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XXY

Drama Álex (Inés Efron) es una singular adolescente de quince años que esconde un secreto. Poco después de su nacimiento, sus padres, Kraken (Ricardo Darín) y Suli (Valeria Bertuccelli), decidieron dejar Buenos Aires para vivir, aislados del mundo, en una cabaña de madera a orillas del mar. Lo que pretendían era que su hija creciera libre de cualquier tipo de prejuicios, protegida y feliz, hasta que llegara el momento de decidir qué camino debía seguir. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 56
Críticas ordenadas por utilidad
17 de diciembre de 2008
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante obra de presentación para la directora.

La película es poco pretenciosa y por eso resulta simpática. Se centra en una sola idea y renuncia desarrollar todo lo demás, de manera que no cae en el error típico de querer abarcar demasiado. Además, la idea es original, por lo poco tratada, pero no estoy convencido de que cumpla con el próposito de explorar las identidades personales, probablemente por lo excepcional del caso precisamente.
Lo más criticable también radica en su simpatía. Al no trazar más que una línea, una vez es expuesta, la sensación es que la película se repite continuamente de manera que la autora va aumentando la tensión y el "drama" de forma a mi parecer un tanto forzada.

Genial el spoiler de hemicéfalo.
baK
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28 de setiembre de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que aborda una temática algo delicada y a la vez algo fuerte sin rozar el morbo.
Me dejó una sensación un poco extraña...como que faltó crudeza y un remate a una historia que no logra profundizar en ningún personaje...teniendo todos los elementos a disposición para hacerlo.
LIGHT!!
YJM
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20 de setiembre de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brillante ejercicio de reflexión al más puro estilo argentino. XXY nos hace sentir como los visitantes de un circo que esperan ver a la mujer barbuda. Una vorágine de ideas en menos de 90 minutos de película, los que al finalizar te dejan con un nombre en la cabeza: Inés Efron
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
caparros
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25 de setiembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de planteamiento novedoso e interesante por lo delicado del tema, pero tan fría como las aguas del Atlántico.

Se cuenta, o más bien se insinúa, la historia de un chico, Álex (Inés Efron), que vive con sus padres en una casa apartada. Tiene una característica muy singular, apenas escondida en el título del filme, por la que sus padres quieren protegerle de los comentarios de la gente hasta que él mismo tome sus propias decisiones. Sí, hablo de Álex en masculino porque, a pesar de que es un personaje interpretado por una mujer, el síndrome que padece sólo afecta a los hombres (ese cromosoma X de más).

Pero cuanto más se esconde uno, más te busca la gente, y unos inoportunos amigos de la familia los van a visitar. Con ellos, viene Álvaro (Martín Piroyansky), un imberbe adolescente que descubrirá lo especial que es Álex. Mientras tanto, los padres de Álex, especialmente Kraken (Ricardo Darín), se sienten incómodos con la visita pero no lo dejan traslucir, aparte de algún que otro comentario entre ellos.

Filmada con indudable maestría y lirismo por Lucía Puenzo, “XXY” es un ejercicio de miradas perdidas con el omnipresente océano de fondo, miedos insuperables de sexualidad reprimida, y… pero ¿qué estoy diciendo? Todo eso está muy bien, hay que agradecerle a Puenzo su valentía a la hora de tratar un tema casi tabú y pocas veces tratado, pero no se puede limitar tanto a aguantar un misterio que ya es desvelado con sólo conocer el título de la película, y hacer de ello el motivo principal del guion. Se juega demasiado al escondite, sobre todo durante la primera mitad, pero el juego no tiene emoción si ya conocemos el resultado de antemano. El resto son sólo florituras, bien escenificadas con ese maravilloso tono azul marino con el que se consigue incluso respirar la sal de la brisa, pero con emociones muy escasas.

La relación que mantienen los dos jóvenes protagonistas es casi un monólogo de una expresiva Inés Efron frente a un embobado e insípido Martín Piroyansky. Como siempre, Ricardo Darín es el único que parece transmitir algo de drama en una película que está muy bien ambientada, bonita de ver en su evocador marco de un omnipresente mar, pero que no consigue llegar a sensibilizar a nadie con su historia de amor heterodoxo. Por no tener, no tiene ni final.

El mar siempre llama, como recordándonos a cada momento su influencia en lo más íntimo de nosotros, pero es lo único que llama durante hora y media.
Richy
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3 de mayo de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son los inconvenientes de elegir un título con el último par cromosómico, el sexual, del síndrome de Klinefelter. La comunidad médica avisa que la película no se ajusta a lo que viven estos casos, en los que personas categorizadas como hombres (A nivel médico, si el par sexual se presenta como una trisomía, con que cuente con un cromosoma Y, se considera que el fenotipo es masculino), aunque tengan desarrollo de mamas y caderas anchas por su déficit de testosterona, presentan genitales masculinos poco desarrollados. Muchos tienen problemas de infertilidad, problemas sexuales y problemas en el desarrollo.

Así que, sí, el síndrome de Klinefelter (XXY) también entra dentro de la intersexualidad, por su disgenesia gonadal. No por presentar ambigüedad sexual (desarrollo variable de genitales femeninos y masculinos, ya sea internos o externos), sino por su desarrollo sexual incompleto. Pero es entendible que personas con este síndrome, que no quieran ser más estigmatizadas, deseen alejarse de estos términos que no les ayuda a integrarse en la categoría definitiva de hombre.

Esta película no va de esos casos. Ya en una entrevista a la directora, Lucía Puenzo, aclaró - para aliviar las críticas médicas que le pedían rigor aún siendo ficción - que decidió no centrarse en un cuadro clínico concreto y que el título, XXY, no hacía referencia a una alteración cromosómica determinada. El tema es la intersexualidad dentro de un caso ficticio, pero en el que las personas con esta realidad pudieran sentirse identificadas.

Alex es una adolescente con, al parecer, desarrollo de genitales masculinos externos y un nivel de testosterona que iba elevarse a partir de la pubertad, pero lo más seguro, con órganos sexuales femeninos internos, de allí que desarrolle también características sexuales secundarias femeninas y su cuerpo se parezca más a la de una mujer, sobretodo al tomar corticoides que bajan su nivel de testosterona.
Algo que sería evidente desde el nacimiento, y se recomendaría a los padres operar al bebé inmediatamente, para que no se enterara de nada de esto y no porque fuera una necesidad médica. Es por esto que creo que los padres la definen como chica antes de que la propia Álex pudiera hacerlo, porque esa sería la elección médica por el sexo que estaba más desarrollado en el bebé y ellos son biólogos, por lo que estarían más inclinados a esa opción aunque no hayan tomado la decisión cuando nació y esperen a que la adolescente lo haga. Esta forma intervención ha sido la más practicada con los nacimientos intersexuales en los que ya se podía detectar una indiferenciación sexual o un sexo más desarrollado que otro, aunque actualmente se realizan con algo menos de frecuencia.

Es algo con lo que también se diferencia estos casos del síndrome Klinefelter, porque este último suele detectarse en la adolescencia e incluso en la edad adulta.

Por otro lado, el sexo biológico, el género y la orientación sexual son independientes. Por tanto, en los casos de síndrome XXY, en casos similares a los de Álex, como cualquier realidad intersexual (que no hermafroditismo, que sólo se da en plantas y animales excepto los humanos, cuando hay un desarrollo completo y funcional de los dos sexos y hay una condición plenamente fértil con ambos), no tiene nada que ver con la identidad de género, ni en si se es homosexual, heterosexual, etc.

Lo mejor: la actuación de Ricardo Darín.

Muestra algunas de las situaciones en las que podrían verse reflejadas las personas intersexuales, que sin haberse ido lejos o haber sido operadas siendo bebés, se encuentran presionadas socialmente por pertenecer una de las dos categorías sexuales, determinada como binaria, dejando al 1 ó 2% de la población fuera o en un punto intermedio, dificultando la normalidad de su realidad.

Lo peor: La falta de desarrollo de la historia.
El comportamiento contradictorio de los padres de Álex en buena parte del metraje, lo que choca con el planteamiento o sinopsis de la película.
Lizz Christie
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