Cruz y Raya son penosos, empecemos por ahí. Y si uno de los componentes del dúo perpetra una película, el resultado tiene que ser penoso impepinablemente. Pero claro, el tipo ve que sus programas tienen éxito y que gusta al público y tiene la brillante idea de trasladarlo a la pantalla grande, con lo que la mierda aumenta proporcionalmente de tamaño y de olor.
Además el tipo tiene la genial idea de rodearse de rostros asquerosamente populares para darle más gancho al asunto en un intento de acercarse a Santiago Segura y sus amiguetes.
Y rescata del burdel en el que estaba secuestrada por la mafia china a Marta Valverde y a Marlene Morros. Y del vertedero municipal a Santiago Urralde, les da un bocadillo de mortadela y les dice: ala, a rodar.
El resultado es el esperado y no podía ser otro, la culpa es mía por no apagar la televisión y hacerme una paja o escupir a los peatones que pasan por debajo de mi balcón.