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España España · Valencia
Críticas de Lefty
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Críticas 43
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
18 de agosto de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiempo ha que mi amigo Áx. iluminó mi camino en el cine con un boli bic a manera de pluma y un arrugado ticket de compra de un Eroski ibicenco a manera de pergamino. Entre renglones que listaban precios de macarrones, leche, magdalenas, latas de tomate frito y botellas de alcohol, aparecían intercaladas películas importantes, para mí desconocidas entonces.

Por aquello de la distancia he perdido algo el contacto con mi amigo. Recientemente nos hemos vuelto a ver después de algún tiempo sin saber nada el uno del otro, y yo (que nunca olvidaré aquel ticket del Eroski de Ibiza ni la semana que me pasé allí) después de intercambiar con él algunas generalidades sobre nuestras vidas, le pregunto a quemarropa si me podría hacer alguna recomendación cinematográfica.

Áx. se queda un poco perplejo al oírme, como es natural si a alguien le hacen tal cuestión celebrando la boda de un amigo en plena madrugada. Pero, poniendo lentamente en marcha sus neuronas, se pone a pensar y me suelta: 'Redada, o algo así' y me muestra el trailer en el móvil y me convence automáticamente para verla.

Áx., reconvertido en hipster barbudo y en incipiente estrella del pop-rock alternativo, no ha perdido el gusto. Tanto que, después de haber visto casi del tirón las dos partes de 'Redada asesina', me llego a plantear si es que el mismo Tarantino podría llegar a inspirarse en ella, o si por contra es éste tal Gareth Evans quien toma a Tarantino como modelo. Al menos es seguro que la variedad, explicitud y abundancia con que el director retrata las escenas la violencia está al nivel de la misma 'Kill Bill', sin desmerecer tampoco la sorprendente ambientación y puesta en escena, sobre todo sabiendo que se trata de una producción indonesia.

'Redada asesina' es una historia bastante sencilla cuyo fácil argumento incluso se desdibuja por momentos. Su escasez es más visible en la primera parte, una especie de 'Juego con la muerte' en la que Bruce Lee indonesio, regresado de otra dimensión más taimado pero más despiadado, escala los niveles de una fortaleza sobreviviendo a mil peleas imposibles, para intentar dar caza no a Kareem Abdul Jabbar sino al jefe de una banda de delincuencia local, encerrona a la que marchan inconscientemente él y el resto de sus compañeros de escuadrón (un grupo de asalto de la policía).

En la segunda parte el argumento se desarrolla más, mejorando y profundizando la trama que se había quedado sin cerrar, ampliando muchísimo la variedad de las localizaciones, y presentando nuevos personajes cuya descripción se quedaría corta diciendo solo que son curiosos.

Los admiradores de las películas de artes marciales, siempre dispuestos a disfrutar (y perdonar) los típicos defectos de este género, tendremos que seguir de cerca a este director, Gareth Evans, que supera de sobras las expectativas, y también a Iko Uwais, su protagonista. Bravo.

Había visto películas chinas de Donnie Yen, como la serie de Ip Man o 'Dragón', que ya me sorprendieron gratamente, pero recibir esto de Indonesia es más que sorprendente, impactante. Muy recomendable para quienes puedan estar interesados en pasarse un buen rato con algo diferente, tensionándose en su sofá y frotándose el sudor de las manos en el pantalón del pijama viendo a Iko avanzar imparable por la ciudad de Jakarta, ganando peleas imposibles a villanos que parecen extraídos del mejor imaginario del cómic japonés, enfrentándose él solito a toda la delincuencia local. Abstenerse psicópatas en potencia.

Gracias Áx.
Lefty
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2
17 de agosto de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo entendido que los dioses del Olimpo Grecorromano se citan en la mitología disfrutando de lo lindo en bacanales, e incluso que Baco fue creado para velar por las cebadas increíbles que los romanos se metían entre pecho y espalda. Pero verlos retratados alimentándose como animales hambrientos, por una pura y fisiológica necesidad, no pienso que a ningún romano, por mucha imaginación que tuviera, pudiera llegar a ocurrírsele.

Pues bien, la realidad siempre supera la ficción, y en '88 minutos' vemos a todo un Al Pacino, uno de los Júpiter del Olimpo hollywoodiense, bajarse de los cielos para participar en un despropósito que ni le ofrecía argumentos, ni le ofrecía personaje. Supongo que rebajarse así le compensaría económicamente. Y es que la pasta es la pasta, hasta para un dios.

La película tiene un ritmo alocado que no sirve para dar interés a una trama facilona, pero sí para llevar a Al Pacino correteando sin sentido por todo Seattle, como un Serpico reconvertido en psiquiatra forrado y estrella de los mass media, admirado por sus estudiantes chungos, e increíblemente capaz de controlar al cuerpo de Policía.

El director, no sabemos si malintencionadamente, con el dinero por delante, debió de sacar a Pacino apresuradamente de su particular Olimpo (vease de su mansión de Beverly Hills o de donde sea), de ahí que lo veamos bastante desubicado en su papel, ejerciendo más de sex symbol entradito en años, a lo Flavio Briatore, equipado con una colección de trajes relucientemente caros, despeinado y algo socarrado por los rayos, rodeado siempre de mujeres sexys y mucho más jóvenes que él.

Si el mismo Al Pacino acabó absorbido por la mediocridad de su alrededor, poco más queda por decir de '88 minutos', una película con un definitivo regusto a telefilm barato de sobremesa de domingo (no citaremos para ilustrar el paralelismo cadenas de TV muy pródigas en el género), en el que ni se puede destacar el argumento ni los actores, y ni siquiera la pésima banda sonora. (En el cine a veces ocurre que una buena música distrae otras sensaciones; no es éste el caso, más bien parece apresuradamente hecha por ordenador o para juego de ordenador).
Lefty
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7
16 de agosto de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A estas alturas (podría añadir 'de película' como suele decirse, pero visto el contexto y el título que he elegido para mi crítica podría sonar repetitivo) llego tarde (creo) para presentar un análisis novedoso o que pueda aportar detalles desconocidos sobre 'El Renacido'. Solo puedo ya (creo) intentar explicar por qué me parece a mí que los complejos conceptos de infinito (y periodo) y simpleza son sus principales características, siempre desde (nuestro) realismo.

Siendo realistas (creo que podemos serlo):

¿tanto revuelo por una película que reutiliza infinitamente el requetevisto esquema de drama entristecedor que empuja a un desvalido súper-anti-héroe a buscar la paz de su existencia en la sangrienta venganza?, ¿tanta nota le ponemos a un argumento visto en infinidad de ocasiones, en las que el desvalido súper-anti-héroe supera (siempre: infinito) dificultades sobrehumanas (e increíbles, por cierto) hasta que consigue su perseguido fin?, ¿tantos honores para una trama cuyo fin se adivina en los primeros 20 minutos?, ¿tantos premios para un 'Gladiator Renacido'?

Cuestiones como éstas se reproducen en mi teoría hasta el infinito (periodo).

Pero seamos realistas (podemos serlo):

la simpleza estructural de la película y de sus motivos, vistos hasta la saciedad (hasta el infinito: periodo), es al mismo tiempo su grandeza: en los sillones de los cines, en nuestros comedores, delante de nuestras televisiones de última generación, de nuestras comodidades y de nuestra anodina cotidianeidad, nos agitamos con 'El Renacido' porque nos sentimos pequeños y débiles seres, insignificantes y miserables hasta el infinito (periodo) en comparación con la magnificencia de los paisajes absolutamente crudos, donde lo que le ocurre a nuestro desvalido súper-anti-héroe resulta más duro todavía;

(¿Fogonazos y fotografías a lo 'Árbol de la vida'?)

y nos enternecemos íntimamente por el injusto y despiadado crimen que mueve la acción, encogiéndonos incluso al escuchar la magistral e infinitamente (periodo) triste y meláncolica banda sonora, trasladándonos por momentos a niveles sobrenaturales de la existencia, con mágicas evocaciones indígenas que hacen soplar el viento con fiereza en nuestro mundo real, esperando con los puños apretados que nuestro renacido súper-anti-héroe acometa su violento pero merecido fin.

Y seamos realistas (lo somos) y reconozcamos finalmente algo de grandeza en toda esa infinita simpleza.
Lefty
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6
8 de agosto de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A los diez años de la Guerra de Iraq presentó el director de Bourne, Paul Greengrass, esta película que creo ha pasado bastante desapercibida sobre unos acontecimientos que marcarán para siempre la historia contemporánea.

Con aroma a Jason Bourne (Matt Damon, un ritmo acelerado, grandes efectos especiales y excesos propios del género) se podría decir de la peli que pega un barrido (demasiado) rápido por los primeros sucesos que ocurrieron tras el derrocamiento de Sadam. Aunque muy fugazmente, se ven cuestiones interesantes: las facciones enfrentadas dentro de la propia administración estadounidense y los papeles que juega cada una, los intereses ocultos nunca desvelados pero aparentes, el tratamiento de la información de los grandes medios de comunicación, y, sobre todo, las falsedades con que se envolvió la guerra no solo ante la opinión pública sino internamente, ante el mismo Gobierno o el Ejército.

Quizá demasiado contenido empaquetado en una cinta de menos de dos horas... Está claro que el director se maneja muy bien con este tipo de temáticas, pero la película se retuerce demasiado en algunos puntos para poder cuadrar. Además (resulta un poco chocante) después de haber construido una feroz crítica a la CIA en la saga de Bourne, aquí se sitúa a la Agencia como la parte equilibrada, racional y verdaderamente conocedora de la situación Iraqí, y, lo que nos puede resultar más extraño todavía, habría sido desoída y superada por el bando del Pentágono, que según esta versión campó a sus anchas.

'Green Zone' nos ofrece por encima de todo una visión crítica de la Guerra de Iraq. A pesar de los defectos que se le puede atribuir es de alabar que un producto básicamente comercial se conciba para desvelar algunas grandes verdades ocultadas sobre hechos muy graves y dramáticos, en lugar de servir como lo hacen descaradamente otras muchas películas de la factoría Hollywood para exaltar sin justificación el patriotismo yanqui escondiendo al mismo tiempo las vergüenzas oficiales.
Lefty
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1
21 de agosto de 2015
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lamentable es el mejor y más suave calificativo que podría utilizarse para definir la serie de Spiderman de Sam Raimi. Lamentable su director por arrastrar por el fango de la peor manera a un personaje memorable de la historia del cómic, y todavía más lamentable su protagonista, aunque todo el mérito vuelve a ser del director por escoger a semejante actor.

Uno de los principales puntos a favor de la película es ver cómo Tobey Maguire, con su eterna e inmutable cara de niño acomplejado de 10 años, hace como que llora, o cómo pone caretos horribles al intentar expresar que está haciendo un esfuerzo físico. Más bien parece que el esfuerzo lo estuviera haciendo sentado en el retrete de su casa.

Otro punto fuerte a colación de esto último es la reflexión que se nos brida: ¿cómo es posible que seleccionen a Tobey Maguire, que tanto destaca por su robustez y expresividad, para interpretar a Spiderman? A tan profunda cuestión no he conseguido encontrarle respuesta; Marvel y su parafernalia actual me debe una explicación, a mí y a todos esos que alguna vez compramos sus cómics.

Además de destacar las dotes de Raimi para hacer castings (o las de alguien de su equipo, sería injusto otorgarle toda la gloria a él solo) no podemos pasar por alto la extraordinaria adaptación de las historietas del cómic que realiza el director; no hay espacio suficiente aquí para enumerar todos los detalles manipulados y reinventados cutremente respecto a la idea original (desde el propio guión hasta el vestuario). Ni los efectos especiales, que es lo mínimo que en una peli de superhéroes puedes esperar que te llame la atención, son para tener en cuenta en este Spiderman.

Es increíble cómo se ha podido desperdiciar de semejante modo la gran oportunidad que era introducir Spiderman en el cine. La cantidad de posibilidades que ofrece la tecnología hoy facilita que al menos el producto hubiera sido consumible. Estas tres películas ni alcanzan ese mero título, pues son un producto, sí, pero caduco y sin aspiraciones. Perdón, sí, comerciales.

Salvo contadas excepciones las pelis de superhéroes son reguleras y suelen cumplir una cruel "regla de los dos noes": no alcanzan el nivel que durante muchos años han mantenido los cómics, y no han estado a la altura de las expectativas. Entre creaciones como el Batman de Nolan (disculpas, no puedo evitar acudir al tópico) o incluso 'Watchmen', y este tipo de bazofias, hay un punto medio más que aceptable (véase 'Iron Man' o 'Los Vengadores') que es lo mínimo exigible cuando también a nosotros la industria como contrapartida nos exige el pago (bastante elevado, Pablo) por entrar a la sala.

En fin, increíble (y lamentable) Spiderman.
Lefty
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