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El hombre de la cámaraDocumental

Documental El Hombre con la Cámara, muy en la línea de "Berlín, sinfonía de una gran ciudad" (Berlin: Die Sinfonie der Großstadt, 1927) describe el trascurso de un día en una ciudad rusa mediante cientos de pinceladas fílmicas sobre la vida cotidiana. Podría decirse que se trata de un retrato puntillista en el que sólo la totalidad de los breves retazos permiten percibir la ciudad en su totalidad. Con la complicidad de su hermano, el operador ... [+]
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Críticas 44
Críticas ordenadas por utilidad
5 de setiembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El pasado jueves 19 de enero de 2013 se estrenó la decimotercera edición de “Gran Hermano” en el canal español de televisión privada “Tele 5”. Para los que no hayáis oído hablar nunca de este programa, hecho más que sorprendente, sobre todo teniendo en cuenta que se ha editado en más de 70 países, deciros que el formato consiste en grabar a una serie de participantes, totalmente aislados , 24 horas al día, durante unos tres meses aproximadamente. Los concursantes deben superar las expulsiones que la audiencia decide periódicamente, hasta conseguir el premio final. Así pues la convivencia (supervivencia en muchas ocasiones) entre seres humanos es el eje principal de esta emisión, la cual fue difundida por primera vez en los Países Bajos en 1999.

Pero el germen de “Gran Hermano” no es la novela “1984” escrita por George Orwell en 1949, la cual incluye los conceptos de omnipresencia y vigilancia continuada, aunque sí sirvió de principal inspiración para los padres del programa televisivo. El verdadero origen del “Big Brother” se sitúa mucho más allá, casi en el año 1930. Entonces un joven soviético llamado Denís Abramovich Kaufman, más conocido como Dziga Vertov, experimentaba con su primitiva cámara cinematográfica. Durante los años 20 rodó varias películas donde investigaba las técnicas de montaje, sin tener en cuenta la continuidad lógica correspondiente a la literatura. Su objetivo era causar un gran impacto en los espectadores, y ya en aquella época fue capaz de registrar imágenes con cámara oculta y sin ningún tipo de permiso. Fue en el año 1929 cuando crea su obra maestra, “El hombre con la cámara”, un documental futurista que establece las bases de su teoría del “cine-ojo”, el teleobjetivo que todo lo ve.

Podemos calificar a Dziga Vertov como un hombre adelantado a su tiempo. “El hombre con la cámara” es una obra moderna, competente en nuestra era. En el aspecto argumental, la realización es un retrato de la sociedad rusa de los años 20. Esta nación, que últimamente visita en un número elevado nuestro país, era ya cuantiosamente vanguardista en aquel periodo, sobre todo en comparación con la España prefranquista. Vemos un país muy industrializado y desarrollado, tanto técnica como culturalmente. Sorprende como los rusos ya se preocupaban por su imagen física: cosmética, deporte y gimnasios ya hacían parte de sus actividades. Claro que entre tanto trabajo y ocio, aparecieron las diferencias sociales de la segunda revolución industrial: sólo una pequeña parte de la población podía permitirse esos lujos. El documental también introduce el concepto de combinación entre diferentes tramas: por una parte las peculiaridades de la Rusia de principios de siglo, y de otra el relato de un operador de cámara. El arte porque sí no tiene sentido: en aquellos momentos la ficción cinematográfica se encuentra en pleno desarrollo.

El apartado técnico destaca por muchos elementos, tantos que es difícil saber por dónde empezar. Máquinas, vapor, carbón y trabajo, mucho trabajo. Son los inicios del capitalismo, trabajar para vivir, vivir para trabajar. El conjunto de las imágenes son mostradas con tomas muy cortas. Es una circunstancia más que inusual ya que en ese período no se ejecutaban planes de uno o dos segundos de duración. El resultado es una sucesión rapidísima de imágenes adaptadas a diferentes bandas sonoras, ya que la obra original era totalmente muda, y se acompañaba con actuaciones de música en vivo dentro de los teatros. Como si de un videoclip del siglo XXI se tratara, el sonido y la imagen convivían en perfecta sintonía. Unido a un excelente montaje, visionamos alguna cámara lenta, rebobinados, impresiones entre diferentes planos, y lo más sensacional: Dziga Vertov ya hacía uso del stop motion: visualizamos una cámara anexada a su trípode moviéndose como por arte de magia. Todo acompañado de una belleza desbordante en la imagen y en el encuadre. Sublime.

Somos testigos de una fase esencial en la historia del cine. El operador de cámara se juega la vida para conseguir sus imágenes. Encima de un tren, de una motocicleta, en un tejado, por tierra a pocos centímetros de automóviles… Localizamos una de las mejores escenas al divisar dos coches circulando en paralelo. En el primer vehículo un conductor acompañado de unas mujeres. En el otro un nuevo chofer, esta vez acompañado de “el hombre con la cámara”: ¡estamos ante uno de los primeros trávellings de la historia del cine! ¡En pleno exterior! Digno de los mejores directores de la generación de la tan revolucionaria Nouvelle Vague. Es también una de las primeras veces que se juega con la cámara objetiva y subjetiva. Es la razón de ser del documental. La cámara en comparación con el ojo humano. Planes que simulan la visión del ojo, juegos de miradas, planos contraplanos… Pero también objetos que simulan el propio ojo, como unas persianas, y como no, el objetivo de la cámara: el ojo que todo lo ve. Es realmente impactante ver cómo en el año 1929 surgía la semilla de lo que hoy es uno de los programas más vistos en todo el planeta: “Gran Hermano”. Dziga Vertov fue nuestro primer Big Brother.
Gecko
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5 de diciembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Documental que se ocupa de mostrar distintas escenas de ciudades de la Unión Soviética como Kiev, Kharkov, Moscú y Odessa, aquí se detalla el diario vivir de la sociedad de la época, mediante el trabajo de un operador de cámara. Siguiendo de esta forma dos líneas de interés para el espectador, por un lado, como obra documental, que ofrece esta mirada resultando muy atractiva.

Por otro lado, está el valor como documento fílmico, el cual era sin duda la intención que tenía Vertov al concebir este film, incluso dejándolo desde un inicio en claro, presentando su película como una obra experimental que plantea una ruptura de acuerdo a lo que se venía haciendo, sin guion, sin escenarios, sin una historia. Lo cual resulta muy curioso de acuerdo al poco tiempo que tenía el cine, aunque ya se había consolidado totalmente como tal.

Aportando aún más riqueza al relato está el espectacular trabajo de montaje que realiza Vertov, donde explora y experimenta con diversas posibilidades, movimientos de cámara, algunos planos panorámicos y otros donde presenta cortes más rápidos y bruscos, además superponiendo unas imágenes sobre otras. Así mismo el juego que realiza mostrando fotogramas de cintas y posteriormente poniéndolas en acción.

Particularmente observé, y por ende recomiendo, la versión musicalizada por The Cinematic Orchestra, bastante atractiva y actual que se acopla bien con las imágenes y vuelve sumamente agradable el documental, que ya por sí solo debido a la fuerza de las distintas secuencias es una gran experiencia.
10P24H
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8 de febrero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una maravilla como se muestra el ingenio del hombre. Hoy en día donde el contenido es avasallado por los efectos especiales, léase Hollywood con su cine de pororó, apreciar esta película alegra el espíritu. Es el inicio de todo, el ingenio al servicio del cine. Extraordinaria.
Cabeza2
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5 de junio de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los soviéticos fueron creadores de un cine único, y encontraron en este medio una excepcional forma de expresión. Ellos fueron los mayores revolucionarios que ha dado el cine. Vertov fue junto con Eisenstein y Pudovkin, el director soviético que mayor aportación entregó al montaje cinematográfico. A diferencia de los otros dos, Vertov se alejó de la ficción y no concebía al cine como forma narrativa. El Hombre de la Cámara muestra un día en la cuidad de San Petersburgo. Realizado a modo de documental, este filme cuenta con un extraordinario montaje. Esta obra es muy diferente a todo lo visto hasta entonces. Técnicamente es un filme muy avanzado para la época. Juega con los espectadores y muestra también el proceso de filmación y montaje. La fotografía es excelente. Este es una obra que trasciende el tiempo.
Señor Cara de Papa
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13 de mayo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es el retrato de un día en el San Petesburgo de 1929 a través de los ojos de una mejer. Sin embargo el modo en que está hecha y los efectos especiales utilizados hacen de esta una de las mejores películas de la historia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Camisón
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