Como casi todo lo que he visto de Stephen King, el planteamiento es muy interesante pero el final resulta no solo surrealista si no que además, un tanto fuera de lugar. Una historia interesante, (que no se centra en las relaciones amorosas entre médicos, como suele ocurrir con las series de hospitales) con una carga sobrenatural importante y unos personajes entrañables, el problema llega cuando la historia empieza a dar demasiadas vueltas sobre lo mismo haciéndose repetitiva y dando la impresión de capítulos de relleno, cosa un tanto rara en una miniserie.

Desaprovecha ideas muy interesantes que no se terminan de desarrollar en Riget, la serie en la que se basó King y que podían haberle dado mucho más dinamismo del que tiene. De todos modos, sin dejamos a un lado el último capítulo y el final tan artificial, encontraremos una serie amena y entretenida para aquellos que gusten de tramas ocultistas y espíritus.