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Críticas de antonio lopez herraiz
Críticas 1.223
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
19 de junio de 2024
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Si es cierto eso de que el saber no ocupa lugar, razón de más para que los demonios de bolsillo se den un garbeo por el templo del conocimiento y las cafeterías (ah no... de las hermandades, que esta peli no es española).
Se revierten las tornas y ellos visitan el habitat natural de los veintañeros y líderes del mañana en lugar de a la inversa, y el efecto viene a ser el de siempre con una intacta e incluso creciente despreocupación por la corrección política, bromas etílicas u/o psicotrópicas y un generoso surtido de despelotes... ¿esto es o no es una comedia universitaria??
¿El culpable? Hacía mucho que al viejo zorro de Kevin McCarthy se le habían quedado pequeñas las vainas alienígenas para asumir retos mayores (en espíritu, que no en tamaño) como ser un villano decano de manual dejándose los abdominales en el proceso.
La añorada Marcia Wallace, saboreando el auge de popularidad de su Edna Krabappel es, por supuesto, parte del cuerpo docente entre zanganos aún por despuntar tales como Mathew Lillard -Shaggy en 'Scooby Doo'- haciendo de nerd de refilón, Jason Scott Lee de friki salido vestido con gorra, americana y bermudas (¡¡!!) y otro vástago de Ryan O'Neal, un tal Griffin. La playmate Hope Marie Carlton saca buen partido de las hitchockianas escenas de rigor en la ducha y encima hace la ventosa (no pienses en cosas sórdidas, lo digo de forma literal).
El mago de los F/X y el maquillaje, John Carl Buechler, al que ya respaldaban en solitario 'Cella Dweller', 'Torok el Troll' y 'Viernes 13 parte 7' toma los mandos del tinglado volviendo a echar mano de su fetichismo por los monstruos resucitados (y más parlantes, con Carlos Ysbert o Ramón Reparaz al micro) a partir de un comic.
Y acogiéndome de nuevo al refranero, si Unamuno contestó "claro que el saber que no ocupa lugar, lo que ocupa es tiempo... ¡y mucho!" siento disentir con él. Son solo 94 minutos de diversión (aunque no gracias a los personajes humanos) y encefalograma tan plano como la boa de Antoine de Saint-Exupery antes de merendarse al elefante.
Esta crítica tenía que finiquitarla con un par de referencias intelectuales a la altura de las circunstancias, para darle academicismo a la cosa.
antonio lopez herraiz
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8
15 de junio de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que me aspen si soy el único freak demente sobre la faz de la tierra al que se le llevan los demonios cada vez que oye chascarrillos sobre la cara de palo que Tommy Lee Jones muestra en la mayoría de sus papeles, sobre todo en los "serios", pero ha proferido siempre una enfermiza predilección por ese otro Tommy, el que está como unas maracas y borda a malos en pelis de acción dejando encogidos a Steven Seagal, Val Kilmer, en ésta a Jeff Bridges o, muchísimo después, incluso a Jason Statham.
Stephen Hopkins da un golpe de autoridad, o como mínimo a fin de constatar que él también, para confirmar que Jan De Bont y John McTiernan no iban a ser los únicos que ostentasen en la primera mitad de la década la patente de un cine de acción con adrenalina explosiva programada a contrarreloj en la "trilogia bombástica" que, en fechas colindantes, formasen la tercera 'Die Hard' o el primer 'Speed' pese a que al bueno de Hopkins le tocaría merendarse un guión, que ni tan mal, de los autores del trabajo más irrelevante de Dennis Hopper tras la cámara para lucimiento de Erika Eleniak o, en el siglo próximo, el biopic de Anna Nicole Smith.
Jeff Bridges replica el desquiciado histrionismo texano con aplomo de denominación de origen californiana con contextualizadas raíces irlandesas de su personaje, un ex desactivador de bombas con, ironías del oficio, pasado terrorista en Irlanda, que tratará de soflamar el caos artificiero que asola a Boston por culpa de un desatadísimo en lo gestual (repito, ésta no sería su primera ni su última ocasión) Lee Jones. Y sí, ésta es una de esas ocasiones -honrosas ocasiones- en las que Jeff Bridges parecía intercambiable por Kurt Russell.
Forest Whitaker y Lloyd Bridges se hacen con dos papeles a los que tienen tomada la medida delante y detrás de la cámara respectivamente: el del compañero a regañadientes del prota, y el del padre del prota.
Un juguete explosivo y noventero hasta la médula con aroma a Boston, cerveza negra y dardos al propio pie de Irlanda:
" - ¿Te gusta U2? Te vendo esta cinta por un dólar.
- ¿Uqué??"
Hala, ya sabes quién sí está en la BSO.
antonio lopez herraiz
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8
14 de junio de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿El salvaje oeste?? Nunca te han presentado debidamente al salvaje oeste hasta que no viajas al salvaje oeste bajo la sombra chingona y arrabalera del vaquero mugriento vengador que apenas precisa de caracterizaciones para lo primero, y menos aún de inventivas imaginativas para obligarle a optar por el ojo por ojo.
Puede que carezca de la rudeza etérea y la fotogenia rebelde de Clint Eastwood en 'High Plains Drifter' para trocarse en ángel de venganza sobrenatural, maxime si se trata de interpretar abiertamente un criminal que busca no la redención propia tanto como la de sus verdugos, incorporando de nuevo a otro Machete -Machete o Guerrero, tanto da- suelto y sin collar por, ya que nos ponemos a mezclar churras con merinas, la icónica ubicación de Tombstone cuando está a punto de erigirse, de la forma más literal y gráfica que nunca lo ha hecho, en una piscina de sangre y tripas.
Por más que el, algo menos que Trejo, muso intermitente en horas bajas de Robert Rodriguez, Mickey Rourke de Mairena coquetee con el drama con mallas de Darren Aaronofsky, algún blockbuster marvelita o fantasias épicas de Tarsem Sing en el desfloramiento mediático de Henry Cavill, en este siglo nunca terminaron de abrírsele muchas ni mejores alternativas que las de asociarse a Trejo como lo hacen los frijoles blancos con el cerdo, oficiando de mefistofélico mercader de almas, y Anthony Michael Hall resultando ser mejor villano cuanto más consciente es de su propia decadencia. Dina "Starship Troopers" Meyer es una vigorosa y embravecida compañera de armas.
Olvídate de neo westerns macheteros, y especialmente de la precuela con espuelas de 'Open dusk till dawn'. Ya existe un Trejo con trazas de cowboy a reivindicar, tan precario como divertido y armado de ruido (es decir, de disparos que te lanzan varios metros hacia atrás).
Esto es un western de Roel Reiné con Danny Trejo y titulado "Muerto en Tombstone", así que no le pidas mango ni chicozapotes al olmo, gringo.
A ver si de paso algún día se reivindica a Reiné como el gurú del videoentretenimiento (y de unos años a esta parte, del streaming) que es para el siglo 21.
antonio lopez herraiz
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10
13 de junio de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los efectos más gratos a los que consigue inducirme cada nuevo visionado de 'Penny Serenade' (1941, George Stevens) es el de imaginarme cuántas posibilidades alternativas existen para que el final feliz instigado por el Código Hays diese pie a situaciones todavía más masajeadas por la desfachataez que la repentina dicha de Irene Dunne y Cary Grant tras perder a dos hijos consecutivos, y optar, como quien decide cambiar de microondas, por adoptar a un tercero para curar la melancolía en, repito, cuestión de segundos en su desenlace. La semienterrada España de Franco, y por tanto la ruptura de tabúes, proporcionaba a Eloy de la Iglesia un vehículo idóneo, no solamente para inventar un giro aún mejor ("si has sufrido un aborto, adopta un perro") a la premisa del nido prematuramente vacío, sino un pretexto para meter en el mismo saco la violencia machista, las relaciones matrimoniales rotas y el florecimiento de un nuevo amor: si has sufrido un aborto porque te atacó un perro y tu matrimonio no remonta, adopta un perro idéntico al que te atacó para llenar el vacío... y lo que surja.
Lo divertido de rizar el rizo es que, entre apuntes de osada turbiedad, se te escapen varios dardos tan afilados como certeros al tiempo que corre, y por ende al nacionalcatolicismo de doble rasero en el presentador rancio de Juan Diego y un entorno franquista subrayado sin la innecesaria sutileza.
Ana Belén borda a una criatura desequilibrada, fascinante y magnética, tanto como su eterna mueca con la mandíbula apretada y la mirada altiva fija en su interlocutor sin que sepas si está a punto de ponerse a gritar y destrozar cosas, carcajearse o avalanzarse sobre él.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
antonio lopez herraiz
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8
12 de junio de 2024
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
De ponerme a ello perdería la cuenta de razones por las que la 'Invaders from Mars' ochentera -inspirada por la que William Cameron hizo en el 53- me genera un déjà vu imposible de lo que pudo haber sido el proyecto original del que partía 'Poltergeist', colocando a una familia de clase media alta americana frente a la amenaza casera de invasiones, no espectrales sino del espacio exterior enfocadas desde la perspectiva infantil de una noche de tormenta y la mirada de horror en la habitación, dando a Hooper la ocasión de saldar cuentas con su infancia a semejanza de John Carpenter haciendo lo propio con la suya en -entre otras tantas- 'The Thing'.
¿Puede un blockbuster de platillos volantes y aliens ser tan deudor de E. T. (1982, Steven Spielberg) como del melón usurpador de personalidades abierto por las versiones precedentes de los ultracuerpos? La paranoia invasiva no amedrenta el espíritu de aventura scifi del subrelato investigador al alimón entre Karen Black y su hijo (real, pero no en la pantalla) Hunter Carson haciéndonoslo pasar en grande impartiendo un amenísimo master de criaturo sobreactuado que no llega a cargar gracias a lo extravagante de las circunstancias y la despiporrante traca final en la guarida marciana. El asedio previo -del que mamarían lo suyo Robert Rodríguez y Kevin Williamson en 'The Faculty-, se lo reparten las nucas marcadas de Louise Fletcher (haciendo lo mismo en un instituto que en el pabellón psiquiátrico), Timothy Bottoms ('Johnny cogió su fusil'), el protagonista original -aquí policía- Jimmy Hunt y Laraine Newman volviendo a coquetear con su lado extraterrestre 10 años despues de ser la Connie Conehead original para SNL a la que manda varios guiños bromeando con el chavalín.
Los "moñecos" y el maquillaje de Stan Winston y los F/X de John Dykstra se encargan de que el look grotesco de los albondigoides mostrencos y el espíritu retro parafraseando a la original cuando toca no sean incompatibles con la magnificencia técnica -cada plano que implica a la colina del cobre es puro impresionismo ufológico- camuflada con subterfugios imprescindibles de serie b matinal.
Más desenfadada y ligera que la anterior 'Lifeforce' -en la que, como en ésta, contó con la dupla al guión de 'El Trueno Azul', Dan O'Bannon y Don Jakoby- y, a falta de contar con Mathilda May (ummm grruueeuurrr!!!), también más accesible al target familiar. No obstante no puedo querer a una más que a otra, porque las dos son parejamente disfrutonas, y paradójicamente, las más comerciales y a la vez más arriesgadas contribuciones del director a la compañía de Golan & Globus.
Marcianicos sí, gracias. Iba a terminar esto con una broma sobre aliens que vienen a la tierra a robar cobre, pero no sabía rematarla sin sonar racista porque los marcianos, normalmente, vienen de fuera, ¿no?
antonio lopez herraiz
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