Lo que más me ha gustado de esta película es la sensación de ver cobrar vida a un cuadro de Vermeer mientras la miraba. La fotografía es espléndida, las interpretaciones también y aunque el personaje es un invento estupendo de la escritora Tracy Chevalier porque la identidad de la chica del cuadro es desconocida, lo cierto es que llega una a desear que sea verdad por lo creíble de la historia y lo bien llevado que está el guión y la dirección de la película. Notable.

Está a años luz por calidad de cualquier otra adaptación anterior o posterior de la obra de Jane Austen. Un Darcy insuperable interpretado por Colin Firth y gran fidelidad al texto de la escritora y las situaciones que plantea en su libro.

Espléndida.

Está bien ambientada y recoge parte del texto del libro de Jane Austen, aunque con muchas alteraciones, pero lo que da rabia es la falta de cuidado en algunos detalles, como por ejemplo, que Anne Elliot salga tocando el claro de luna de Beethoven publicado en Viena en 1802 cuando la novela de Jane Austen no fue terminada hasta 1816 y aunque la protagonista tuviera 27 años en 1814 según la fecha de nacimiento que da Austen en su obra, es más que dudoso que la hija de un barón británico que vive recluida en el campo conociera e interpretara dicha obra apenas doce años después de su aparición en otro país. Eso por no hablar de situaciones o escenas ridículas como la protagonista corriendo medio desnuda cuando se cae su sobrino teniendo en cuenta la época ¡Absurdo!

En todo caso, el trabajo de todos los actores es muy correcto aunque podrían haberle dicho a Sally Hawkins que mirara menos veces a la cámara de frente, resulta aburrido.