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Burkina Faso Burkina Faso · Lolailo
Críticas de Buscapé
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Críticas 694
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
Bill Viola: The Eye of the Heart
MediometrajeDocumental
Reino Unido2003
--
Documental, Intervenciones de: Bill Viola
10
1 de noviembre de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alguien dijo una vez, que el sexo es la única forma que tienen las bestias de hacer arte sin alma ni amor; el único don per natura que diferencia el puer del senex: del sexo genital de las bestias a la exuberancia y distinción de lo no-genital, del senex, la sugestión.

Bill Viola es un video artista contemporáneo. Está considerado como una de las figuras más influyentes en la generación de artistas que utilizan los nuevos medios electrónicos audiovisuales.

Hace veinte años, tuve la suerte de toparme con la obra de Bill Viola, "Ascension", (2000) una madrugada de sábado noche, Tv2 retransmitía en primicia su obra, totalmente ajena al mundo mainstream. Las sobrecogedoras imágenes, eran un collage de colores fríos con un hombre ahogándose, (o ascendiendo a la superficie, según se mire) todo ello grabado a cámara superlenta y salpicando la vista con recurrentes imágenes subliminales, sin color, bajo luz diáfana y borrosa, entremezclaba la figura de una pareja en la distancia hibridándose, como dos figuras espectrales, sólo se intuían los contornos, nada de pornografía o erotismo burdo.

Billa Viola y su obra, eran y siguen siendo veinte años después, el Rubicón del arte figurativo en todo su esplendor. El poder de lo sugestivo y evocador frente a la nueva era de una sociedad sierva y esclava de la hipergenitalidad, de lo explícito y burdo, compulsivo y deshumanizado que nos convierte en animales inermes frente a nuestros instintos más jenofontianos. Bill Viola nos ofrece una perspectiva casi espiritual del introito místico de lo que debería ser el arte en las próximas décadas, y por ende, influir en la tangencial deriva de los medios de entretenimiento y arte autodestructivos.
Buscapé
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5
1 de noviembre de 2021
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La saga "Halloween" ya es cuarentona, es decir, como toda veterana franquicia blockbusteriana, ya está pasada de vueltas y sirve más como plataforma de lanzamiento de estrellas emergentes que como verdadero producto de entretenimiento. Porque seamos francos, no existe nada que impida pasarlo bien una noche de Halloween salvo que te topes con una cinta como la que aquí nos ocupa: un guion incapaz de vencer sus propios vicios, (continuas elipsis con la cinta original del 78') una realización plomiza, incapaz de generar suspense alguno y con exceso de naftalina y memorabilia pasmosas que toman a las nuevas generaciones por oligofrénicos adictos a la nostalgia: la cinta base del 78' es un slasher que sentó cátedra a la hora de moldear el cine de terror de los 80's pero que vista hoy en día no soporta los zarpazos del tiempo y se la valora más por nostalgia que por verdadera calidad fílmica.

Lo que en aquella era suspense, en ésta se torna en un gorykills prototípico tan placentero como enchufarse el satisfyer en el culo: aliviar alivia el picor pero no soluciona la raíz del problema: que la franquicia está ya muy quemada y Mike Myers ya no resulta ni inquietante ni brutal.

De hecho, la cinta se puede resumir viendo un mushup de sus escenas truculentas en youtube porque argumentalmente, está hueca y carece de sentido en pleno 2021 pagar por semejante bodrio.
Buscapé
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7
1 de noviembre de 2021
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"El Luchador" es una alegoría de la carrera de su estrella principal, Mickey Rourke, el chico guapo de Hollywood que lo tuvo todo en los 80's y que, anegado por sus excesos, se vio condenado al ostracismo del cine más cutre durante la década de los 90's y sólo levantando un poco la cabeza ya en su madurez, siendo la cinta que aquí nos ocupa, el cénit de su filmografía.

Darren Aronofsky nos devuelve esa mirada descarnada que ya asomó en "Requiem por un sueño", (2000) mostrando el ocaso de una estrella de la lucha libre, (muy popular en los 80s y principios de los 90s) pero que en el nuevo milenio el circuito de luchadores vive sus horas más bajas, subsistiendo en antros de mala muerte y dramas familiares, que no por tópicos, dejan de ser menos descarnados.

A ratos Rourke nos devuelve lo mejor de Rocky I, (1976) dejando en un segundo plano los combates para centrarnos en el drama personal de "The Ram" y el retrato de la América 2.0 más marginal. Es ahí cuando Rourke saca su vena interpretativa más lírica e inspirada, lo mejor desde "Barfly", (1987) "El Corazón del Ángel", (1987) o "La Ley de la Calle", (1983) porque de lo que no cabe ninguna duda, es que Rourke fue uno de los mejores intérpretes de su generación, degenerado en juguete roto de Hollywood: drogas, actor conflictivo, divorcios multimillonarios, salto al mundo del boxeo, adicción al bisturí...

Sea como fuere, "The Wrestler" es un poema dedicado a los perdedores, formidablemente rodado, con un excelente score a cargo de Slash y Clint Mansell y un plantel de canciones ochenteras que nos evocan una época de excesos a todos los niveles, anacronismo y personajes usados y desechados como hombres de paja al servicio del show business más cafre.
Buscapé
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6
25 de octubre de 2021
32 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
""España, la primera globalización", es un intento de corregir las muchas oquedades que el sistema educativo español ha ido horadando en el tejido socio-cultural hispano, creando una leva de analfabetos condenados por su propia indolencia.

José Luís López-Lineras realiza un intrincado repaso de las grandes hazañas de los españolitos que se batían el cobre por un terruño allende los mares y que logró lo impensable en una comunidad de cainitas: extender la civilización hispánica al otro lado del mundo. Todo ello ante la atónita mirada de los grandes que habían dominado Europa, (Francia, Inglaterra o los Habsburgo) que impertérritos, codiciaron semejante hazaña.

Es necesario entender, que el autor del documental respeta en todo momento el rigor historiográfico, pero también se regocija en exceso con las grandes gestas, o cuando menos, no impide caer en la autocompasión sin entender que todo relato posmodernista, necesita de un espíritu autocrítico, (no autodestructivo, tan inherente al carácter hispánico) que sepa equilibrar gestas y cagadas, que de ambas vamos bien sobrados los hispanos.

Con todo, es justo mencionar que el documental busca denunciar el continuo drenaje del legado hispano: la narrativa imperante del eje anglo-americano desdibuja, cuando no directamente destruye, el legado cultural de más de 600 millones de hispanohablantes, convirtiéndonos en meros villanos a los que flagelar con la leyenda negra para ultrajar un legado impresionante, se mire por donde se mire.

Y ni tanto ni tan calvo: nuestro imperio fue tan maquiavélico como el Romano, el Islámico, Mesoamericano, Francés, Inglés, Holandés o Belga. Sólo que, a diferencia de ellos, nosotros hibridamos nuestra sangre y como tal, aún está viva y es joven. No sólo nos limitamos a vomitar un corpus legislativo, (Imperio Romano) o taylorista, (Anglosajones) al nuevo mundo llevamos nuestros apellidos, nuestras miserias, pero también nuestra grandeza. Algún día habrá que revisar esa quimera llamada panhispanismo, la cual es vista, no sin cierta inquietud al norte de Rio Grande y, por tanto, es el enemigo número uno a abatir por la narrativa historiográfica anglosajona, capaz de eliminar de un plumazo cualquier logro ajeno que ensombrezca sus hazañas, pero esa no es culpa del enemigo, si no de la indolencia de un pueblo sumido en su propia ignorancia.

Excelente documental para entender que nada es blanco o negro, que todo depende de quién y en qué momento se empuñe el pincel para retratarnos.
Buscapé
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5
25 de octubre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Giges fue un pastor tracio que, tras una tormenta, halló en el fondo de un abismo un anillo mágico que le daba la capacidad de invisibilidad. Henchido de poder e impunidad, sedujo, primero y confabuló después, con la reina tracia la caída de su propio cónyuge y rey para ponerse a sí mismo en el trono.

Paul Verhoeven, y no el villano interpretado por Kevin Bacon, es el verdadero Giges que sucumbió a su propia codicia: ascendió al olimpo de los grandes con Robocop, se consagró con Instinto Básico y, al igual que Teseo, fue lanzado a los infiernos del ostracismo por subproductos como Showgirls, Starship Troopers o su último hálito blockbusteriano: El hombre hueco a.k.a El Hombre sin Sombra.

"Hollow Man" es una reinterpretación tanto del mito del Anillo de Giges como de la propia obra homónima de H. G. Wells.

Sin embargo, el otrora Rey Midas de Hollywood deviene en una suerte de director de segunda, poniendo el piloto automático y arrojando toda su suerte a un plantel de actores, solventes, pero de segunda y a un guion atroz que impide a un sobrio Kavin Bacon, desarrollar en todo su esplendor, todo lo que ha sabido hacer a lo largo y ancho de su carrera: hacer de magnífico hijo de puta.

Si se ha leído o visto "El Hombre sin sombra" de H.G. Wells, se sabrá que tanto película como novela eran un ejercicio formidable de terror psicológico absoluto: el lector sentía siempre el acecho de la omnisciente presencia del científico mutado en villano perverso. La capacidad de sugestión, suspense y terror que en aquella obra se desarrollaba quirúrgicamente, se ve lastrada por una realización burda, un plantel de actores mediocres y un cúmulo de escenas a cada cual más previsible e insípida.

Cierto es que la cinta goza de momentos donde la labor y profesionalidad del holandés siguen ahí, impolutas, (sobre todo en su último tercio final) pero una realización un tanto anodina, casi coral, (la forzada y tórrida relación de Elisabeth Shue y Josh Brolin) y sobre todo arrítmica y alargada innecesariamente, hacen que la película llegue a un punto muerto que impide a la narrativa avanzar pues el director no sabe si vendernos una forzada relación entre los protagonistas antagónicos Shue-Brolin frente a su némesis, aquejado de un descomunal ataque de cuernos.

Con todo, la cinta fue un éxito porque dio al público una buena ración de mala leche, (violaciones, muertes truculentas y un ambiguo y ambivalente Kavin Bacon que en su tramo final lleva un poco más allá un pobre guion y personaje totalmente desdibujado, al servicio del arquetipo y la fanfarria y no al del maquiavelismo más perverso)

El resto de la empresa reúne los suficientes méritos para hundirse en lo más profundo del olvidadero por una falta de profundización en el suspense y el factor predictibilidad lo que unido a su descarnado pestazo a blockbuster de manual, nos hacen hablar de una cinta cualquiera perpetrada por un director que se haya aun más desquiciado que el propio villano, pues ya no sabe hacia donde orientar su carrera, y es que el tumultuoso ostión de Showgirls fue “el turning point” del que jamás se volvería a recuperar un director consagrado en su Europa natal pero usado, deglutido y excretado en la ansiada América que pretendía parodiar con subproductos tan burdos como el que aquí nos ocupa.

Perfectamente olvidable.
Buscapé
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