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España España · Albacete
Críticas de Juan Pablo
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Críticas 333
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
8 de mayo de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘Un blanco, blanco día’, segundo largometraje de Hlynur Palmason, arranca con un coche siguiendo una trayectoria zigzagueante, pisando línea continua e invadiendo el carril contrario hasta salirse de la calzada. El vehículo se pierde entre la intensa niebla que acompaña un escenario amenazante. Se supone que ahí pierde la vida la mujer del protagonista. Un policía (Ingvar Eggert Sigurdsson) que adora a su nieta y dedica tiempo de asueto al acondicionamiento de una casa situada en un enclave de gran belleza.

La película suple, a partir de una narración extraña y oscura, lo esquelético de su argumento. Apuntando hacia el thriller psicológico, se transforma en un drama con una vertiente exótica que atrapa de inmediato. Palmason somete al espectador a partir de imágenes ricas en matices, dónde el aspecto visual se antepone a cualquier otra consideración. Da la impresión de haber estudiado cada plano y cada encuadre con minuciosidad, recreándose en los aspectos no verbales.

La existencia de este hombre dará un giro cuando descubra, casualidades de la vida, que su difunta mujer le engañaba con otro. ‘Un blanco, blanco día’ se desenvuelve al compás de un ritmo espartano, en un estudio con pocas concesiones acerca del sentimiento de pérdida, la traición y soledad consiguientes. En último término hay poca originalidad en el retrato del protagonista: un hombre tocado en su orgullo, consumido por la obsesión y la masculinidad maltrecha tras el devaneo sexual de su pareja.

¿Es la infidelidad la punta del iceberg?. ¿Atiende a razones profundas o surge porque el instinto es así?. ¿Conocemos realmente a nuestro compañero?. Son preguntas inquisitoriales en las que la cinta no entra. Quedan en el limbo. Las deja sumidas en una nebulosa fiel a la atmósfera plomiza que escolta la caída a los infiernos de ese actor superlativo llamado Eggert Sigurdsson.

Me parece Palmason un director atrevido, capaz de hilvanar historias con pocos mimbres. Le quiero ver desarrollando guiones de más enjundia. Un nombre a seguir.

Escrito por Juan Pablo Martínez Corchano para https://rockandfilms.es
Juan Pablo
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5
5 de mayo de 2020
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘Resistencia’, último trabajo del director Jonathan Jakubowicz, rescata de la memoria una historia sobre la oposición al nazismo en la Francia ocupada. Toma como punto de partida las vivencias de Marcel Marceau, quizá el mimo más famoso de todos los tiempos. Agradezco que su visión resalte el aspecto humano, el compromiso individual y heroico de unos pocos, alejándose del mito gaullista sobre el papel de Francia en la contienda.

Muestra a unos jóvenes judíos que se enrolan en un grupúsculo de la resistencia operando en Lyon. Uno de ellos es Marceau (Jesse Eisenberg). La película proyecta la toma de conciencia de un muchacho ante el terrible cariz que toman los acontecimientos. Idealista, despreocupado, ensimismado en su vocación artística y mostrando bohemio desapego ante los problemas mundanos, su conversión es contada con más emotividad que brillantez.

Janucovich yerra llenando el relato de grandilocuentes licencias para apuntalar la proeza que está contando. En especial el papel otorgado en la trama a Klaus Barbie (Matthias Schweighöfer), socorrido cliché en las cintas sobre nazis, dónde la maldad de los personajes se acentúa desde la bufonada. Como si la gesta de salvar a cientos de niños judíos de una muerte segura no bastase, en un contexto silente de una mayoría de franceses mientras los nazis pastoreaban su país durante buena parte de la guerra. Por ello la tensión dramática se resiente. Luce forzada.

La escena dentro del tren en la que Barbie interroga a Marceau, bien podría servir como síntesis de ‘Resistencia’: bienintencionada en las formas aunque algo torpe en su desarrollo. Viendo el cameo de Ed Harris dando vida a George Patton, me viene a la mente la impresionante figura de George C. Scott en el biopic sobre el mítico general que filmara Franklin J. Schaffner. Ya no quedan soldados como Patton, ni se hacen películas como aquella.

Escrito por Juan Pablo Martínez Corchano para https://rockandfilms.es
Juan Pablo
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6
3 de mayo de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El principal problema de ‘Todo el día y una noche’, primer largometraje de Joe Robert Cole, coguionista de ‘Blak Panther’ (2018), radica en acercarse a una temática exprimida hasta la extenuación. La situación de la comunidad afroamericana en Estados Unidos se ha mostrado con títulos que empequeñecen la obra de Cole. Al no aportar nada novedoso ni en lo social, cultural y dramático, la cinta se hunde rehén de sus premisas. Es como intentar reflotar un tractor atascado en el fango apretando a fondo el acelerador.

En la primera secuencia vemos a un joven (Ashton Sanders) tarareando estrofas de una canción rapera como método de concentración ante el doble asesinato que va a perpetrar. Ya en la cárcel, y con una cadena perpetua por delante, recuerda acontecimientos vitales que le han colocado en semejante tesitura.

‘Todo el día y una noche’ arranca y finaliza con pinceladas que rememoran sendos anhelos de su desdichado protagonista: convertirse en cantante y no seguir la estela marginal de su padre. La propuesta se desenvuelve mejor cuando nos adentra en su interior, intentando descifrar qué pasa por su cabeza, analizando una conducta zigzagueante, contradictoria. Se sustenta en un gran trabajo de Sanders, exhibiendo durante todo el metraje una actitud inescrutable. Un pozo insondable para crear una atmósfera enigmática.

Vemos a un perdedor. Un niño criado en una familia desestructurada, con un padre violento y drogadicto. Un barrio sólo para gente de color, dominado por la violencia, la exclusión, el trapicheo. Y la sombra del presidio esperando en la puerta a una juventud condenada. Ese es el subtexto con el que Cole martillea al espectador: no hay salida, el futuro está dictado para esta pobre gente.

No me lo termino de creer. Sus razones van en línea recta en una exposición de motivos uniforme, sin fisuras. Ve todo claro en cuestiones enormemente intrincadas. Reduce la iniciativa y responsabilidad personales a meros espectadores, echando la culpa de todo a eso que llamamos ”sociedad”.

Escrito por Juan Pablo Martínez Corchano para https://rockandfilms.es
Juan Pablo
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5
1 de mayo de 2020
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su acercamiento al clásico de Cyrano de Bergerac, la directora Alice Wu compone en ‘Conquista a medias’ una versión dónde sustituye el género epistolar por esa cosa horrenda para las relaciones humanas que constituyen las redes sociales. El triángulo amoroso lo conforman tres jóvenes: Ellie (Leah Lewis), Aster (Alexxis Lemire) y Paul (Daniel Diemer). El instituto es el entorno dónde se ubica una historia que me ha resultado menos empalagosa que otras propuestas con adolescentes como protagonistas.

Lewis da vida a una chica de origen asiático, aplicada, empollona, sacando partido (quizá a su pesar) de la dedicación y el esfuerzo que otros suplen con dólares. Un compañero de clase va a requerir sus servicios para cortejar a la chica de sus sueños. Historia muchas veces narrada, tiene la virtud de introducir, a veces con calzador, componentes que barnizan lo prosaico. Sólo lo consigue en parte. En estos tiempos de acumulación de títulos, parece apetecible el recurso al trazo grueso y a la brocha gorda, no vaya a ser que algún despistado salga del redil. En este sentido ‘Conquista a medias’ sucumbe a la moda y caracteriza secundarios a partir de la parodia. Grotesca, excesiva, siempre irritante, a eso le llaman comedia. Son los tiempos que corren.

Aún así, Wu logra esbozar ideas de cineasta comprometida. El cara a cara, el contacto personal, el roce como algo consustancial al cariño, se impone ante lo impersonal de un whatsapp, un mensaje lanzado a una red social o en eso tan poco empático llamado nube. La integración del foráneo, a quién se puede considerar diferente, la frustración, el miedo frente a lo desconocido y la duda existencial, aparecen en la película a partir de una críptica interpretación de Leah Lewis.

Cuando la cinta evita volverse trascendente, siendo consciente de lo que está contando y cómo lo está haciendo, gana enteros. Le falta ser un poco más irreverente consigo misma, tomarse menos en serio, para que lo instintivo fluya por encima de lo racional, al igual que ocurre con las relaciones personales de sus protagonistas.

Escrito por Juan Pablo Martínez Corchano para https://rockandfilms.es
Juan Pablo
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7
30 de abril de 2020
43 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si en su ópera prima ‘Purasangre’ (2017), el director norteamericano Cory Finley se sirvió de una provocadora comedia negra para retratar las miserias de ciertas élites adineradas, su segundo largometraje ‘Bad Education’, tira de fino sentido del humor para contar un engaño. El que perpetrara Frank Tassone (Hugh Jackman) como responsable del distrito escolar de Roslyn (Nueva York). Un sujeto que tras el éxito de su gestión, escondía el asalto al erario público, robando dinero a espuertas para sostener un elevado ritmo de vida.

Finley articula una película enormemente divertida, a la vez que didáctica, introduciéndonos en aspectos intrínsecos a la sociedad americana: la competitividad extrema en todos los órdenes de la vida, también en el ámbito educativo; el gusto por los rankings y las clasificaciones, con la estadística flotando siempre en el ambiente; la cercanía de la comunidad a los asuntos que les afectan; la rendición de cuentas al contribuyente; lo descentralizado de un sistema en el que cada cuál se busca la vida como buenamente puede, buscando financiación a diestro y siniestro.

El caso es que en todos los sitios cuecen habas. Y este administrador brillante, que empatizaba con la gente llamando a los alumnos por su nombre, interesándose por su futuro, abriéndoles el camino de las más prestigiosas universidades, tenía el latrocinio como divertimento. Hugh Jackman ejecuta, de largo, el papel de su carrera. Su sonrisa va mutando en mueca incontrolada conforme la situación se hace insostenible. Borda una interpretación en la que sobresale el cinismo como arma de interlocución social, ejerciendo una sutil influencia intimidatoria hacia sus compañeros de fechorías, subordinados y superiores. Nadie escapaba al influjo de sus encantos.

Como en tantos escándalos de corrupción, el saqueo se destapa de manera casi accidental y de forma insospechada. ‘Bad Education’ suma al entretenimiento una reflexión profunda hacia el comportamiento humano. A lo que somos. Nos pone frente al espejo y lo que vemos no siempre es decoroso. En cómo enfrentar la ignominia radicará nuestro éxito o fracaso como colectivo, porque ésta parece formar parte del paisaje.

Escrito por Juan Pablo Martínez Corchano para https://rockandfilms.es
Juan Pablo
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