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Voto de viejotrueno:
10
Aventuras En la segunda mitad del siglo XI, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, se hizo célebre por sus victoriosas campañas contra los musulmanes durante la reconquista del Reino de Valencia. Acusado injustamente de traición, Rodrigo mata en duelo al padre de Jimena, que lo rechaza y se encierra en un convento. Este es el punto de partida de numerosas peripecias: las intrigas del conde García Ordóñez, el desafío del rey Ramiro de Aragón y ... [+]
29 de setiembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película tiene dos partes, además explícitamente diferenciadas por un descanso -para ir al ambigú otrora-, el cual marca un límite muy marcado realmente entre ambas. En la primera parte tenemos un héroe que no sabe que lo es. En la segunda parte el héroe toma conciencia de serlo. Y claro, acaba como todos los héroes. En este sentido la película podría tomarse como épica de autor, como una suerte de hermenéutica sobre el heroismo. Pero claro, yo aquí no tengo claro hasta qué punto Anthony Mann metía mano en el proyecto, y hasta que punto lo hacía el ínclito Samuel Bronston. Pero eso sí, por lo menos la mano del director bien que se nota en su majestuosa puesta en escena y dirección, tanto en los momentos íntimos -que los hay y muchos, y seguramente sean los mejores momentos de la película- como en las batallas y peleas. Hablando de las cuales debemos admitir que dos por lo menos son bastante extrañas para la época, por su crudeza y por su verosimilitud; otro punto de autor, ciertos momentos poco ortodoxos. A todo esto hay que añadir unos diálogos magníficos, con algunas frases realmente contundentes, de esas que se llaman "lapidarias". Seguramente el punto más flojo esté en algunos agujerillos del guión -por ejemplo una desaprovechada aunque igualmente fascinante Doña Urraca, o las apariciones un tanto "ad hoc" de Raf Vallone-. Pero en esos defectos también reside el "embrujo" de la película.

Ahora vamos con el tema histórico:
La película no me parece que esté calculada como "histórica", sino como adaptación de un poema épico de principios del siglo XIII. Su historicidad está en entredicho, como es lógico, y bastante corto de miras será quien vaya esperando ese rigor. Como dije al principio, esto funciona perfectamente como reflexión sobre "heroismo", si así puede decirse, no como relato científicamente probado. Así es como funciona toda reconstrucción artística.
Por otro lado el que se cite la palabra "España" no es en ningún modo un anacronismo tan sencillo de criticar; ya San Isidoro de Sevilla hablaba de España en el siglo VII. La cuestión no es tanto de un simple anacronismo como saber a qué se referían en la Edad Media al decir España, y a qué nos referimos hoy. La cuestión para la película es que seguramente no funcionaría bien la historia sin que El Cid se vea forzado en varias ocasiones a hacer ciertas elecciones, entre las cuales está España o él mismo. El héroe siempre está al servicio de una instancia superior, sino no es héroe. Pues aquí se elige España en lugar de Castilla, por ejemplo. ¿Por qué? pues porque el contexto lo pide -lucha contra los moros del norte de África, almorávides se entiende, que no esos otros moros, los reyes de taifas, quienes ya llevaban tiempo en la península-. Ahora bien, esa España por la que lucha El Cid no es jamás una unidad política, lo cual se refleja en la propia película en varias ocasiones con meridiana claridad. Es Hispania como realidad histórica originaria. Como dice Camoes en Os Luisiadas, "castellanos y portugueses, españoles todos", porque habla de Hispania, que es España. Pero sólo en este sentido en que estoy hablando. Si un espectador despistado interpreta que esa España es análoga a la actual le rechinará todo mucho, y con razón.
viejotrueno
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