After the Dark

La película no solo te trata como si fueras tonto, es que encima te dice: ya que eres tonto, no te voy a dejar pensar nada, ya decido yo.
Ya sé que no querrás leer el spoiler por si te arruino la película pero creemé, te la estoy ahorrando.
Eso sí, no hay feos, solo tontos.

Empieza muy bien, con la posición y narrativa de los personajes, pero después son demasiadas las cosas que -a mí- me cuesta entender. Demasiadas alternativas, demasiada igualdad, demasiada flasback... y falta de mensaje por confusión. Una pena.

La idea de que un profesor de filosofía ponga a prueba a sus estudiantes con un experimento imaginativo en el que deben tomar decisiones basadas en la lógica y la ética me parece muy bien de entrada. Ahora, el desarrollo de esa idea roza el absurdo. Aunque hay momentos en los que se pone interesante, no dejan de ser dilemas bastante manidos, donde no brilla ningún tipo de pensamiento u ocurrencia que nos haga plantearnos nada. Vamos, que este experimento lo podría haber hecho el profesor de biología o de dibujo y nos habríamos quedado igual. No me queda muy claro cuál es la lección magistral que esta persona pretendía enseñarle a sus alumnos, no hay ningún tipo de mensaje, moraleja o conclusión. Todo esto resulta en una película bastante vacía y decepcionante.
Otro aspecto que me ha resultado extraño ha sido la explicación de algunos eventos mediante flashbacks que no aportan nada, porque puedes suponer perfectamente lo que ha ocurrido o no es verdaderamente relevante que te lo expliquen. Que lo muestren no hace sino dejar a los espectadores como tontos y dar la impresión de que la película es aún más simplona de lo que ya de por sí puede verse conforme avanza.

Una idea decente para una ejecución lamentable.

Decente como tal tampoco, pero es una de esas ideas que atraen por sí solas, y sin duda es lo que a uno le mantiene atento a la pantalla. Es divertida, es rápida y esa estructura de tres mini películas hace que sea imposible caer en el sopor o el tedio, pero es tan mala...

Y es que John Huddles hace cosas que caen por su propio peso. No hablamos ya de la cara de mustia que trae Sophie Lowe toda la película, hablamos de verdaderas cuestiones argumentales que entierran a la película inmediatamente. Cómo será de grave la cosa que, encantado con este género como siempre estoy, acabé encontrando tantos agujeros que era insalvable. No hablamos de ver la película en modo tocador de narices profesional con el objetivo de encontrar fallos y creernos más listos que el de al lado. Hablamos de agujeros que se abren a cada momento y que dan ganas de meterse en un bunker y no volver a ver una película en toda la vida.

Pero repito, es divertida, así que incluso podría llegar a recomendar verla a determinadas personas que también tengan debilidad por el género. Mal llevada, desde luego, y el final tampoco ayuda. Puedes incluso comulgar con el extraño mensaje de que todos somos igualmente válidos, pero se echa todo tan a perder en miles de momentos que no puedes olvidarte de ello en ningún momento.

Te pasarás toda la película preguntándote la razón de que tus clases de filosofía fueran tan aburridas...

La verdad es que parecía una gran película con los dilemas que se propusieron al principio y con la idea en si, pero al final resultó un sin sentido absurdo que, todo sea dicho, no se hace pesada ni larga, pero te deja como estabas al principio, muy indiferente.
Creo que con un guionista de verdad y un buen director, la película habría sido diferente y muchísimo mejor, pero a veces falta eso, talento.