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Críticas de juanantlopez
Críticas 807
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
10
11 de setiembre de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escribo esto después de ver Drive dos veces en una semana. Aun así, se me hace muy difícil escribir sobre una película que me ha gustado tanto, una película que, como las más grandes, te toca la cabeza, te toca el estómago y te toca el corazón. Sin duda, la mejor película que he visto este año. Venga, vamos a intentarlo.
En primer lugar, Drive hace algo que, en mi opinión, es tan difícil como admirable: construir una historia desde el marco de un género de clase B (en este caso, el cine de criminales y persecuciones de coches de los años 80) y traerlo a nuestro tiempo renovado, dignificado y con una carga de profundidad increíble. No he visto muchos de los referentes que componen ese marco genérico, pero sé detectar los guiños al género y la maravillosa revisitación que hace Winding Refn.
Segundo. Si hubiera que dar una lección práctica sobre cine posmoderno, Drive es un ejemplo bastante estimulante e interesante. La construcción del personaje principal, ese misterioso conductor sin nombre, es digna de estudio. Un personaje construido a base de contrastes, de sombras, de silencios, de miradas, de acciones, de gestos, incluso por su forma de vestir. Nunca a base de palabras. Al final, nos queda una auténtica incógnita que, sin embargo, nunca podremos olvidar. Y más cuando se ve envuelto en la bestial espiral de violencia que se desata en la segunda mitad de la historia. Este Driver va de cabeza al imaginario mítico de los cinéfilos.
Tercero. Qué actores. Es una vergüenza que Ryan Gosling, que crea a su personaje desde la nada más absoluta y le da una profundidad inusitada con solo un gesto o una mirada, no estuviera ni nominado a los Oscar. Pero eso no me preocupa. Hacia él solo tengo palabras de alabanza, por construir un personaje dificilísimo con la economía de medios más grande que yo haya visto. Solo con su mirada y su parquedad en palabras seduce al espectador y le hace sentir su alma, la enorme tristeza y soledad de su interior. Junto a él, unos salvajes Ron Perlman y Albert Brooks, que dan vida a un par de mafiosos muy reales, nada mitificados. Bryan Cranston y Oscar Isaac, como secundarios muy necesarios, también están estupendos. Y, aparte de Gosling, dejo lo mejor para el final: esa princesa llamada Carey Mulligan, por la que yo mataría a quien fuera. Qué preciosidad de mujer.
Cuarto. La banda sonora. La mejor que he oído en mucho tiempo. Una de las bandas sonoras que se hacen valer, que de verdad aportan y dan cuerpo a la película. Baste decir que al día siguiente de ver la película fui a comprarla. La canción de los créditos iniciales, "Nightcall" de Kavinsky, es simplemente alucinante.
Voy acabando. ¿Qué más decir de Drive? Creo que mi entusiasmo está suficientemente expresado, aunque podría seguir horas y horas. Bajo su apariencia de thriller más o menos visto, Drive es una verdadera caja de sorpresas. Es una película que, se le mire por donde se le mire, es perfecta. La construcción de la trama y de los personajes, a base de contrastes en ocasiones brutales (la irrupción de la violencia no dejará indiferente a nadie), es una auténtica maravilla. Peter Travers dice: "no podría haberme gustado más". Yo digo: "amén".
juanantlopez
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5
9 de setiembre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Company Men es un nuevo intento, desde el mainstream hollywoodiense, de ponerse a ras de tierra y retratar a la más triste figura que han dado los nuevos tiempos de catástrofe económica: el parado. Pero la película de John Wells es lo que se espera: una mirada no demasiado dura, un canto de esperanza conforme avanza su metraje y un renovado a la "América, tierra de oportunidades".
The Company Men no puede ser una película del montón por su excelente reparto. Ben Affleck se esfuerza y queda airoso (no hay que machacarle siempre, aunque lo prefiero tras la cámara), pero es que el resto es una maravilla: Tommy Lee Jones y Chris Cooper demuestran su veteranía, Maria Bello aparece poco pero ilumina la pantalla y Kevin Costner parece renacido y en plena forma, en un papel muy agradecido. Si no fuera por su reparto, The Company Men no pasaría de telefilme.
La película de Wells puede pero no quiere llegar hasta el fondo del asunto. Para empezar, retrata a los altos ejecutivos quedándose en el paro, con lo que cuesta llegar a identificarse con los personajes. Si la moraleja es que cualquiera puede ser el siguiente, pues vale. Pero yo no sufro lo mismo por esta gente que, por ejemplo, por un obrero de la construcción o un camionero, que de verdad viven al día porque sus escasos sueldos no les permiten otra cosa. Además, se nota que Wells no quiere hacer sangre ni quiere cuestionar a sus personajes, y tampoco quiere llevarlos a una situación extremada. Wells se limita a quitarles su trabajo, pero no creo que retrate en profundidad el verdadero drama de quedarse en paro más allá de los cuatro tópicos que todos podemos imaginar.
A The Company Men le falta dolor, emoción, y le sobran buenas intenciones. Agradezco el optimismo en este tipo de historias, pero también agradezco la catarsis tras una experiencia dolorosa. Eso no va con la historia que nos cuenta Wells. Sus personajes sufren lo justo, y eso no es síntoma de sinceridad, que en una película de este tipo debe estar por encima de todo. En conclusión: a The Company Men le falta alguna carga más de profundidad y sutileza, y le sobra algún canto ingenuo a una esperanza que puede ser más engañosa de lo que parece.
juanantlopez
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8
8 de setiembre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es sorprendente y digno de admiración que la ciencia ficción, un género normalmente sesudo e inclinado a la especulación filosófica, haya sido utilizado por Kike Maíllo como vehículo para llegar al corazón del espectador. Normalmente, la ciencia-ficción tiende más a la reflexión científica, pero Maíllo se va al futuro no para inventarse un nuevo mundo, sino para contarnos un pequeño cuento de amor.
El año pasado, mientras que los Goya se disputaban entre dos titanes, Urbizu y Almodóvar, con dos películas mediocres, No habrá paz para los malvados y La piel que habito, el pequeño debut de Maíllo se alzaba con tres premios y se coronaba como la gran sorpresa del cine español. Y la verdad es que incluso podría haber merecido alguno más, pero tampoco hay que obsesionarse con eso. Lo importante es que Maíllo ha demostrado que el cine español está preparado para romper barreras y contar historias novedosas, y gracias a ese arrojo tenemos con nosotros la primera película "de robots" de nuestra historia.
La clave de Eva es que no da un papel preponderante a la tecnología o al exhibicionismo de cacharros futuristas. Lo más importante en Eva son los personajes. Daniel Brühl mejora día a día y Marta Etura cumple. Alberto Ammann también crece con cada personaje que interpreta y se revela como un actor versátil y sólido. Y brilla con luz propia Lluís Homar, al igual que Claudia Vega en el papel de la niña Eva. El plantel actoral es muy bueno.
En otros aspectos, Eva no se queda atrás. Los efectos especiales, la música y la fotografía son realmente bellos y bien conseguidos. El guion es muy sencillo y repleto de sinceridad. Y la dirección de Maíllo parece la de un veterano, consiguiendo que cada fotograma de esta película brille con luz propia.
Eva encandilará y gustará incluso a los que no sean muy de ciencia-ficción. Es una pequeña historia repleta de encanto y de sentimientos que, aunque en algún momento parezca tener alguna laguna narrativa y alguna reiteración temática, te conquista porque en ella hay más corazón que futurismo, si se puede decir así. Y sobre todo, mi aplauso por atreverse, en un cine a veces tan conservador, con una película de este género. Historias como la de Eva me hacen reafirmarme en mi teoría desde hace años: el cine español es mejor cuando es de género.
juanantlopez
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7
7 de setiembre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cara oculta, tras su planteamiento de película de suspense, esconde nada más ni nada menos que una historia de amor y celos. La cara oculta es un ingenioso thriller que. sin embargo, no tiene la capacidad de trascender, de dejar poso, y yo apostaría a que gran culpa de ello es su desinflado final.
La cara oculta ofrece dos buenas y distintas razones para ser vista: Martina García y Clara Lago. La primera nos regala un montón de duchas donde podemos contemplar su cuerpazo, mientras que la segunda vuelve a dar buena muestra de su talento y de su magnetismo ante una cámara. Para ser francos, la película no despega hasta que aparece su personaje, cerca de la media hora. Es entonces cuando la película coge cuerpo y despierta nuestro interés. Quim Gutiérrez es un buen actor, pero aquí no tiene un papel con el que lucirse. La verdad es que este trío protagonista es muy atractivo y nos mantiene expectantes, al igual que el ambiente insano y enrarecido que Andi Baiz sabe crear muy bien.
Pero, como digo, a la historia le falta el último tirón, el remate final, eso que la hubiera hecho perdurar. Es por eso que se queda en juego de ingenio, en momentos de tensión bien conseguidos, pero no en una película redonda. Una lástima, porque el material era realmente bueno. Pero no por ello dejo de recomendarla.
juanantlopez
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6
6 de setiembre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se nota que Alex de la Iglesia se mueve en su terreno con La chispa de la vida, pero también extraña que no lo haga con mayor soltura, y sobre todo con mayor personalidad. La chispa de la vida es anodina y casi insignificante estéticamente, y eso le resta mucha fuerza a una historia que podría y debería ser brutal.
Parece que Alex de la Iglesia no estaba entusiasmado haciendo esta película. Es imperdonable la estética de telefilm que se gasta, al igual que el desfile de personajes que parece una excusa para dar trabajo a amiguetes. La chispa de la vida, aunque esté escrita en clave de comedia, encierra en su fondo poderosas reflexiones, que desgraciadamente se diluyen con tanto forzar el argumento. Una pena que no se aproveche esta historia como debería.
Además, parece que Alex de la Iglesia vuelve a dar una lección de escasa sutilidad, decantándose muchas veces por la brocha gorda y el chiste fácil. Al igual que en Balada triste de trompeta, De la Iglesia dispara al bulto, como enfadado, sin matices.
La chispa de la vida comienza floja, pero hay que reconocer que va ganando enteros conforme avanza. Aunque no es una gran película, y cuando miremos en retrospectiva la carrera de Alex de la Iglesia la tildaremos de película menor, tiene aciertos y se deja ver. Yo me la esperaba peor. Por cierto, buen trabajo de José Mota.
juanantlopez
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