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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Drama. Comedia. Romance Londres, 1938. La bella y seductora Julia Lambert se encuentra en su apogeo físico y profesional. Sin embargo, tanto su brillante carrera teatral como su matrimonio con el atractivo empresario Michael Gosselyn empiezan a aburrirla y echa de menos la novedad, la emoción. Precisamente entonces entra en escena Tom Fennell, un apasionado admirador que resulta irresistible para la actriz. Julia piensa que quizá un romance pueda servirle para ... [+]
5 de diciembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que, W. Somerset Maugham, pocas veces debió divertirse tanto como en aquel año 1937 cuando escribía su novela “Teatro” (Theatre). Aunque también Maugham (como su personaje Lord Roger, especie de alter ego en esta obra) jugaba en el otro campo, recrear personajes de mujeres fuertes y calculadoras como la Mildred Rogers de “Servidumbre humana” o la Leslie Crosby de “La carta”, volvía a ser para él algo que lo satisfacía por completo porque, contra todo, valoraba a las féminas y reconocía sus inigualables talentos.

Julia Lambert resulta también inolvidable: atractiva, brillante, excelente actriz… y en esa edad de los 40 en que, a veces, llega el cansancio por lo que se viene haciendo y entonces se desea algo de aventura y otro tanto de locura que oxigene la existencia. Ella está casada con Michael Gosselyn -el director de sus obras-, un hombre liberal y consecuente, pero hasta con él la vida ha alcanzado tintes de “lo mismo”, y entonces será un joven americano (T-o-m Fennel) quien también llega a Inglaterra y se dedica a verla en todas sus obras y en todos los horarios, el que traiga un nuevo aliento, alegría y sexo tierno, a la vida de la rutilante pero hastiada actriz.

Es la tercera vez que “Teatro” es llevada al cine. Primero fue el director alemán Alfred Weidenmann quien la adaptó con el título “Julia, Du bis zauberhaft” (1962), y en 1978, Janis Streics de Letonia la realizaría como “Teatris”. Ahora, es el húngaro István Szabó (sí, sí, el mismo que hiciera “Mephisto” y ”Coronel Redl”) quien, muy bien compenetrado con el característico estilo de la comedia americana, nos trae la única versión que nos ha sido accesible, y por fortuna, con los más óptimos resultados.

Annette Bening se faja aquí lo que los franceses llaman un tour de force, donde nos da clases de gran actuación, de poderoso histrionismo, y de un frágil, pero ebullente carácter femenino (algo así como un volcán), que nos dejó encantados y con ganas de aplaudirla aunque no pudiera vernos. Estuvo nominada al Oscar, pero en esta ceremonia siempre preferirán el drama, porque aún no están seguros de que la comedia es algo muy serio.

Szabó luce muy cómodo y comprometido tras las cámaras, y a cada personaje lo cuida -como todo gran artista- sintiendo que cada uno es una columna que debe estar conforme con toda la estructura. Por eso, Jimmy Langton (Michael Gambon), ex-director de la actriz fallecido 15 años atrás, y quien sigue presente en cada salida de riesgo que asume su antigua pupila, resulta encantador. Avice Crichton (Lucy Punch), la frívola jovencita que, con grandes ambiciones, llega dispuesta a abrirse camino aunque le cueste abrir algunas cosas, pondrá su cuota perfecta, sobre todo en la memorable escena de su actuación junto a Julia. Y así, todo el conjunto hace muy bien lo suyo… y la película se pasa muy rápidamente, hasta dejarnos con ese gusto por el cine hecho con manos de maestro.

“CONOCIENDO A JULIA” fue para mí una afortunada serendipia. ¡Bienvenido siempre W. Somerset Maugham!
Luis Guillermo Cardona
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