De argumento más que interesante, destaca el realismo de la acción en su trama, donde no hay golpes superfluos ni artificiosos como ocurre en la mayoría de cintas del género, en las que el empeño en una acción a toda costa lleva a la exageración y a la falta de realismo en las escenas. Aquí cada golpe parece dejar una huella y un agotamiento reales. A destacar también que la heroína femenina es de las pocas (por no decir la única) mujer de acción cuyas habilidades de lucha parecen reales, sus golpes parecen potentes y efectivos y no golpes de mantequilla. Realmente deja un buen sabor de boca al terminar.

Si verdaderamente muestra la realidad sudafricana, confieso que es una realidad muy cruda. Demasiado cruda para mezclarse con historias típicamente adolescentes de instituto. Su crudeza resulta dolorosa incluso para un adulto, por lo que no me parece muy apropiada para el público joven al que se supone va dirigida.

Me disgustan profundamente los argumentos incoherentes, y una cinta cuya primera escena ya presenta incoherencias argumentales deja mucho que desear. Que la copiloto de un vehículo se quite el cinturón de seguridad y acto seguido evite salir disparada en un accidente porque lo lleva puesto, es decepcionante para un comienzo.

Buen cine coreano. Más profundo de lo habitual. De temática sorprendente. Para mi gusto peca de exceso de maquillaje, no sólo en las intérpretes femeninas, sino también en los actores masculinos. Pero esto es algo habitual en el cine de esta nacionalidad. Por otro lado, carece del típico personaje estúpido tan propio de la idiosincrasia surcoreana, lo cuál le otorga seriedad y credibilidad.

Hasta la música de los créditos finales es una copia del legendario Freedown Writers Dairies, pero no pasa de ser una copia pobre y poco creíble de cintas clásicas del género como Mentes Peligrosas, e incluso otras del cine francés mucho más creibles como La profesora de Historia o El Buen Maestro. Las actuaciones de los menores no son muy creibles, aunque sí la de los adultos.