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España España · Vizcaya
Críticas de Cazale
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Críticas 30
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
10 de abril de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
'La cornada', obra teatral de Alfonso Sastre, es el germen de esta película de personajes aplastados por sus traumas y la cruel lógica mercantil.

Juan Antonio Bardem, uno de los mejores directores de todos los tiempos, se rodea de pesos pesados como el veterano director de fotografía Alfredo Fraile o la montadora Margarita de Ochoa, poseedora de una filmografía impresionante.

Paco Rabal, uno de los mejores actores de todos los tiempos, comparte plantel con intérpretes de la talla de Nuria Espert o Julia Martínez Caba. Pero el que se roba el show es Enrique Diosdado con su papelón de empresario que explota toreros y controla la prensa.

Bardem camufla con naturalidad su pensamiento marxista en sitios como un diálogo entre un torero inseguro (Germán Cobos) y un trabajador de matadero (Manuel Zarzo). Amén de componer con la elegancia y precisión habituales.

Rabal derrama su carisma sobre la cicatriz de un torero arruinado. Intercambiando su compañía de animal mitológico herido por copas y cigarros. Humillado ante los aficionados, su amante y él mismo. Soñando con una redención al otro lado del océano.

América como huida hacia adelante, una vez más. Como si Caracas, México o Lima fueran capaces de matar unos demonios que llevamos dentro. Los traumas se arrastran por nuestras cavidades, tan inasibles como peces en aguas oscuras.

Para superar el pánico, hay que sumirse en cierto estado de abandono. Un paradójico no aferrarse a la vida para así conservarla.

Arrojo y al trauma.


" (…)
Ya luchan la paloma y el leopardo
a las cinco de la tarde.
Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la tarde.
(…) "

'Llanto por Ignacio Sánchez Mejías'
Federico García Lorca
Cazale
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4
9 de abril de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante mi estancia en Buenos Aires, lo que más forastero me hacía sentir era mi acento ceceante. Según una chica que conocí, yo pronunciaba "como el GPS". Me instaba a soltar palabras mientras ella le decía a su hijo de cuatro años: "escuchá, mi amor, escuchá: ¡es gashego!" Por eso me ha tocado un poco los cojones que en esta película salga Paco Rabal seseando.

Bueno. La verdad es que me gustaba la atención de la chica y su hijo. Y tengo un gran aprecio por los argentinos. Con ellos me pasa como con el propio Rabal: hagan lo que hagan, les banco.

Bancar 'Intimidad de los parques' ya es otra cosa. Vaya pastiche de escenas. No la salva ni estar rodada en otro país maravilloso como Perú, ni basarse en cuentos del maestro Cortázar. Buena parte del metraje consiste en Dora Baret frotándose contra las piedras de Machu Picchu mientras truenan los violines de la banda sonora. Los comportamientos teatrales y el montaje saltarín rebelde sesentero tampoco ayudan.

Me quedo con el paseo nouvellevaguiano por Cuzco y el estilo de Rabal fumando y bebiendo whisky. Lo demás lo sacrificaba y me restregaba con su sangre.
Cazale
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6
8 de abril de 2022
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una dirección y un montaje perspicaces convierten un puñado de situaciones anodinas en una exposición de imágenes magnéticas.

A la vez que la película alterna entre la gimnasta y el ama de casa, mi ánimo lo hace entre el tedio y el embeleso. El natural aburrimiento ante semejante gafapastada checoeslovaca se agrieta con algún plano curioso o algún gesto carismático de los intérpretes.

La opresión de las dos protagonistas proviene de lo que a la vez es motivo de amor: la gimnasia, la familia. Y es que, como se menciona en un diálogo, si hacemos algo de forma repetida, lo acabamos aborreciendo. O no. Puede que terminemos por abrazarlo plenamente y consigamos paz, como en esas fábulas asiáticas en las que el tonto del pueblo alcanza la iluminación mediante la escoba o la jardinería.

No sé. Pero me alegro de que existan estas películas, para dar un respiro a la facilidad de Hollywood. Y tener así una "vida de repuesto" (Joselu Garci dixit) variada, en contraste con la gris concatenación de jornadas laborales y domésticas.
Cazale
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1
31 de marzo de 2022
8 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cortometraje de ficción ganador en la gala de los Oscar en la que El Príncipe de Bel-Air dio una débil bofetada al yonqui de 'New Jack City' por el chiste que éste último hizo sobre la amiga especial de 2Pac.

El visionado de 'The Long Goodbye' provoca una sensación similar al de 'Raza' (1941, José Luis Sáenz de Heredia) o 'Akelarre' (2020, Pablo Agüero). Son obras que se adhieren como sanguijuelas a la corriente ideológica de su época. Maniqueas hasta la arcada. Infantiles. Con un desarrollo narrativo bochornoso y unos personajes equivalentes a monigotes dibujados en una servilleta.

Este tipo de películas suelen ser aplaudidas durante su estreno. Pero el pasar de los años las convierte en moho. Las gentes futuras se ríen de ellas a carcajadas, así como del criterio de quienes las aplaudieron. La Historia no tiene piedad. El corto de Riz Ahmed y cía será arrastrado por los guetos de la mofa y el olvido.

Quienes consideren que 'The Long Goodbye' es una denuncia lúcida contra la xenofobia, o cualquier frivolidad del estilo... se merecen un puñetazo del Tío Phil.
Cazale
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5
17 de marzo de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dan ganas de hacer un remake de esto. Con presupuesto abundante, escritores inteligentes, director perro viejo y actor infantil talentoso.

Se sustituiría el cutrerío setentero y los amagos peckinpahnianos por composiciones elegantes, sobrias y recias.

En vez de un chavalito rubio y travieso, habría un rapaz sucio y rabioso, con el odio carcomiéndole el alma pero incapaz de disparar bien por culpa de sus dedos sin formar.

La trama no estaría centrada en las peripecias de unos villanos paletos que no interesan ni a los familiares de los actores. Lo importante sería el protagonista, ese niño corroído por el ansia de venganza, y los múltiples obstáculos que debería enfrentar para atrapar a sus presas.

Los personajes del viejo pistolero artrítico y el indio de las nieves se mantendrían, aunque dotados de carisma y verdadera influencia, no como meros resortes de guion.

Se explotaría más ese paisaje otoñal, con una luz rojiza que anticiparía el sangriento final. Con vientos inmisericordes que endurecerían la piel tersa del niño, preparándole para el duelo contra los malnacidos que violaron y mataron a toda su familia.

Y el sonido de los disparos retumbaría por toda la sala de cine, golpeando las paredes y alcanzando las salas contiguas, aterrando a los espectadores que decidieron ver el drama amable francés o la comedia loca española. Disparos como truenos eructados por el Dios del Antiguo Testamento, que se colarían en la tumba de Charles B. Pierce y sus colaboradores, haciendo temblar sus cadáveres por la película que podrían haber hecho pero no hicieron.
Cazale
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