Uno se pregunta, lo primero, a cuánta gente entrevistó el equipo de Pico 3 en el Retiro, y despúes, durante cuánto tiempo revisaron y montaron las imágenes. Lo digo porque son esos jóvenes adolescentes lo único que sustenta una película errática, que finge una trascendencia que se esnafra impertinentemente contra la básica y honesta definición de amor que dan esos involuntarios protagonistas.

Un latino subidito cuya novia se avergüenza de él, relaciones abiertas, adolescentes narrando sus pretensiones en el amor, las no tan definidas orientaciones sexuales de un grupo de quiceañeras... Cada vez que el documental bucea a ras de hierba, logra emocionar y transmitir autenticidad. Pero no nos engañemos, eso solo ocupa unos 15 minutos de metraje. Y ese es el problema. Imágenes pretenciosas de sombras en el Retiro o palomas agresivas picoteando un cacho de pan entorpecen lo que debía ser un canto a la ingenuidad sexual de la juventud y su posterior desaparición. Y no contentos con ello, una protagonista falsa, cuyos devaneos filosóficos impostados no interesan a nadie, se pasea por todo el metraje haciendo especialmente insufribles los últimos 10 minutos

En fin, una pena.

Me parece increíble que, a día de hoy, esta película tenga 28 crítias y todas positivas, que se fijan más en lo que intenta transmitir la película que en lo que es realmente.

"La hija de un ladrón" va de las miserias de una mujer hecha a sí misma. Proviene de una familia disfuncional que nunca le ha dado cariño ni dinero ni bienestar ni nada, salvo problemas. Eso ha forjado una personalidad áspera y afligida, y la ha llevado a cometer errores durante su adolescencia que ahora lastran su progreso como persona. La mayoría de las críticas empiezan en este punto a nombrar a los Dardenne, a Ken Loach o a Farhadi. YA NOS GUSTARÍA.

A veces el hecho de escuchar una historia noble nos nubla y vemos brillo en obras imperfectas, erráticas o simplemente intrascendentes. El padre, figura clave el la película, sale demasiado poco para todo lo que entraña. Las respuestas brillan por su ausencia, los planos se alargan hasta la extenuación sin venir a cuento de nada, y la actriz protagonista (y su silente hastío) no es lo suficientemente cautivadora para que te emociones un poco por lo que pasa, no por lo que te quieren contar.

Si a esto le unimos los típicos problemas del cine español (sonido pésimo que hace que no se entiendan bien algunos diálogos importantes o fotografía en interiores mediocre) pues nos queda una película cuyo único pretexto es abanderar un cine social europeo que está muy por encima de su acabado y pretensiones.

Cinta de misterio bastante mal dirigida y alargada hasta la extenuación, que tiene desgraciadamente más defectos que virtudes, y que sospecho que sólo los amantes del género encontrarán disfrutable. La cosa empieza mal, pues los primeros 20 minutos son intranscendentes, filmados a mayor gloria de Natasha Nejla como si de una superestrella se tratase, y termina peor, con un final de esos de película americana de terror teen que hace sentir vergüenza ajena.
Lo único que merece la pena en esta trillada historia es el segundo tercio de la película, sostenido totalmente por la actriz secundaria Laura García, que dota a su personaje de una dualidad poderosa y desasosegante, y que está muy por encima de los dos protagonistas, cuajando un interpretación muy notable.

Increíble película, de esas que no se ven más que una vez al año. Dos actrices en estado de gracia, con un feeling en pantalla brutal, me acaban de contar la más bella historia de amor que yo recuerdo en mucho tiempo. Todo con una filmación fría a la vez que invasiva, misteriosa pero a la vez transparente.

Y la verdad es que tras dos o tres miradas entre la pintora bohemia y empoderada y la prisionera brava e impertinente ya nos damos cuenta de la pasión ardiente entre dos seres cuyo amor está prohibido. Lo que más me ha gustado es la tensión sexual durante la primera hora y pico de metraje, y por supuesto los dos momentos musicales potentísimos (uno, por partida doble, en el segundo epílogo de la película).

La película se agarra a la idea de que un recuerdo vivo de algo perfecto siempre será mejor que malvivir por amor en un romance condenado al fracaso social y a la huida. Se apoya para ello en escenas oníricas bellísimas y en el mito de Orfeo, el hilo conductor de la película cuando las protagonistas se asoman al abismo del futuro.

En definitiva, ya no se hace cine así, preciosista, que cuenta una historia con silencios, contenida y paciente. En pleno siglo de fakenews y velocidades de vértigo, donde lo viejo es lo de esta mañana al levantarnos, se nos muestra lo despacio que va el enamoramiento de verdad. Que el gran amor se cocina a fuego lento. Y que si es verdadero, creará un recuerdo absoluto para siempre, pase lo que pase.

Alguien debe de pensar que en el mundo no hay suficientes cosas traumáticas como para inventarse esta lacrimógena y abominable historia... Los telefilms de Antena 3 ya están inventados, pero al menos estos se basan en hechos reales... Un sinfín de lágrimas sin sentido, si eres de los que lloran cuando suben la música y la intensidad emocional, esta es tu película. Yo recomiendo los videos de gatitos, al menos no pierdes 2 horas de tu vida y no te vas con ocho nudos en el estómago antes de dormir.

Todo es tan grotesco... celdas que parecen campamentos juveniles, juicios de pega en los que la abogada es testigo y abogada al mismo tiempo, presos escapados de una caja de PinYPon, violencia policial desmesurada... además, nadie se entera de que el pobre hombre es discapacitado y deciden adoptar "la solución final", así, sin más...

Eso sí, el padre y la niña actúan que te cagas, dentro del despropósito artístico y argumental que es esta cosa.