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España España · Ad Petrum, Madrid
Críticas de astimegoesby
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Críticas 182
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
4
15 de mayo de 2013
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es mera propaganda Illuminati. El filme empieza con la visión de un gigante en un impresionante acantilado. La escena es enigmática y no se entiende nada. El gigante tiene un bote, se arroja al acantilado y le explotan las venas. Se ven iconos de ADN. Se ve un ovni arriba. El significado es el siguiente: El Gigante es Enki, Dios de las Aguas, que robó la antorcha de la Vida, el ADN de los dioses y lo puso en el lulu o primer humano, el mezclado. Se atrevió a equipararse con los dioses y le castigaron (su propio hermano Enlil y Anu), por eso muere y sufre, pero no del todo, sigue por ahí en hibernación. El botecito no es una lata de foigrás sumerio, es el bote de la vida que siempre llevan los narigudos Pájaros Igigis.

Prometeo se atreve a hacer de Dios, a crear vida, tomando el fuego de la Vida, el ADN. Recordemos que la antorcha es el símbolo illuminati por excelencia, aparece en las olimpiadas y en logo de Robos Satan-der. La Antorcha es símbolo también de Lucifer, la estrella de la mañana, el que te ilumina en la oscuridad. El illuminatus está regido por esta luz satánica y oscura.

El primer objetivo de la peli es que te familiarices con un nuevo escenario con aliens, como en Avatar, y que recibas el mensaje que existen y son como los del PPSOE: unos bichos malísimos y asquerosos, como en Alien, también del mismo autor. Puedes pensar que nos crearon, pero no son buenos, sino que son unos hijos de la gran Bretaña y un pelín viscosos. Es una película desinformadora 100%, pero con grandes verdades de base, como que Darwin era un camelo, que hay ooparts en la Tierra y que nos diseñaron y mutilaron razas extraterrestres, tal y como cantó Sitchin.

El segundo gran objetivo de la película es hacer propaganda del Dios de los illuminati, Prometeo. No en vano los Rockefeller tienen su efigie en el Edificio de su Chiringuito Mafioso. Prometeo es el que robó el fuego y creo vida. Es un gigante. ¿A qué nos suena esto? Pues estamos en lo de siempre, a los dioses Anunnaki. Antes de crearnos estos gigantes vivían en la Tierra y sus historias es lo que se conoce como mitología. Enki, hijo del Dios Anu, fue el creador del ser humano por hibridación genética. Primero nos hizo con doce hélices, (tras varias prueba fallidas) pero luego Enlil su hermano se cabreó y nos mutilaron y nos dejaron como somos: unos patéticos engendros.

Algunas mitologías cuentan que Prometeo fue el creador de los hombres modelándonos con barro. El mito de la creación del hombre fue desarrollada por la masona illuminati Mary Shelley en Frankenstein o el moderno Prometeo . Los illuminatis están obsesionados con Prometeo. Hace unos 300.000 Enki, hijo de Anu, modificó un simio (según Sitchin) para ser un esclavo trabajador, un “lulu“, que significa “mezclado”. Es Adama, Adapa o Adán. Nos crearon en el Jardín del Edén, de ahí el mito de la Biblia. Los relatos de la Biblia son todo batallitas anunnaki de la Atlántida y Sumeria, arcilla en acadio era TI.IT “aquello que está con vida”: ¿Se entiende ahora el mito de la Biblia? La Biblia y el Talmud son todo fotocopias sumerias. El pueblo judío fue el pueblo elegido por Enlil,...hasta hoy.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
astimegoesby
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10
26 de febrero de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Padrino es la mejor película de todos los tiempos. Te la crees. Las barbaridades cometidas por una familia de mafiosos italianos llegan a parecer “naturales” gracias a un guión y unos actores excelentes, con Marlon Brando a la cabeza.

Ahora bien, sabiendo que la industria del cine ha sido propiedad de la mafia judía desde su misma creación, ¿cuál fue el objetivo real de esta carísima superproducción de la Paramount? ¿Por qué se recuperó al díscolo Marlon Brando?

La saga de El Padrino otorgó a la mafia italiana (católica) la categoría de El Mal cuando la judía ha estado siempre por encima porque controla, entre otras cosas, a los políticos. En la película se hartan de repetir que es Don Vito Corleone quien controla a los políticos (incluso se llega a decir de “un senador judío”) cuando esto es completamente falso, pues son los judíos quienes lo dominan todos los ordenes económicos y sociales, empezando por "Judiwood".

Los guiños realistas se suceden, haciendo que nos perdamos entre la realidad y la ficción, por ejemplo, con el personaje del ahijado de Don Vito-Marlon, cantante y actor de medio pelo, al que El Padrino ayuda a triunfar, tras amenazar a un productor. Evidentemente, el personaje es una representación de Frank Sinatra, que estuvo ligado a la mafia, como es del todo público y acabó triunfando en Las Vegas, como el personaje de la película.

Pero, ¿cuál fue el interés por realizar esta saga de mafiosos? Evidentemente, por un lado, desviar la atención sobre la mafia judía y echar la culpa a la católica-italiana, y la prueba está en que los asesinatos fundamentales de la película suceden durante la Navidad, y tras una boda y un bautizo, con las evidentes connotaciones religiosas que ello contiene. En particular, la serie de asesinatos que desencadena Michael Corleone/Al Pacino se entremezclan con su juramento como padrino de su sobrino mientras lo bautizan y afirma “renunciar a Satanás”. Evidentemente hay un deseo de manchar la fe católica por parte de Francis Ford Coppola, pero todavía más subliminal es la ecuación que esta película de 1971 ayudó a establecer: FAMILIA=MAFIA.El concepto de Familia como átomo de la violencia cristiana (los italianos eran fervientes católicos) fluye por los minutos de toda la saga de El Padrino, aderezada con asesinatos, palizas y hasta malos tratos a la mujer (Connie, hija de Don Vito) que su hermano Sonny intenta sofocar por medio de más violencia, generando su propia muerte, y que más tarde Michael/Al Pacino acaba vengando.

Las películas de mafiosos, como las de guerra, han ayudado a establecer la ecuación HOMBRE=VIOLENCIA que la política de género de 20 años después convertiría en la criminalización de la virilidad y la identificación de la Familia con el Mal. El Padrino forma parte pues de esa
ingenería social para suprimir la familia y el amor entre hombre y la mujer. Sin duda alguna, sin el concurso de la ingeniería social por medio del cine hubiera sido imposible de establecer esa asociación de ideas. Y la película El Padrino tiene mucha culpa.

Hay otro elemento interesante en las películas de mafiosos y las de ladrones (como “El Golpe”, “Dos hombres y un destino”, “Bonnie & Clyde y, más modernamente, “Ocean Eleven”): los ladrones son representados como unos tíos libres y atractivos que convierten la violencia en algo cuasi poético: es evidente que han contribuido decisivamente a que el mundo en que el hoy vivimos sea el estercolero inhumano que todos padecemos.
astimegoesby
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6
4 de febrero de 2013
0 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde luego la sociedad ha sido patriarcal, machista y misógina en gran medida, sobre todo en ciertos paises. Por tanto es necesario recuperar el equilibrio entre hombre y mujer y como en todo reajuste se sufre de un proceso fatídico de balanceo. Pero tengamos siempre en cuenta que hemos sido y estamos siendo manipulados en muchos aspectos…una cosa es promover la igualdad de oportunidades y otra es ser feminista, que al fin y al cabo es lo mismo que ser machista.

El movimiento feminista y el movimiento gay fueron financiados por la Fundación Rockefeller e instigados por la CIA. ¿Qué sentido tendría promover estos movimientos? Veamos algunos puntos clave:

- Tener al doble de personas trabajando dentro de la rueda económica.
- Mayor alienación y desestructuración en el seno de la familia.
- Mayor abandono de los hijos a la suerte de la educación que proponga el Estado.
- Alejamiento de la esencia femenina de muchas mujeres.
- Alejamiento de la esencia masculina de muchos hombres.
- El desencuentro a un nivel profundo de hombre y mujer y homosexualización de un sector de la población influenciado por los medios.
- La competitividad por la supremacía entre ambos y la consiguiente guerra de sexos instigada por los medios.

En definitiva todo esto desemboca en un menor número de nacimientos y mayor control sobre la población que es lo que necesita la élite para llevarnos más rapidito hacia el Nuevo Orden Mundial.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
astimegoesby
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6
18 de diciembre de 2012
8 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando arranca la serie me cuesta trabajo concentrarme en la trama, en los actores. La mirada se me escapa a los detalles. Los escaparates, los coches, la ropa de la gente, sus cortes de pelo, las aceras… Me interesa el análisis político y el enredo terrorista, pero lo cierto es que estoy buscando otra cosa: la España de comienzos de los setenta. En principio me chirría el color. La imagen que conservo del día del atentado es la que me ofreció la televisión de entonces, es decir, un riguroso blanco y negro. El color imprime demasiada vida a aquella España plomiza y mediocre.

¿Carrero Blanco? No se puede decir que muriese en la cama… La serie reconstruye los acontecimientos, es decir, el atentado, y desmenuza tanto la estrategia de los etarras como las investigaciones policiales. El “relevo” previsto por Franco no pudo ser, causas de fuerza mayor, y el caudillo tuvo que conformarse con Juan Carlos. El gran actor José Ángel Egido borda el papel del entonces presidente del Gobierno, ayudado por un gran parecido físico. Y poco más.

En su día ya ví “Operación Ogro”. Me temo que antes de la serie ya sabía todo lo que quería saber sobre Carrero Blanco, sobre su explosivo final, y sobre cómo tuvo que improvisar Franco con respecto a su sucesión. El resto es nostalgia. Esos uniformes grises, esos Renault 5 color naranja, esos crucifijos omnipresentes y esas iglesias desangeladas, esas gafas oscuras y esos Ducados pestilentes, esas oficinas ministeriales con muebles de chapa, esos bares con las paredes alicatadas, ese ABC por el que apenas pasa el tiempo, esos teléfonos de baquelita, esa melancolía y ese temor instalados en las calles.
astimegoesby
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3
27 de noviembre de 2012
15 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Fenómenos” está construida con todos los ingredientes necesarios para conseguir un gran éxito: cameos a cascoporro, guiones escritos a brochazos, actores histriónicos y humor de porrazo contra la puerta de cristal, de resbalón en cáscara de plátano, de picha y chocho, de otra época… ¡El primer episodio incluye un chiste sobre Leire Pajín! Y algún que otra chirigota política caducada: “Nos ha pasado como a los socialistas con las crisis: hemos estado negando la evidencia durante tanto tiempo…”. La nueva serie cuenta el día a día de un programa de radio sobre sucesos paranormales. Una excusa como cualquier otra para que la típica ristra de personajes rocambolescos (la patosa, la pija, el friki, la rubia, el becario, la chismosa…) viva la habitual sucesión de situaciones supuestamente humorísticas.

No me gusta el humor de “Fenómenos”, una nueva vuelta de tuerca al chiste de gran calibre de “Aída”. Pero eso no quiere decir nada: es la televisión que funciona. Televisión de éxito, de esa que arrasa en España porque las cadenas no están para cultivar al telespectador, sino para darle lo que pide. ¿Queréis bazofia? Pues tomad bazofia, dicen. Podríamos ofreceros auténticas delicatesen, tenemos el talento suficiente como para producir maravillas, pero no las entenderíais. Vosotros, el pueblo, no estáis preparados para la calidad. Tomad humor grueso, tropezones, escatología, berridos, tacos, chascarrillos chabacanos, famosetes haciendo pequeños papeles…

El resultado es la comedia de siempre. Esa comedia que actualiza el espíritu de “Los bingueros”, el Landismo, el humor de la Transición, las convulsas interpretaciones de Gracita Morales y Fernando Esteso…

Con todo esto quiero decirle que en esto del humor la risa va por barrios. Nunca me gustaron los payasos de la tele, personajes patéticos que jamás lograron hacerme sonreír, pero tras la muerte de Miliki parece que hayamos perdido a Charles Chaplin. Y pese a que nunca me enganchó Leblanc, un hombre que me recordaba la España gris de finales de los 60, ahora resulta que era una versión ibérica de Groucho Marx. ¿A dónde quiero llegar? A que no me gusta reírme por obligación…
astimegoesby
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