su abanico de personajes y matices. Sin embargo, y a pesar de autolimitarse en su temática de conjuras muy concretas y apartando de sí la propuesta de ser algo más (una obra maestra del cine político) que un largometraje de género interesante, los que nos aporta "El escándalo de Ted Kennedy" es tan indignante como impactante en su justa medida.

La cinta no hace alardes narrativos en su puesta en escena (cosa que también pudo elevar bastante el metraje si se hubiera querido. Pero aquí no tenemos la fotografía o la música de "Invictus" (2009) o "Lincoln") y lo expone todo con mundaneidad pero precisión. Y es que el corazón del film se haya en su guión y sus interpretaciones. Un guión que no tarda demasiado en arrancar, ofreciendo una presentación de personajes usual pero creíble y cabal, y que, una vez inmerso en su nudo nos lleva por una espiral de engaños, torpezas, egocentrismos y amoralidades tan deleznables como aterradoramente verosímiles... y por un personaje tan claroscuro y marcado por el pasado que te crees de inmediato su tremenda falta de empatía (este Ted Kennedy me recordó en su construcción, evolución y actuación al Emperador Cómodo interpretado por Joaquin Phoenix en "Gladiator" (2002). Así que eso es decir mucho y muy bueno).

Así pues la cinta no solo es entretenida siempre, sino que va asombrando y enrabietanto de forma gustosa por momentos. El film también deja un poso meditabundo con la mera exposición de la trama de su protagonista, y sin lanzarnos a la cara esta reflexión de forma sectaria o torticera: que es muy peligroso que la sociedad mitifique a una persona (sea de derechas, de izquierdas o mediopensionista), pues se le acaba permitiendo y justificando que cometa todo tipo de tropelías y crímenes haciendo daño a los demás de forma en ocasiones irreversible. ¿Qué la cinta critica a la sociedad en la que vivimos cargada de endiosamientos absurdos?, en realidad no, solo expone unos hechos ocurridos cuyas consecuencias reales son producto de ello. Unos hechos por los que bucea con perspicacia y ponderación entre curioso tejemaneje legal, curioso tejemaneje político y curioso tejemaneje mediático.

En definitiva estamos ante una cinta de intrigas políticas calamitosas distraída siempre, atrapante a ratos... y con cierto calado ineludible. Con un personaje principal mimado en su libreto (y eso que no es un ser que nos resulte cómplice precisamente) e interpretado de forma estimable (a Clarke se le da de maravilla encarnar a este tipo de personajes, para muestra de ello su rol en "El diablo a todas horas" (2020)), unos secundarios que sacan oro de sus más esbozados pero sutiles personajes (Ed Helms, que está mucho más contenido que en su vertiente cómica, encaja como un guante como el personaje espectador, y Bruce Dern está sublime como al apoplégico Joshep Kennedy), y una evolución argumental presta y potente. El aspecto visual pudo dar mucho más de sí y aupar la cinta a niveles sobresalientes, pero no es el caso (la banda sonora es olvidable y prescindible, la fotografía correcta pero ordinaria, la realización llena de planos/contraplanos más teatrales que cinematográficos, y el diseño de escenarios tan apto como perezoso).

Es recomendable a todo tipo de público adulto (que esté abierto a todo tipo de géneros, incluyendo el drama de tenebrosos complots políticos) para ver al menos una vez en la vida. No llega a las cotas de "Invictus", "María, Reina de Escocia" (2018), "Lincoln" o "La favorita" (2018), pero está al nivel de "Primary Colors" (1998), "Selma" (2014) o "El hundimiento" (2004), "Candidata al poder" (2000) o "The Queen" (2006).

Lo peor: Una realización y fotografía poco imaginativa y extraordinaria.
Lo mejor: La sutil pero robusta interpretación de Jason Clarke en un personaje nada fácil. El guión...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Spark
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5
12 de marzo de 2021
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras la gran amistad forjada en "Criadas y señoras" (2011) entre el solvente director Tate Taylor y la magnífica intérprete Octavia Spencer, ambos deciden volver a formar binomio para adentrarse en el género ligero del terror adolescente (más conocido como "slasher", subgénero que siempre trata de un psicópata que irá tras un grupo de adolescentes mientras no están bajo la supervisión de los adultos).

Y lo que nos ofrece "El sótano de Ma" no difiere demasiado de lo aportado por cintas como la saga de "Sé lo que hicisteis el último verano" (cuyos personajes adolescentes protagonistas están calcados sin rubor, por cierto. La pareja protagonista más tímida, madura y cercana para con el espectador, y la pareja de extrovertidos populares algo muy superficiales y jocosos que los acompañan), "The Faculty" (1998), "Leyenda urbana", "Comportamiento perturbado" (1998), las sagas de "Scream", "Destino final" y demás ralea que nunca se ha caracterizado ni por su argucia y erudición argumental ni por una elaborada puesta en escena (desde luego quien se disponga a ver un slasher ya sabe que no va a ver ni "El padrino" (1972) ni "Braveheart" (1995) ni la saga de "El Señor de los anillos"), pero que (consciente de ser un producto de entretenimiento juvenil) suele saber como dar lo que promete con eficacia. Y esto es una ligera evasión para el público adolescente... y un metraje llevadero y soportable para el resto de audiencia cinéfila.

Y esto es lo que da "El sótano de Ma" ni más ni menos. ¿Que pudo dar muchísimo más a nivel de estudio, virajes y desarrollo argumental?, pues queda bastante claro durante y tras el visionado... como lo es durante y tras el visionado de las cintas anteriormente mencionadas. A "El sótano de Ma" le falta mayor ilustración, hondanadas y astucia en el progreso de la trama, opta por redundar demasiadas veces en lo tópico (ojo a la de veces que vemos a la protagonista desconfiar de la villana sin que los demás la hagan demasiado caso) y se carga de casualidades convenientes y de deus-ex-machinas (para ejemplo el uso del elemento del fuego). Afortunadamente este guión tan limitado, usual y revisto va dejando posos de edificación en el personaje que encarna Spencer y, como viene siendo habitual, la actriz de Alabama profundiza con lo poco y arquetípico que le ofrece el guión, y dota a su personaje de una comprensión humana en sus traumas y miseria a la vez que nos transmite una inquietante turbación en su locura. Tampoco puede hacer milagros pero, que haga a su personaje un ser lo suficientemente cercano y lo mínimamente interesante, ya es bastante teniendo en cuenta por los lugares comunes y los seres monocordes y planos por los que nos lleva la cinta. El resto del reparto por su parte está adecuado (está claro que el reparto más joven aun tiene mucho que trabajar a nivel actoral (el carisma de todos ellos es nulo), pero al menos no resultan cargantes. Y el elenco adulto es de relumbrón (Allison Janney, Luke Evans, Missy Pyle, Juliette Lewis) y aportan la solidez precisa, pero apenas tienen minutos en pantalla como para elaborar algo reseñable), y la ambientación es práctica y capacitada en todo momento.

La realización de Tate Taylor es presta y activa (algo bastante necesario para mantener al espectador con una ligera atracción, pues insisto en que el guión es ciertamente gris y hasta anodino por momentos), ofrece un hábil torrente de planos (priman los planos/contraplanos y los planos subjetivos y semisubjetivos, pero también se produce un buen uso de los paneos, los cenitales y los planos medios y cerrados tan necesarios en los momentos de sobresalto sonoro) y una edición completamente orgánica. La fotografía resulta bastante habitual pero en ningún caso equivocada, pero el diseño artístico del citado sótano sí es logrado y coqueto (ojo a la colocación rebosante de objetos y al uso cálido de la luz) y la elección musical a ratos es evocadora de la época vital por la que se mueven sus púberes personajes (aunque no siempre se atina con ella, atención a los temas musicales del comienzo que parecen sacados de la banda sonora de "MI casa es la tuya").

Estamos en definitiva ante una cinta muy al uso de terror suave (está más cerca del suspense psicológico de cintas como "Ni una palabra" (2001) o "Gothika" (2003), que del terror más aterradora y gore de largos como "Saw" (2004) o "Hostel" (2005)), con una construcción de personajes manida y superficial, y un argumento desarrollado con mundaneidad. Los golpes de efecto en un primer visionado pueden lograr su propósito (el uso del gore está muy medido, y los pocos efectos visuales y de maquillaje son competentes), pero tras ese efecto sorpresa la primera vez... la cinta se evidencia en una revisión como un producto insignificante, elemental y frívolo (por lo que a un público adulto le puede distanciar demasiado por momentos). Solo recomendable al público al que va dirigido (al adolescente que busque "sustos divertidos" de tanto en cuanto y que los olvide con bastante rapidez) y los seguidores de los trabajos de Spencer frente a la pantalla. Pues si no llega a ser por su labor interpretativa (se ve que se está divirtiendo en un rol tan malvado a la par que ligero, con la honesta sutileza que aporta a sus matices) estaríamos hablando de un mal film. Al nivel de "Se lo que hicisteis el último verano" (aunque aquella tenía mejores dosis de autoparodia, por lo que es más recomendable si uno se quiere acercar al slasher), mejor que engendros como "Alien Vs. Predator" (2004) o "La guarida" (1009), pero a años luz del mejor cine de terror ("Tesis" (1996), "Alien, el octavo pasajero" (1979), "El exorcista" (1973), "Abre los ojos (1997) o "El resplandor" (1980)).

Lo mejor: La actuación d Spancer.
Lo peor: El guión.
Spark
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6
11 de marzo de 2021
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Secuela del éxito de taquilla de Steven Soderbergh que nos narraba las aventuras y desventuras de un stripper recién llegado a un club nocturno (Alex Pettyfer) y de su mentor, el Magic Mike del título de la bilogía (Channing Tatum). Admito que la primera parte de esta breve saga no llegó a convencerme por diversos motivos (entre ellos lo superficial, monótono y tópico de su guión, y la "actuación" (si se le puede llamar así) de su co-protagonista Alex Pettyfer), y ni siquiera las sensuales coreografías era capaces de compensar aquellas carencias.

Sin embargo esta continuación corrige aquellas carencias que tan obvias y cantosas, el guión decide comprometerse y aventurarse bastante más (aunque no del todo, en cuestión de dramas esto no es "Un tranvía llamado deseo" (1951), y en cuestión de comedias musicales esto no es "Con faldas y a loco" (1959) o "Chicago" (2002)) y escarba un poco dentro de su resobada propuesta (en esta ocasión el film, en lugar de narrarnos el ascenso y/o descenso profesional y personal del stripper, opta por una road movie de compadreo con el destino final de un concurso de bailes de striptease... y esas road movies ya las hemos visto en el cine y ya sabemos como suelen terminar (pero si hablamos de Road Movies cuyo destino final es un concurso "Pequeña Miss Sunshine" (2006) es mucho más recomendable y superior... aunque este "Magic Mike XXL" no le va a la zaga)). Marida géneros con gusto, mezclando la buddy movie de compadreo de este grupo (cuyas interacciones personales se tratan con mayor cercanía, desenvoltura, ingenio y compadreo natural que en su predecesora (en la cual parecía que la relación de compañerismo de este grupo era completamente inexistente)), las aventuras desenfadadas por el asfalto cargadas de comedia disparatada co-partícipe ("Magic Mike XXL" me ha recordado en varios puntos a "A propósito de Schmidt" (2002) y digo esto como un cumplido al largometraje) y los bailes espectaculares inspirados. Esta vez Reid Carolin se luce mucho más como guionista aportando unos diálogos despiertos, afines y ocurrentes (no me explayaré para nos dar spoilers, así que solo diré que las charlas que tienen sobre lo que esperan hacer en la vida una vez se terminen su etapas de bailarines no tienen desperdicio, ni tampoco la crisis "sexual" que vive uno de sus personajes o el rollete mísitco en el que se ha metido otro de la banda) y unas situaciones originales y divertidas (me quedo con el momento "condomelo" o el baile en la gasolinera). Desde luego la sonrisa en "Magic Mike XXL" es casi continuada y la risa inevitable en algunas situaciones. La trama además evoluciona con un ritmo desenvuelto, donde los números musicales se dan en su justa medida.

Los actores saben aprovechar este tono más descarado y jocoso que tiene la cinta (en lugar de optar por el drama que no le casaría bien al relato) y encajan como guantes (o como zapatitos de cristal, los que ya hayan visto la cinta preferirán esta analogía) en unos roles en los que ya se sienten más cómodos y a los que todos ellos aportan cierta dosis de carisma (incluyendo al propio Tatum). Afortunadamente Alex Pettyfer ya no hace acto de presencia, pues era (con su semblante monocorde y anodino) uno de los lastres de la cinta anterior. Matthew McConaughey no molestaría lo más mínimo en esta secuela, pero no se le echa en falta gracias a los nuevos fichajes de relumbrón (Jada Pinkett que está magnética a la par que natural, Andie MacDowell (infravaloradisima actriz) protagoniza una secuencia muy festiva a la par que genuína... además de compartir una gran química con cierto personaje) y Vicky Vox como "Tori Conejo" se convierte en la reina de la función en sus escenas.

La puesta en escena por su parte es reseñable. La realización es capaz sin pasar a la historia del cine (hay mucho plano contraplano y plano recurso fuera de los bailes, y planos abiertos en ellos (que nos dejan ver sin excesivas y mareantes ediciones a los intérpretes en su salsa luciéndose con unas coreografías que les sientan como anillo al dedo a todos ellos (tampoco hay alardes excesivos de danza, pero lo que nos dan es suficiente para atrapar con gusto de forma momentánea). Y es que esta vez los bailes son todos individuales por parte de Tatum, Joe Manganiello, Matt Bomer, Alex Rodriguez (al que muchos recordarán por su papel en la serie "C.S.I. Miami" (2002-2012)) y Kevin Nash, algo que se agradece pues ya demostraron en "Magic Mike" (2012) que lo de bailar juntos era un desastre de coordinación)). La fotografía es refinada cuidando con mimo los detalles del atrezzo y vestuario en su composición cromática (es especial en los momentos en esa autocaravana que recorre Florida) y trabajando las combinación de luces en los locales de baile y despelote.

Así pues estamos ante una cinta muy activa en todo momento, y perspicaz y jocosa a ratos. Cumple con todo lo que se espera de ella. Evidentemente no ahonda con arrojo y ondulación por su temática (tiene algunos detalles en la excusa del viaje muy cogidos con alfileres), pero tampoco ofrece algo completamente vacío, gris, revisto en su desarrollo argumental (algo de lo que sí sufrió su primera parte). Es recomendable a todo tipo de público adulto que se disponga a verla sin prejuicios y dispuesto a pasar un rato de recreo trivial, e incluso indispensable para los amantes del cine musical (admito que es mi caso), la road movie (su género vertebral) o los/as seguidores/as de sus intérpretes o la temática del ocio nocturno puramente físico. En mi videoteca desde luego ya tiene un hueco ganado.

Lo mejor: Me quedo con la escena de la gasolinera, y la secuencia de bailes en el local LGTBI y...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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