Y no por sus habilidades musicales, que también, sino porque Elliott Winther, protagonista de Una vida maravillosa, es una joya de hombre. El novio que cualquiera quisiera tener, vamos. Para llevárselo a casa. Y qué maravilloso está Christopher, además, teniendo en cuenta que no es actor profesional. Lo dice todo con esos ojos y, por supuesto, con su música. No pierdan de vista la canciones originales que ha compuesto para la película, sobre todo la que le da título. Un momento absolutamente maravilloso y emotivo.
Hecha la alabanza al protagonista y, por supuesto, al guión que lo hace un personaje tan cercano y adorable, hay que decir que Una vida maravillosa es una película muy hermosa. Nada original, desde luego, pero preciosa. Se podría decir que es una especie de remake de Ha nacido una estrella con los roles de género cambiados (esta vez es él quien busca una oportunidad y ella, Lilly, quien se la da), más un poco de CODA, por la subtrama pesquera y la importancia de la música para el protagonista como medio para salir de una situación difícil.
El resultado es una cinta amable, que habla (indistintamente en danés e inglés, qué maravilla) al corazón del espectador sin ambages, mezclando hábilmente amor y música, una combinación que siempre da buen resultado. Además, la química entre Christopher e Inga Ibsdotter Lilleaas es excelente. El espectador es uno con ellos, y desde su primera escena quiere que terminen juntos. Algo que, por supuesto, tendrán que descubrir ustedes.
Francamente hermosa y con una música excelente.

Lo mejor: Su pareja protagonista, las canciones, y lo emotiva y bonita que es.
Lo peor: Nada. Es lo que es.