Gente sin inquietudes, sin aspiraciones, sin nada más que hacer que matar su aburrimiento jugando con los demás. Esta frase es la que mejor resume la película, la españa de postguerra, una ciudad de provincias como otra cualquiera, sus costumbres, los lugares típicos, la calle mayor, el casino, la taberna, .., radiografía de unas vidas comunes que buscan una diversión a cuesta de los demás.
Crítica hasta la denuncia, es una película que disecciona esos lugares comunes de toda una generación, nos muestra la naturaleza del mal, el hastío, nos enseña donde está el tumor, lo situa y nadie queda a salvo, ni víctima ni verdugos, ni los personajes que buscan una diversión fácil y egoista ni las capas que los rodean y miran hacia otra parte. Esa españa de monjas, seminaristas, novenas y rosario, bares, casinos, prostíbulos y cines, falta de cualquier estímulo y llena de una rutina que envicia a los personajes, todos son culpables, unos por condescendencia, otros por inapetencia, al haber renunciado a sus sueños sus vidas pierden significancia.
Una película inmensa por como trata el tema y como nos muestra un momento en la vida de este país y en el país en general en un tiempo en concreto.

Diferente a otras pelis de Woody Allen, no se enmadeja en diálogos o monólogos de preguntas transcendentales en medio de vidas corrientes, parece cortada a cuchillo, un cuchillo fino que hace que la trama no se entretenga en un momento puntual en beneficio de la historia. Sorprendente por momentos, sin argumentar demasiado nos expone que esto es lo que hay y el resto sería buscar los tres pies al gato, la vida es así y las reacciones las tomamos sobre la marcha, ambición, sueños, amor, atracción ,dinero, en cada momento todos valoramos lo que tenemos, lo que queremos tener, lo que podemos perder o ganar.

Gente guapa, interpretaciones a un buen nivel, una Scarlett en un papel que estaba echo para ella. La imagen gana poder frente a los diálogos ya esperados de Woody Allen, mucha luz, música de ópera y, eso si, esos primeros planos a los que no es capaz de renunciar el director. Eso si, aunque sólo sea en un pequeño momento, intranscendente para mi, Allen no pudo evitar meter una de sus situaciones en las que al prota le asltan dudas transcendentales, pero bueno, quitando esto una peli bastante digna y de las mejores que he visto de él.

Aunque nunca me llamaron las peliculas de terror, últimamente me he visto algunas, solo, con poca luz y de madrugada, y entre ellas esta me ha llegado ponerme intranquilo. No hay escenas de miedo implícito, ni sustos tópicos, pero te rodea de una atmósfera inquietante que te hace estar alerta y con los nervios de punta. Los sonidos machacones y rítmicos, la inquietud ante cada nueva escena, unos magníficos actores, toda la película te envuelve y te acongoja. La historia está bien elaborada, mantiene un hilo de sucesos coherentes sin ningún artificio extraño que a veces aparece en este tipo de películas. Llegué a darme un respiro para calmar mis nervios porque realmente me estaba invadiendo la intranquilidad, y como, además, la vi en una noche de temporal con viento y lluvia, y esos ruiditos que se producen en los edificios de madrugada y que a tu insconsciente no le suenan la sensación de nerviosismo se acentuaba.
Realmente buena, recomendable 100% para disfrutar de una noche de terror e inquietud.

Secuela bastante mala de la serie Pantera Rosa. Ya sin trabajar ni guión ni historia, más gags repetidos, golpes, caidas y demás situaciones que a fuerza de repetir acaban cansando. Parece que las ideas se han agotado y el dúo Edwards-Sellers tratan de estirar el producto para tratar de sacarle el mayor rendimiento posible, una pena que tras buenas obras como la primera parte de la Pantera Rosa o la simpática El Guateque nos encontremos una película como esta, sin gracia, sin lógica, sin coherencia,.... Vamos una peli para olvidar.

Comédia romántica de altos vuelos, hábil en su desarollo, con unos actores más que creibles y a un gran nivel la pareja protagonista, ambientada en cualquier lugar de esa españa de finales de los 80 y principios de los 90. Situaciones cotidianas vistas una y mil veces pero no por ello faltas de belleza o sentimiento.