Esta película podría ser considerada desde dos perspectivas muy distintas: por un lado, uno encuentra lo que supone al leer la sinopsis, es decir, un drama sobre el humilde estilo de vida rural, con un protagonista pobre al que le sucede la desgracia (en este caso, la muerte de su mayor, y casi único, recurso, una vaca); por otro lado, Mehrjui consigue elevarse y superar el recurrente dramón tercermundista mediante varios recursos cinematográficos que consiguen reflejar brillantemente el estado interior de los personajes, e incluso de todo el pueblo, al tiempo que sirven para inquietar al espectador y crearle un mayor interés.

Así, por ejemplo, los momentos de suspense cuando aparecen "los malos" al principio de la película; los silencios en el pueblo que presagian la desgracia (recordando el género del "western"); las sombras nocturnas al estilo del cine negro y expresionista; y, sobre todo, la soledad y locura del protagonista aislado de sus semejantes tras el infortunado evento (lo que se expresa, por ejemplo, contraponiendo primeros planos rápidos de los amigos con planos lentos del protagonista mirando al vacío).

Todas estas técnicas, a veces de género (por ejemplo, hay escenas de auténtico terror) y a veces subjetivas-modernistas, nos llevan en la segunda mitad de la película a comprender que en el fondo el tema no era un drama rural sobre la pobreza, sino un descenso a los infiernos de la locura y la soledad de alguien que ha perdido al ser amado.

Como en la novela "Al filo del agua", de Agustín Yáñez, la película se ambienta en un pequeño pueblo del interior mexicano, donde los habitantes viven encerrados en estrechas normas morales mientras en secreto sienten crecer deseos prohibidos pero irrenunciables. El ambiente se vuelve más y más asfixiante hasta que finalmente estalla cuando Benjamín (una especie de Frankestein, "monstruo" en busca de amor) secuestra a la chica que quiere (y que, como era de esperar, prefiere al machito camionero).

Es entonces cuando todos, incluyendo la hermana que en secreto desea al cura (tema que Carlos Carrera desarrollará más tarde en la mediocre "El crimen del padre Amaro"), deberán hacer frente a sus verdaderos deseos, intentando encontrar un nuevo equilibrio imposible (quizás el único problema de la película es olvidar en ese momento la reacción de los vecinos, de la sociedad de la que dependen).

Una película correcta que acierta a mostrar lo que pretende pero a la que quizás falte un poco más de profundidad y de garra.

En la República Dominicana se prodigan las comedias disparatadas con personajes caricaturescos y nulas intenciones artísticas o intelectuales. Es el caso de esta farsa satírica sobre unos políticos dominicanos que quieren vender la isla a unos jeques árabes, mientras unos desharrapados intentarán detenerlos viajando en "yola" (patera) desde Puerto Rico. Humor grueso primitivo y técnica cutre.

Al lado de esta película, cualquier episodio de "Aída" o "Los Serrano" podría parecer de una intelectualidad tarkovskyana.

De la fusión de dos conceptos, el culebrón y el cutrismo, nace un nuevo género cinematográfico: el cutrebón. Todos los peores cliclés de las telenovelas refritos con una estética repulsiva, una técnica amateur y unas interpretaciones por debajo de la altura del suelo (habría que excavar mucho para encontrar el lugar de estos "actores").

Una de las pocas películas perfectas que he visto: es tan perfectamente mala que no podría encontrar ni un pequeño detalle que no sea auténtica basura.

Este mediometraje, que acabó integrándose en el largo "Children of God" (controvertida por ser una de las pocas películas en tratar la homosexualidad en el convervador Caribe) pretende narrar con ritmo tranquilo el proceso de revelación y hasta de resurrección del joven pintor extranjero gracias a su amor local caribeño. Al mismo tiempo, se narra lo complicado que es tener una relación homosexual en estas islas religiosas, y el dilema al que se enfrentará Romeo, el amante local, en este sentido. Entre tanto, el mar como símbolo de bucear en el subconsciente y salir a flote.

Pretende ser poética. Es mediocre. Pero por encima de muchas otras producciones caribeñas...