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Chile Chile · Santiago
Críticas de Lawrence
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Críticas 94
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
25 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su cuarto largometraje, el realizador australiano Jonathan Teplitzky se inspira en la historia real del británico Eric Lomax, de acuerdo al libro autobiográfico que éste escribió y publicó en 1995, contando su doloroso proceso personal como sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial. Capturado por los japoneses junto a su batallón en Singapur, Lomax fue enviado a un campamento de prisioneros, donde debió trabajar en la línea del ferrocarril, y tras ser descubierto como el responsable de haber construido secretamente una radio, fue atormentado y torturado severamente.

Aunque luego de ser liberado el protagonista logró volver a su vida cotidiana y continuó con la relación con sus amistades y con su obsesión con los trenes y recorridos ferroviarios, internamente el trauma por lo vivido nunca fue borrado por completo, y eso quedará paulatinamente al descubierto cuando inicia una relación amorosa con una mujer a quien conoce en un tren, Patti, quien terminará convirtiéndose en su esposa y pronto comenzará a preocuparse cuando descubra las pesadillas y recuerdos que atormentan a su marido. El único apoyo para encontrar una solución podría ser el mejor amigo de éste, Finlay, quien también estuvo con él en la guerra y sobrevivió al campamento de prisioneros. El nexo directo con el pasado surgirá tarde o temprano, como poco a poco va revelando la película.

La impecable factura de la cinta, que resalta por la fotografía de Garry Phillips, el diseño de producción de Steven Jones-Evans y la dirección de arte de Nicki McCallum, todo sumado a la efectiva música de David Hirschfelder, es un factor de innegable atractivo para la atractiva ambientación de época. Pero todo eso no impide que "Un pasado imborrable" se perciba a menudo demasiado académica y convencional, tanto en lo narrativo como en su puesta en escena. Hay que reconocer que Teplitzky sabe capturar el interés del espectador con un muy buen punto de partida, al retratar con encanto el encuentro entre Lomax y su futura esposa, y el rápido proceso de enamoramiento de la pareja. Pero luego todo se hace más predecible, tanto en las escenas durante la guerra como en las posteriores.

A pesar de todo lo anterior, el film no es tan fallido como parecían indicar las negativas críticas de diversos países o las decepcionantes cifras de la taquilla internacional. Puede que no emocione tanto como se podría esperar, pero igual funciona como drama de época, como enésimo relato de penurias bélicas y de los ecos que éstas dejan en el presente y futuro, y también como mirada a la posibilidad de perdonar y olvidar para sanar las heridas. Y sobre todo logra interesar gracias a las sobrias y convincentes interpretaciones de su elenco: muy bien secundado por Nicole Kidman (quien hace lo mejor que puede con su rol de esposa preocupada y abnegada), el siempre sólido actor sueco Stellan Skarsgård y el japonés Hiroyuki Sanada, el británico Colin Firth es un creíble protagonista, frágil, dolido y fracturado.
Lawrence
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4
25 de mayo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los vaivenes económicos que han afectado a Estados Unidos en los últimos años no han sido ignorados por Hollywood, y sus repercusiones han logrado filtrarse en diversos títulos, aunque siempre la perspectiva suele abordar la situación en las grandes ciudades o las zonas urbanas más emblemáticas. El otro Estados Unidos, esa "América" profunda y dejada de lado -casi como si fuera la trastienda de lo oficial-, lo que el cliché suele resumir como "el lado B del sueño americano", no ha aparecido demasiado en la pantalla en este ámbito, salvo contados títulos del cine independiente que han logrado llegar a audiencias más amplias gracias a sus premios y nominaciones, como ocurrió en 2010 con la elogiada "Lazos Winter's", de Debra Granik, que ayudó a impulsar el camino al estrellato de su protagonista, la en esos momentos casi desconocida Jennifer Lawrence.

En un ambiente muy similar al de esa cinta, enrarecido, frío y gris, casi sin esperanzas y donde reinan la cesantía y el desaliento, transcurre esta película, que también nos muestra esa realidad menos grata y más oscura de los pequeños pueblos estadounidenses casi olvidados y en los que los altibajos financieros de la nación han golpeado de manera más severa e implacable. Como le ocurre directamente al protagonista de este thriller violento y sombrío, Russell Baze, encarnado por un sólido Christian Bale; mientras trata de conservar su optimismo y sobrevive trabajando en una acerería, intenta ayudar a su hermano menor, Rodney (Casey Affleck), que ha regresado de Irak y no logra encontrar un rumbo definido, lo que lo lleva a involucrarse en las peleas ilegales con el apoyo del dueño de un bar y ocasional prestamista John Petty (Willem Dafoe) y a conocer a turbios personajes, como el peligroso e incontrolable Harlan De Groat (Woody Harrelson). Una lamentable coincidencia hará que Russell no sólo vaya a parar a la cárcel, sino además terminará afectando su relación sentimental, la salud de su anciano padre y el destino de su hermano.

Quienes admiramos a Jeff Bridges podemos agradecerle al actor y director Scott Cooper que en su debut como cineasta, "Crazy Heart", dirigiera al veterano actor en la interpretación que al fin le permitió ganar su tan postergado Oscar tras cuatro décadas de trayectoria fílmica, pero de todos modos no podemos dejar de mencionar sus falencias como realizador. En este segundo largometraje, Cooper confirma que puede desarrollar otros aciertos, pero que aún presenta notorios problemas en su puesta en escena y el desarrollo argumental.

Como virtudes, de partida Cooper cuenta con una lograda atmósfera, acentuada por la muy creíble ambientación, la buena fotografía de Masanobu Takayanagi y la inconfundible voz de Eddie Vedder en una nueva canción suya, que abre y cierra la película. También logró reunir a un notable y estelar elenco, en el que algunos actores de verdad se lucen -Bale, Affleck, Dafoe y muy especialmente Harrelson en uno de esos roles desquiciados y desbordados que tan bien le quedan- mientras otros están muy desaprovechados, como Forest Whitaker y Zoe Saldana. La primera parte de la película funciona bien y logra atrapar e involucrar al espectador, pero la segunda comienza progresivamente a perder su equilibrio y a revelar las debilidades y grietas de un guión -escrito por el propio realizador junto a Brad Ingelsby- que debería haber sido más sutil y elaborado. Tampoco ayudan ciertas metáforas visuales o los evidentes ecos de esa obra maestra que es la ganadora del Oscar "The Deer Hunter", de Cimino, que retrataba de manera inolvidable cómo una comunidad muy parecida a la de "La ley del más fuerte" era afectada de manera irreversible por las vueltas de la vida.

Como historia que recorre bajos fondos y decanta paulatinamente en un violento espiral de obsesión y venganza personal, el film es menos contundente de lo que promete y se va haciendo cada vez más convencional y predecible, perdiendo en el camino los hallazgos formales y emocionales que lograra desarrollar en un principio. Sin embargo, no se derrumba por completo gracias a la fuerza de sus actores principales, y a que de todos modos su desoladora mirada a una realidad social y económica que de seguro es más cotidiana de lo que el cine hollywoodense nos ha mostrado, consigue calar hondo y sentirse real.
Lawrence
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6
25 de mayo de 2020
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Desde que estrenó su primer largometraje en 2003, y en especial gracias al prestigio internacional y los premios obtenidos con las notables "About Elly" y "La separación", el iraní Asghar Farhadi ha logrado ser considerado como uno de los realizadores más interesantes y talentosos de la última década. En especial con la segunda, por la cual recibió numerosas distinciones en todo el mundo, incluyendo el Oso de Oro en el Festival de Berlín, el Oscar, el Globo de Oro, el César y el Independent Spirit Award, y para muchos fue la revelación de un cineasta cuya mirada a las relaciones humanas no rompía esquemas fílmicos, pero de todos modos era universal, conmovedora y calaba hondo en el espectador. Su sexta película, "El pasado", también tuvo gran repercusión en el circuito de premios y festivales: fue estrenada mundialmente en la competencia oficial del Festival de Cannes, donde su protagonista, la argentina Bérénice Bejo (la misma que se hizo conocida gracias a "El artista") fue elegida mejor actriz, entre otros reconocimientos también fue nominada al Globo de Oro y a cinco premios César incluyendo mejor película y director.

Este nuevo film se inicia con la llegada a París de Ahmad, quien viene desde Irán porque su ex esposa, la francesa Marie, le ha pedido que viaje de regreso luego de cuatro años de estar separados, para regularizar sus papeles de divorcio; pero durante el tiempo que deben compartir por las circunstancias, el iraní descubrirá la compleja situación emocional en que vive su ex, quien no se lleva bien con su hija adolescente y a la vez tiene problemas en su nueva relación con un hombre cuya esposa está en coma. Como en su cinta anterior, el punto de partida vuelve a ser una separación, pero acá los alcances van en una dirección distinta, explorando nuevas aristas de las emociones, a pesar de conservar algunos elementos ya presentes en "La separación", como las dificultades de comunicación que terminan distanciando a quienes se han querido, o cómo las decisiones de los adultos afectan a sus hijos hasta extremos insospechados.

Mientras surgen aún más problemas y dificultades, Farhadi desarrolla nuevamente una historia en la que la realidad se va haciendo cada vez más complicada para sus protagonistas, pero sorprendentemente siempre logra manejar las sutilezas para conservar el equilibrio sin abusar del efectismo o recurrir a golpes bajos, incluso aunque el drama se acentúe. Logra involucrar y conmover al público, pero sin manipularlo, aunque en el último tercio de "El pasado" su equilibrio formal pierde fuerza y la trama se siente algo reiterativa y más extendida de lo necesario al acumular situaciones. Pero de todos modos se agradece una vez más su fluidez narrativa, su atención a los detalles y la naturalidad y credibilidad de su guión que evita los blancos y negros gracias a personajes y situaciones complejos y multidimensionales y a su estupenda dirección de actores, extrayendo lo mejor de su sólido reparto, incluso en los niños. Como sobria y por momentos dolorosa reflexión sobre el peso e influjo que las decisiones y actos del pasado terminan teniendo en el presente y el futuro, sobre los vaivenes de los lazos afectivos y las relaciones entre padres e hijos y muchas cosas más, esta nueva película de Farhadi puede ser menos contundente que "La separación", pero eso no implica que no sea valiosa y recomendable.
Lawrence
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5
25 de mayo de 2020
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En este tercer largometraje del realizador británico Joel Hopkins, una pareja ya divorciada ha quedado en bancarrota por culpa de los manejos de un implacable hombre de negocios, y con la ayuda de un matrimonio de amigos, intentan una disparatada solución: robarle al culpable de su ruina un diamante que vale millones. A lo largo de una hora y media, Hopkins desarrolla en medio de bonitas locaciones francesas una trama que evoca el espíritu de sofisticadas comedias inglesas de los años 60 y 70 con temáticas similares; ágil y dinámica, con algunos buenos toques de humor y algunos gags que funcionan mejor que otros, por el camino pierde fuerza. Pero el film y sus muchos momentos absurdos y ridículos igual logran funcionar gracias a un elenco encabezado por la siempre notable y divertida Emma Thompson, quien acá logra una contagiosa química con Pierce Brosnan, ambos muy bien apoyados por Timothy Spall y Celia Imrie.
Lawrence
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4
25 de mayo de 2020
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A lo largo de más de tres décadas de carrera fílmica, el actor estadounidense John Turturro ha desarrollado una sólida y a menudo subvalorada trayectoria (pese a ocasionales estereotipos y desbordes interpretativos) especializada en memorables personajes secundarios, frecuentemente dirigido por realizadores de prestigio como Scorsese, Friedkin, Cimino, Weir, Rosi y particularmente con Spike Lee y los hermanos Coen; estos últimos, con quienes ha filmado cuatro películas, no sólo le permitieron lucirse en uno de sus pocos roles protagónicos que han generado elogio unánime entre los cinéfilos, el de Barton Fink en el film homónimo -por el cual fue elegido mejor actor en el Festival de Cannes-, sino además le ofrecieron uno de sus papeles más excéntricos e inolvidables, Jesús Quintana en "El gran Lebowski".

Pero además de su faceta frente a las cámaras, Turturro también se ha fogueado en la dirección, debutando como cineasta en 1992; "Casi un gigoló" es su quinto largometraje, y en un principio lo que más llama la atención es el contar en su elenco, junto a figuras como Sharon Stone y Sofía Vergara, con el realizador, actor y guionista Woody Allen. A lo largo de los más de 40 años que se ha dedicado a la dirección, el octogenario autor neoyorquino ha reservado sus apariciones en pantalla casi exclusivamente para títulos dirigidos por él mismo, salvo contadas interpretaciones en cintas de colegas como Herbert Ross, Martin Ritt, Paul Mazursky e incluso Godard. Por eso no deja de generar curiosidad que haya aceptado ser dirigido por Turturro, quien en 1986 apareciera en un breve personaje en uno de los clásicos de Allen, "Hannah y sus hermanas".

En el papel, el curioso argumento de esta película, también escrita y protagonizada por Turturro, parecía prometedor: agobiado por apremios económicos que lo han obligado a cerrar su librería, Murray, el personaje de Allen, intenta convencer a Fioravante (Turturro) de satisfacer a cambio de dinero la fantasía sexual de la dermatóloga que encarna Stone, hacer un trío con ella y Vergara; y el primer encuentro con la doctora será tan positivo, que Murray verá en las inesperadas dotes amatorias de Fioravante una posibilidad de generosos ingresos para ambos, ya que se convertirán en proxeneta y atípico gigoló.

Una trama tan improbable como esta -más aún considerando lo rápido que acepta la propuesta Turturro, así como la avasalladora pasión que genera en sus "clientas"- se hace todavía más bizarra gracias a sus dos personajes principales, así como por una historia secundaria sin mucha fuerza y que sin embargo va cobrando importancia, enmarcada en el ambiente judío más estricto y ortodoxo de Brooklyn, y donde interviene la viuda de un rabino, encarnada por la bella Vanessa Paradis. En un principio todo pareciera remitir a una película dirigida por Allen, partiendo por la presencia de éste, y siguiendo por la ambientación en Nueva York, la grata banda sonora, las situaciones absurdas y las alusiones al sexo, la muerte y la religión. Pero eso es sólo la cáscara, porque el estilo de "Casi un gigoló" va por otro lado, y más bien es una rareza simpática aunque no muy divertida, que tiene un ritmo irregular, cuya fluidez narrativa tiene notorios altibajos y su conclusión es abrupta y algo torpe. Sin embargo, en medio de sus intentos por hacer reír -donde como era de esperar, las pocas veces que sonreímos es gracias a Allen en su enésima versión de su característico personaje neurótico pero entrañable-, tiene algunos detalles que la hacen ser grata a pesar de todo, e incluso sorprende con sus toques de melancolía y romanticismo.
Lawrence
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