“Almas en pena de Inisherin” es un bien mostrado ejemplo sobre la estupidez humana y la delgada línea que muchas veces separa el amor (amistad en este caso) del odio. Su ambientación es muy buena y la fotografía, como era de esperarse en las costas de Irlanda, es espectacular.
Las interpretaciones elevan al film por encima de lo que el guion propone. Tal vez la interpretación menos lucida sea la de Brendan Gleeson que personifica a Colm, un ser parco y amargado como ha hecho muchas veces en su carrera. En contrapunto, Colin Farrell se luce en la piel de Pádraic, un hombre sencillo, de pocas luces pero de gran corazón, que no puede entender ni aceptar que su mejor amigo haya dejado de tratarlo de un día a otro sin causa alguna. Los secundarios también hacen un gran trabajo, Barry Keoghan da pena (dicho en un buen sentido) con su inocente Dominic y Kerry Condon da vida a la que, para mí, es el mejor personaje del film: Siobban, la hermana de Pádraic y la única persona de la isla con dos neuronas lucidas y que consecuentemente no aguanta más vivir en ese lugar lleno de soledad y tristeza, en donde a sus habitantes no les queda otra que buscar el sentido de sus vidas de una manera gris y rutinaria, ahogando las penas en una vieja taberna.
Lo que falla garrafalmente en el film es el guion de McDonagh que hace agua en la mayoría de sus líneas llevando la historia a una incongruencia narrativa. La historia presenta un claro desequilibrio entre la coherencia y la cohesión, el conflicto de la trama es claro pero todo va quedando a mitad de camino a medida que avanza el film, llegando a los momentos finales en donde la historia se despoja de cualquier atisbo de sentido común.

"Armageddon time" parece una película hecha por el partido demócrata para denostar al glorioso partido republicano. La historia está ambientada en 1.980 y va de un niño de 11 años llamado Paul Graff, un chaval bastante rebelde y lento de entendimiento que solo sabe meterse en problemas en la escuela, hacer berrinches en su casa y desobedecer a sus padres. A causa de sus travesuras, un día sus padres deciden cambiarlo de una escuela pública a una escuela privada en donde uno de sus directivos, ohh casualidad, es el padre de Donald Trump. Escuela en donde instalan que hay un constante racismo y desprecio por los negros, mientras que el padre de Paul se la pasa insultando a Reagan cada vez que este aparece en televisión. Lo único que se salva es la interpretación de Anthony Hopkins.
La próxima vez su director James Gray debería tratar de ser menos obvio y, ya que estamos, tratar de hacer una película medianamente entretenida.

Decepcionante biopic de Elvis. Una película en la que nos venden que es la historia de Presley, no puede ser que cuando te sientes a verla el centro de atención de toda la historia sea su representante, por más que quien lo interprete sea una leyenda viva como Tom Hanks.
El gran déficit de la película es su dirección, la misma está llevada a cabo de una forma muy embarullada, con saltos en el tiempo constantemente y de modo ciclotímico que hacen que se pierda la narración y que, incluso, la misma por momentos pierda el sentido. El film está montado como un videoclip, con grandes saltos en el tiempo en donde el movimiento de la cámara va tan rápido que apenas da tiempo a ver lo que sucede. Esos planos tan actuales y excéntricos, sin necesidad narrativa, le quitan belleza a la época en la que el cantante se desenvolvió. Incluso una puesta en escena en blanco y negro le hubiesen venido mucho mejor a la historia ya que hubiese estado acorde a la época en la que la carrera de Elvis transcurrió.
En cuanto a las interpretaciones, considero que no hay mucho para destacar. Tom Hanks está muy sobreactuado, algo raro en él; y Austin Butler (hasta aquí un completo desconocido) no hace una interpretación fabulosa como se dijo por muchos lados. Creo que tantos premios y nominaciones a su interpretación han sido excesivos, de haber logrado el Oscar se habría cometido una injusticia.

“Causeway” es un emocionante e intimista drama independiente que narra el regreso a casa de Lynsey (Lawrence), una soldado del ejército estadounidense herida durante un bombardeo en Afganistán, que debe recuperarse de una lesión cerebral que le afecta la motricidad y también le provoca algunas lagunas mentales. Su único deseo es curarse lo más pronto posible para incorporarse nuevamente al ejército, pero durante su recuperación conocerá a James (Henry), el encargado de un taller mecánico que perdió una pierna en un accidente automovilístico, un hombre con el que entablará una amistad sincera que le hará replantearse su vida.
En "Causeway" se realiza un profundo estudio psicológico de dos personas heridas física y, sobre todo, mentalmente, que en su andar errático y sin rumbo se encuentran a sí mismas en la comprensión del otro.
Lynsey tras conocer a James, inician juntos una relación de amistad que insinúa con derivar en algo más, aunque lo que ambos necesitan es a alguien que los comprenda y los escuche, alguien a quien poder abrazar y desahogar sus corazones. La forma en que ambos entablan esa amistad es muy bonita, sin sentimentalismos dramáticos, por el contrario, su relación se mueve con lentitud entre escenas cotidianas que no parecen contar demasiado y pequeños gestos como tomar juntos un helado, bañarse en una piscina o viajar escuchando viejas canciones de blues.
A destacar las muy buenas interpretaciones de sus protagonistas, ambos logran transmitir esa sensación de desazón por la que atraviesan sus personajes, y el trayecto de autodescubrimiento que recorren para tratar de abrirse nuevos horizontes. Lawrence y Henry conforman una pareja atípica pero con mucha química escénica entre ellos.

"Living" es una remake de la película del año 1.952 "Vivir", del maestro japonés Akira Kurosawa. Esta versión está ambientada en la Londres de los años 50, pos reconstrucción europea tras la Segunda Guerra Mundial.
La historia sigue a Williams (Nighy), un veterano funcionario del sector de obras públicas del Ayuntamiento, responsable del departamento de parques y jardines públicos. Williams al recibir el devastador diagnóstico de que tiene un cáncer terminal que le deja pocos meses de vida por delante, decide vaciar su cuenta de ahorros y dedicarse a disfrutar de lo que le queda de vida. Pero aquí surge otra dura noticia para el viejo Williams, no sabe cómo ni que hacer para disfrutar sus últimos días, cayendo en la realidad de lo anodina y rutinaria que ha sido su existencia.
La historia es buenísima pero esta remake está muy lejos del nivel de la original. Si bien el guion es similar, lo que aquí falla es el ritmo de la historia. La película se hace larga y aburrida en casi toda su duración, sin que pase nada destacable durante gran parte de su metraje. Esto es una verdadera lástima porque de haber tenido un ritmo menos pausado y denso, el film podría haber llegado a un nivel bastante superior.
Lo que si es para enmarcar es la gran interpretación de Bill Nighy, un veterano actor muy talentoso al que le llega su primera nominación al Oscar por un personaje totalmente distinto a los que interpreto a lo largo de su carrera. Nighy siempre se caracterizó por dar vida a personajes extrovertidos y villanos, logrando aquí un registro totalmente opuesto y haciendo de la introversión su mayor baza.