Moon, el debut de Duncan Jones en la dirección de largometrajes, me había gustado muchísimo y a Gyllenhaal le tengo un cariño especial desde que protagonizó la genial Donnie Darko. Es por ello que Código fuente (dirigida por el primero y protagonizada por el segundo) se convirtió, claro, en una cita ineludible para mí.

La historia guarda ciertos parecidos con las dos películas antes mencionadas, pero es mejor contar lo mínimo posible de su argumento para así poder disfrutarla al cien por cien. Por eso sólo diré que Gyllenhaal interpreta a un soldado que despierta encerrado en el cuerpo de otro hombre y con una misión: encontrar a la persona que ha puesto una bomba en el tren en el que ha despertado…

Código fuente, sin llegar a ser una cinta tan atractiva e interesante como Moon, viene a demostrar varias cosas. Por ejemplo que a Gyllenhaal no hay género que se le resista, que Jones es un director a tener en cuenta (algo que ya tenía claro desde que vi su anterior trabajo y que confirmo con éste) y, por último (pero no por ello menos importante, sino todo lo contrario), que todavía se pueden hacer películas comerciales cuyo guión no se componga de ideas recicladas o ya vistas en multitud de ocasiones.