Don't look up está dirigida por Adam McKay, uno de mis directores favoritos, y está estrenada ya en Netflix, siendo un fenómeno en la plataforma, pues el elenco de intérpretes es de quitar el sentido. Tenemos a dos investigadores, la doctoranda Kate Dibiasky y el doctor Randall (Jennifer Lawrence y Leonardo DiCaprio). El caso es que ella descubre un cometa, que llevará su nombre, que es del tamaño del Everest y cuyos cálculos sobre la trayectoria indican al 100% que impactará en la Tierra y la hará polvo. Es decir, que la humanidad se ha de preparar para lo peor. Con la ayuda del doctor Oglethorpe (Rob Morgan), acudirán a la Casa Blanca para informar a la presidenta y a su hijo, jefe de gabinete, (Meryl Streep y Jonah Hill). Como imaginaréis, la noticia no causa el impacto deseado, no a tan pocos días para elecciones.

El caso es que también acudirán a la televisión, al programa más visto "The daily rip" (Tyler Perry y Cate Blanchett), donde tratan las noticias con cierto sentido del humor, quitándole hierro al asunto. El caso es que tanto Kate como Randall se verán asediados por los medios de comunicación, memes, etc., y un movimiento "no mires arriba", negando la evidencia y siendo silenciados por la Casa Blanca. Es decir, la viva imagen y el retrato perfecto de una sociedad que vive por y para lo que les dicen. Un rebaño de borregos directos al redil de la extinción. Salvo honrosas excepciones (Timothée Chalamet), la película nos muestra también una imagen ponzoñosa de las grandes empresas, personalizadas en un Mark Rylance que da realmente grima y nos suena a ciertos personajes de la actualidad.

En definitiva, NO MIRES ARRIBA es una gran película, con actores de mucho cartel y con un retrato social que nos golpea con gran claridad. Es indignante, derrocha grandes dosis de humor y no puede dejar indiferente a nadie que no tenga un mínimo de conciencia. Es posible que opte a algún premio importante. De lo mejor del año y ya disponible en Netflix. No os la perdáis.

The green knight etá dirigida por David Lowery y carga sobre Dev Patel, nuestro Sir Gawain, el protagonismo del filme. Con un rey Arturo y Ginebra (Sean Harris y Kate Dickie) sombríos y enfermizos, en celebración hasta que el caballero verde irrumpe en la sala y reta a todos los caballeros a herirle con la espada, de tal forma que en un año, ese caballero recibirá el mismo dolor que le ha infligido. El valiente no es otro que Sir Gawain, quien le corta la cabeza y, atónito, ve cómo este se levanta y se marcha, citándolo en un año en un lugar concreto para recibir el mismo golpe. Un año después, emprenderá el camino hacia su destino. Con ese peculiar comienzo, quizás algo falto de ritmo y parco en palabras, comienza una película con una gran fotografía pero carente de ritmo.

Lejos queda la elegancia y caballerosidad de un Sir cuando vemos a nuestro protagonista peleándose en tabernas, vomitando y bebiendo sin parar, con una madre (Sarita Choudbury) que es una bruja y con una amante plebeya (Alicia Vikander) que pretende ser su mujer. A lo largo del metraje vemos cómo Sir Gawain denosta el título en función de sus intereses y por el bien de su vida, algo que nos deja entender que lo importante es lo que cada uno pensemos sobre nosotros mismos y hasta qué punto somos capaces de soportar y luchar por nuestras convicciones. El final de la película, en sí, ha sido muy comentado por la cantidad de preguntas que ofrece, aunque en general es un filme de ritmo tedioso y de guion con rumbo fijo.

En definitiva, EL CABALLERO VERDE es una película distinta a lo que tenemos acostumbrado a ver en este tipo de géneros. La fotografía es preciosa, pero aparte de eso, su letárgico ritmo no acaba dejando un poso satisfactorio en el espectador, tampoco los crípticos y metafóricos sucesos que le ocurren a nuestro Sir Gawain en el camino hacia su destino frente al caballero verde. En cualquier caso, está disponible en Amazon Prime Video. Echadle un vistazo.

In the Heights está dirigida por Jon M. Chu, pero está basada en el musical de Broadway que ha sido todo un éxito gracias a la música de Lin-Manuel Miranda, que también aparece en la película. En esta se explica la vida de Usnavi (Anthony Ramos), que regenta una bodega y cuyo sueño está en volver a República Dominicana y montar un bar a pie de playa. El chico, a su vez, bebe los vientos por una joven peluquera (Melissa Barrera). En esas está cuando vuelve Nina (Leslie Grace), una vieja amiga que vuelve de la Universidad de Stanford con una noticia para su padre que conmocionará al barrio y el único que logrará entenderla será el amor que dejó en el barrio (Corey Hawkins). Con esta base, la película comienza con mucho ritmo y en ningún momento podemos decir que decae, sino que sus canciones, sonido y color nos transportan a esas calles.

EN UN BARRIO DE NUEVA YORK se sustenta por la calidad de su música y coreografía, que escuchada en más ocasiones deja un muy buen sabor de boca, todo gracias a Lin-Manuel Miranda. A la simpatía de sus cuatro protagonistas se le añaden una lista de secundarios que aportan frescura y comedia al filme. No hay que pasar por alto, no obstante, el potente mensaje social que nos deja, pues se trata de cumplir sueños, de luchar por desetiquetarse, por encontrar un nuevo hogar (por mucho que ya se tenga uno) y hacerse un hueco en una sociedad como la estadounidense, que por norma general es racista. De eso da buena muestra la película, pues el poso que deja es de un gueto de Nueva York que parece vivir por su cuenta ajeno al ritmo de vida del resto de la ciudad.

En definitiva, EN UN BARRIO DE NUEVA YORK es una apuesta fresca y segura para verano. No es una película corta precisamente, pero la calidad de sus canciones y el buen hacer de sus intérpretes, además de su mensaje social, la convierte en una de las mejores opciones. Coreografías muy trabajadas, mucho color y frescura y tiro con bala a la sociedad estadounidense. Porque todos tenemos raíces y también derecho a vivir a nuestra manera, a alcanzar nuestros propios sueños. Y no os olvidéis del amor, componente fundamental en la película. No os la perdáis.

The Lord Of The Rings: The Fellowship Of The Ring está dirigida por el gran Peter Jackson, consiguiendo 13 nominaciones a los Oscars y ganando 4 (fotografía, BSO, maquillaje y efectos visuales). Fue un auténtico bombazo que contaba con actores desconocidos y otros no tanto. Su protagonista, Frodo (Elijah Wood) es un hobbit que ha de llevar el anillo al Monte del Destino en Mordor, único lugar de la Tierra Media en el que puede fundirse. Si la misión fracasa, la oscuridad de Sauron caerá sobre el mundo. Dicho y hecho, Frodo parte de La Comarca hasta que llega a Rivendel y se forma la Comunidad del Anillo. Esta será formada por Aragorn (Viggo Mortensen), Gandalf (IanMcKellen), Boromir (Sean Bean), Legolas (Orlando Bloom), Gimli (John Rhys-Davies), Merry y Pippin (Dominc Monaghan y Billy Boyd) y, cómo no, su inseparable Sam Sagaz (Sean Astin).

El camino no será precisamente plácido, pues las fuerzas oscuras serán lideradas por Sauron y su brazo derecho, el poderoso mago Saruman (Christopher Lee), quien utilizará orcos, trasgos y todo lo que esté a su alcance para hacerse con el anillo único y dominar la Tierra Media. Viajaremos junto a la compañía desde Rivendel hasta las Minas de Moria, donde tendrá lugar la batalla de Gandalf contra el Balrog, ya mítica para fans. Ni que decir tiene el valor sentimental de una película que marcó un antes y un después en el cine de aventuras y aún a día de hoy sigue siendo un referente. Criticada por algunos por tomarse ciertas licencias con respecto a la trilogía de novelas escrita por J. R. R. Tolkien, lo cierto es que es una adaptación muy fiel e impresionante.

En definitiva, EL SEÑOR DE LOS ANILLOS: LA COMUNIDAD DEL ANILLO es una gozada que hay que volver a disfrutar en pantalla grande. Tiene todo lo que una aventura de fantasía necesita. Carisma en sus personajes, valores, humanidad y una gran lista de adjetivos que lo único que hacen es empujarnos a verla una y otra vez sin cansarnos. Es épica, es mitica e imperdible; si no la habéis visto ya, es que no sois grandes cinéfilos. Os guste o no, hay que verla.

Nobody está dirigida por Ilya Naishuller, a quien hay que agradecerle lo fácil que lo ha hecho todo y, a la vez, la dificultad que esto entraña. Con un Bob Odenkirk (Breaking Bad & Better Call Saul) en estado de gracia y con un carisma sin fin, se marca una película que no pasará desapercibida y que ha de convertirse en un auténtico taquillazo del cine de acción. Es desde ya un referente por su visceralidad, la acción y lo directo que va, sin rodeos de ningún tipo. Y es que un hombre aparentemente tranquilo, casi un patán sin voz ni voto en su familia, tiene un oscuro pasado como militar. Parece que sus intentos de paz interior han dado sus frutos hasta que algo se cruza en su camino. Ese algo es la mafia rusa y el resto es historia.

La película no tarda en arrancar presentándonos a un Hutch Mansell (Bob Odenkirk) casado y con hijos, trabajo y rutina perpetua. Esto parece que no acaba de gustarle al buen hombre, quien aspira a algo más, como convertirse en propietario del negocio familiar. Sin embargo, parece que el pasado siempre vuelve y la acción no tarda en convertir un autobús es una piscina de sangre y huesos rotos por doquier. Una gran escena que no es más que la introducción hacia lo que está por venir. Las coreografías son rápidas y vistosas, llegando al punto en que incluso son demasiado duras para el espectador por la contundencia y el realismo con el que se recrean las heridas y los golpes.

En definitiva, NADIE es la película perfecta para los fans del género. Obviamente no apta para menores de edad por la cantidad de sangre incrustada en las paredes que nos regala. No se anda con contemplaciones en ningún momento y ofrece al espectador lo que quiere de una película de acción. Bob Odenkirk es tan carismático que no podemos dejar de pedir la secuela, y que sigan sin complicarse la vida, pues han creado una de las referentes del cine de acción actual. Además, cuenta con Christopher Lloyd. No os la podéis perder.