Si yo fuese lesbiana o, en su defecto, hombre heterosexual, estoy segura de que Sharon Stone sería uno de mis amores platónicos indiscutibles. Porque es de las mujeres más hermosas que ha visto el Cine de las últimas décadas y, además, tiene ese aire como de reina que la hace derrochar clase a cada paso, aún con espuelas, y provocar auténtica devoción en quien la mire. Obsérvese que en «Rápida y mortal» (traducción libre de «The Quick and the Dead» que no favorece a la cinta) luce un rostro apenas maquillado y, por ende, muestra una belleza tan natural como sofisticada. La admiro, no puedo evitarlo.

Sea como sea, como soy mujer no lesbiana, a mi quien me tira es el guapetón de Russell Crowe, encima como reverendo ex pistolero que se tira toda la película esposado y sucio de polvo. Atención al momento erótico-western entre él y Stone contra una pared. Bueno, en fin, nos lo podremos imaginar. Esta pareja pide a gritos un happy ending, pero habrá que ver la peli para saber qué ocurre.

Denostada por crítica y público, «Rápida y mortal» es otro ejemplo de cine incomprendido. Para empezar, es una historia que podría calificarse de western de aventuras, con un oeste muy salvaje pero también muy emocionante, con competiciones entre pistoleros para ver quién es el mejor del lugar. Hombre, no me digáis que la idea no tiene tirón. Así pues, la trama parte de este simpático planteamiento para contarnos la crónica de una venganza, a la par que se incluyen historias paralelas de los habitantes del pueblo, siempre con el villano Herodes como nexo de unión de todas ellas. El malo malísimo es el inconmensurable Gene Hackman. Por favor, cómo se puede ser tan buen actor. No me lo explico. Atención también a un Leonardo DiCaprio muy mono pero, sobre todo, muy buen intérprete.

El entretenimiento está asegurado, así que afina el oído para escuchar el reloj.