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Críticas de Francisco Javier Millan
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Críticas 265
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
3
16 de junio de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine fantástico está literalmente muerto. Sí, lo habéis leído bien. Por un lado tenemos los grandes blockbusters de Hollywood, incapaces de levantar un mínimo de interés en un verano que se augura caluroso y árido en muchos aspectos; y, por otro, el cine fuera del mainstream se pierde y se revuelve en un cúmulo de sinsentidos en busca de una originalidad que ni por asomo logra arañar. Y ya ni hablemos de las neurosis de muchos realizadores que tenemos que aguantar. No voy a decir nombres.

Esta cinta dirigida por Alex Kurtzman pertenece al primer grupo, a la misma clase de productos cuya base fundacional persigue la creación de una nueva franquicia. Un título que, a fecha de hoy, desconozco que sea capaz de levantar los cimentos de esta saga monstruosa.

La historia se debate entre el género de aventuras, acción y terror, jugando al despiste con un espectador que sentirá que su nostalgia está siendo mancillada repetidamente. Algunos tomaran como referencia al gran Boris Karloff y otros a Brendan Fraser, cuya saga se está revalorizando exponencialmente gracias a ésta.

Aquí lo de menos es Tom Cruise, actor que se ha visto en medio del fuego cruzado de las críticas más destructivas. El problema no es él, es el todo. Su compañera Annabelle Wallis parece estar en otro mundo literalmente en muchas de las escenas. Su rostro evidencia una insulsez extrema, que, ni en los momentos de más terror, logra cambiar. Y lo de Russell Crowe y su Mr. Hyde es sencillamente deleznable. Casi más cerca de un chiste malo, que de una cinta de género en condiciones.

Hace exactamente 30 años. Se dice pronto. Un director llamado Fred Dekker realizó un film discreto titulado “The Monster Squad” (“Una pandilla alucinante”), con muchos menos medios y menos ínfulas de gran taquillazo. Dio como resultado una película entrañable, donde ya estaban presentes todos estos monstruos sin necesidad de montar un multiverso o cómo diablos se llame. Solamente en la primera escena de este film, hay más talento y más respeto por los mitos del terror que en todo el género fantástico de este año nefasto.

El personaje de Tom Cruise termina con una pregunta: ¿Dónde está tu espíritu por la aventura? Yo lo tengo más que claro. Señores directores actuales, menos discurso técnico y más alma. Dan ganas de embalsamarse y esperar a que en el siglo que viene hagan mejores películas.
Francisco Javier Millan
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5
5 de junio de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terry George ha intentado hacer una maniobra similar a la que realizó con “Hotel Rwanda” la década pasada. Aquella cinta nos contaba con gran sentido dramático e intensidad los acontecimientos del genocidio de este país africano, desde el punto de vista de un gerente de hotel magníficamente interpretado por Don Cheadle. En esta ocasión, el genocidio se enmarca en Armenia y en el conflicto con Turquía.

La película resultante es una especie de “amar en tiempos revueltos” con el clásico triangulo entre dos hombres y una mujer. Un melodrama excesivamente gastado durante su desarrollo, y no tanto en su más que interesante propuesta de partida. El director se equivoca en el ritmo y en el deambular por lugares excesivamente comunes. Todo parece sacado de una novela romántica barata, que, cuando se quiere poner en modo más trágico, no termina de funcionar. La sensación de agotamiento de esta fórmula se vuelve todavía más evidente en aquellos pasajes en los que la cinta intenta ser realista. Resultan poco creíbles las ejecuciones sistemáticas del pueblo armenio, dando lugar a una sensación demasiado complaciente con el espectador de multisala. La aparición de rostros conocidos en pequeños papeles, sobre todo los españoles, aún provocan más la sensación de artificiosidad sobre el argumento. No ves a turcos o armenios, sino más bien a gente disfrazada intentando serlo sin demasiado éxito. Algo parecido ocurre con los escenarios turolenses elegidos. No se consigue una total inmersión en una época y en una región del mundo, simplemente colocando algunos edificios digitales o pegando bigotes a los figurantes. Hay algo de irrealidad en toda la propuesta, más cercana al aspecto de un parque temático que a una ambientación realmente rigurosa.

Todo tiene un tufo a coproducción como las de antes, añeja, apolillada y sin demasiadas sorpresas. Se ve sin excesivo esfuerzo, entretiene en ocasiones y aburre en otras. Consigue lograr cierto interés hacía su tramo final, pero es incapaz de dejar el poso necesario para hacernos creer que aquello fue tan terrible como nos lo cuentan. No cruza la línea en ningún momento por miedo a ser demasiado violenta. Cine que viene a ser el fiel reflejo de una población completamente inmunizada.
Francisco Javier Millan
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6
30 de mayo de 2017
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Si somos francos, no nos equivocaremos al afirmar, que nos encontramos ante una secuela, cuyo argumento, parece en gran parte calcado de la cinta fundacional. Desde Disney se han percatado claramente de las cosas que funcionaron, y de las que no, en los anteriores episodios, volviendo por la senda de las líneas maestras que concedieron aquel taquillazo en verano de 2003. En esta ocasión todo se vuelve menos intrincado, dejando de lado esas idas y venidas de argumento, de las que adolecían las películas de Gore Verbinski. Se trata de una aventura independiente, que se puede disfrutar sin la necesidad de haber visto las anteriores, aún teniendo más de una referencia a este respecto. Para la misma se recurre a nuevos rostros jóvenes, dando lugar a una suerte de relato de orígenes y consecuencias, a la manera de los blockbuster del Hollywood actual.
Johnny Depp a pesar de estar desgastado, tanto en la vida real como en la ficción, consigue protagonizar varias escenas descacharrantes, sacadas directamente del género slapstick, junto con otras que, con su absurdez -la de la boda sin ir más lejos- resultan realmente tronchantes. Por su parte llamará mucho la atención la presencia de Javier Bardem, actor español que sólo es bueno cuando le doblan la voz, cuya presencia y físico resultan ideales para dibujar un villano, convertido en una especie de CGI animado. Lástima que no haya tenido más escenas en vida y no como fantasma. Aquí, lo sobrenatural, juega en su contra.
El producto es vistoso, un tanto pasado de moda, de feliz entretenimiento y de resolución fácil. Aún así, y ya van cinco, de nuevo se quedan en puertas de crear una verdadera experiencia pirata. La atracción de la que parten tiene más aroma a cine de aventuras, que cualquiera de los minutos de su alargado metraje.
Francisco Javier Millan
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5
22 de mayo de 2017
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si bien está planteada con un componente mucho más festivo que “Prometheus”, ésta, su secuela, arrastra todas las malas ideas de aquella, rompiendo en gran medida, la mitología planteada desde hace décadas en la saga.

Estas dos precuelas se están ganando con pulso, entrar en una cámara estanca de una nave, en ruta hacía el espacio profundo. Es decir, una suerte de realidad paralela, que apenas podemos valorar como introducción real a la serie iniciada en 1979. Aún así, el nuevo film contiene un estupendo arranque, con una escena introductoria muy por encima de la media, para luego dar paso a un primer acto que viene a ser una repetición casi exacta a lo ocurrido en la anterior: Nave de exploración encuentra una señal perdida, llegan a un planeta desconocido, empiezan a tocar esporas y hongos (o lo que sea aquello), y se desata la plaga.

Ridley Scott vuelve a jugar con los procesos de la genética a una velocidad de vértigo, provocando una sensación de despiste entre sus seguidores. La redefinición de la mitología se procesa de mala manera, logrando que el supuesto misterio que rodea al origen de las criaturas se reduzca a un simple proceso de laboratorio. Y lo malo es que todo no acaba aquí, ya que pretenden realizar dos o tres películas más para enlazar con la primera. Desvaríos propios de un director que, completamente perdido en el espacio, parece querer echar por tierra todo los aspectos creativos, inmensamente superiores, realizados por gente como James Cameron o David Fincher.

Para ello se inventa una nueva Ripley, con nula fuerza y carisma, y a dos androides, interpretados por Michael Fassbender, en un juego de dobles gemelos que para nada es nuevo en el universo de ciencia-ficción. Es más, la escena de la flauta, utilizada como aliviadero dramático, está directamente inspirada y/o copiada, de uno de los capítulos más celebrados de “Star Trek La Nueva Generación”; mientras que, la primera aparición de David, con su túnica y misterio, recuerda inexorablemente a la estampa de Luke Skywalker en el episodio VII.

Por lo demás, los niveles de acción, el extraordinario diseño de producción y la apelación nostálgica al añorado Jerry Goldsmith, hacen que el resultado final no sea del todo insatisfactorio. Pero eso sí, como veo que el viaje va a continuar, yo me apeo en el siguiente planeta habitable.
Francisco Javier Millan
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8
11 de mayo de 2017
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película a contracorriente que, a su vez, es toda una lección de cine clasicista. Una historia de aventuras vista desde el drama y la fascinación de un hombre, Percy Fawcett, en una época irrepetible en la que el mundo todavía poseía regiones sin explorar. James Gray ha obrado un trabajo ideal para todos aquellos que se dejan seducir por el misterio y los sueños, principalmente para aquellos espectadores cuyo acerbo cultural se haya formado con un libro de Julio Verne o Conan Doyle en una mano, o con películas de Allan Quatermain e Indiana Jones en la otra.

Gray establece una propuesta que, en manos de otro enfoque, muy probablemente hubiera derivado en una sucesión de peripecias y secuencias de acción. El director plantea la aventura desde el espíritu y nunca en base a grandes momentos climáticos. En gran medida logra que el relato te empape de la misma manera que lo hace la selva amazónica.

Charlie Hunnam confiere a su personaje una gran energía, es sabedor que tiene entre manos un diamante de los pocos que se puede encontrar en el cine actual. Desde el minuto uno es definido por sus ansias de soñar en cosas imposibles, sea capturar un ciervo por una senda peligrosa, o sea a través de la cartografía en profundas regiones brasileñas. Junto a él, su mujer, Sienna Miller, será la que catalizará una de las tramas principales, consiguiendo que, a lo largo del metraje, su peso específico en el conjunto sea mayor que el de sus expediciones. Cabe destacar también a un casi irreconocible Robert Pattinson y al joven Tom Holland, el nuevo Spider-Man, en el papel de su hijo mayor.

Tanto la dinámica del personaje, como la del montaje pausado y, hasta en ocasiones, contemplativo, hacen que esta búsqueda se acerque a la magia de películas como “Carga Maldita”, “Jugando en los campos del señor” y “La Selva Esmeralda”; tiene precisamente una gran conexión con el cine de John Boorman, y no solo en lo concerniente al gusto por el detalle, sino también por ese peculiar aire místico. A este respecto la música original de Christopher Spelman contribuye de manera absolutamente eficaz.

Un película para dejarse fascinar, que exigirá cierto grado de empatía hacía todo lo que ocurre en la pantalla. Si eres de los que sueñas despierto, la tendrás.
Francisco Javier Millan
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