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El gran hotel Budapest

Comedia. Aventuras Gustave H. (Ralph Fiennes), un legendario conserje de un famoso hotel europeo de entreguerras, entabla amistad con Zero Moustafa (Tony Revolori), un joven empleado al que convierte en su protegido. La historia trata sobre el robo y la recuperación de una pintura renacentista de valor incalculable y sobre la batalla que enfrenta a los miembros de una familia por una inmensa fortuna. Como telón de fondo, los levantamientos que ... [+]
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Críticas 283
Críticas ordenadas por utilidad
27 de marzo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una película que nos narra la historia de Gustave, un conserje del Hotel Budapest durante el período entre las dos guerras mundiales. Dicho personaje se hace amigo de Moustafa, un joven que aspira a ser botones del hotel y al que el hombre de más edad acogerá bajo su ala.

La trama nos será contada por Moustafa, quien en tiempos más reciente y con el hotel en franca decadencia le explica la historia a uno de sus huéspedes.

Lo que no me esperaba antes de ponerme a ver la cinta es el nivel de locurón que exhibe en casi todos los minutos del metraje pasado cierto punto, una especie de esquetch constante, escena tras escena en una trama que es lo de menos.

La historia de Gustave se nos cuenta de forma magistral, con una producción de un nivel muy alto, que sabe trasladarnos con los colores y escenarios a un mundo (el de la gente con dinero de principios/mediados de siglo) que hasta el momento no habíamos visto de ésta manera.

En ocasiones me recuerda a las películas de cinema mudo, pero a color y con diálogos bien pensados y personajes que se ven envueltos en situaciones absurdas.

El elenco de personajes que desfila por la película es cuanto menos abrumador, con actores de la talla de Bill Murray haciendo pequeños cameos, papelitos con frase pero con poca presencia en pantalla. Precisamente es la inmensa cantidad de actores que salen lo que más miedo me daba al ponerme a ver la cina, y es que cuando el presupuesto se va en contratar a tanto conocido acostumbra a faltar por otros lados. Y por suerte no es así.

Siendo objetivo creo que estamos ante una muy buena comedia con toques absurdos, con momentos sobreactuados (adrede) y guiños constantes a otros productos muy conocidos. De esas películas que deslumbran a la crítica y contentan al público. Un ejercicio con cierto riesgo, y que no es para nada una comedia convencional.

Y siendo subjetivo debo decir que ha habido tramos donde me ha aburrido, soy capaz de apreciar todas las bondades que sin duda tiene Gran Hotel Budapest, pero me ha hecho dormir en unos tramos muy concretos (literal), lo que una película que supera por poco la hora y media no debería suceder.

Vale la pena ver la película? Creo que sí. La inversión en tiempo es muy corta, y si conectas con ella te encontrarás con una magnífica comedia. Y si no conectas, siempre podrás disfrutar de escenas puntuales, así como de lo bien hecho que está todo.
Darlantan
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31 de marzo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posiblemente una de las películas más ingeniosas de los últimos años, un constante desprecio a todo lo que es el cine actual: fotografía impactante, humor crítico muy negro, sangre y decadencia... El Gran Hotel Budapest nos ofrece una película aparentemente sencilla con una fotografía que inevitablemente recuerda a los cómics de Tintín, plagada de un humor blanco que finge ocultar una profunda crítica al cine detectivesco.
La obra demuestra que no es necesario un escenario intimidante, personajes sucios y decadentes o humor ácido y negro para hacer una película crítica o de calidad, algo que en los últimos años el cine parecía haber olvidado.
Wes Anderson nos transporta a tiempos pasados no sólo en la historia, sino también con la elaboración a la película, que es una joya del pasado y del presente.
Enaltecer, a su vez, el trabajo de Ralph Fiennes, que borda un papel delicado a la par que mordaz.
Por contra, da cierta lástima que se haya tratado de potenciar la calidad de la obra copando el reparto de caras conocidas completamente prescindibles.
Adrien Brody, Willem Dafoe, Bill Murray o Edward Norton tienen papeles que podría haber interpretado cualquier otro actor al mismo nivel y hubiera reducido mucho el coste de la realización. Pero al no hacer tampoco un mal trabajo, no es algo verdaderamente criticable.
Lo que sí lo es, y posiblemente es lo único negativo que se puede sacar a la película, es el atropellamiento de algunas situaciones, que se presentan a trompicones, pero que tampoco estorban al desarrollo de una típica y sencilla trama de cualquier película de aventuras.
Para concluir, las críticas negativas que se ven sobre la película son comprensibles: en la última década se nos venden como excelsas películas con un trasfondo retorcido y una aparente complejidad intelectual a las que esta película desprecia sin miramientos. Y claro, la gente no está acostumbrada.
MarshallMancini
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5 de abril de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta gran película, basada en una obra del magistral Stefan Zweig, pone de manifiesto algunas de las miserias humanas que impiden constantemente el avance de la humanidad: la corrupción, el racismo, el clasismo, la avaricia, el odio gratuito, o la crueldad sin límites, al tiempo que contrapone con elegancia y humor, algunas virtudes sobresalientes, tales como la generosidad, la solidaridad, la empatía o el amor.

Respecto a la técnica, hay que destacar la estudiadísima fotografía, una muy cuidada puesta en escena, además de un guión bien adaptado al ritmo cinematográfico y la interpretación genial del polifacético Ralph Fiennes.
navcar
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31 de mayo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo el que haya visto alguna película de Wes Anderson es capaz de reconocer ese estilo que le caracteriza. Cuando me recomendaron Moonrise Kingdom, mis expectativas estaban por todo lo alto, y cuando ví la película me llevé una pequeña decepción. A pesar de esto, el estilo tan peculiar de este director me encandiló y volví a darle una oportunidad con Los Tenenbaums, más por su reparto que por el propio director. Esta película me gustó un poco más, aunque aún no me terminaba de convencer el ritmo tan pausado de las múltiples historias que se entrelazaban en cada película.
Hasta que llegó Viaje a Darjeeling y me enamoré del cine de Wes Anderson.
Con El Gran Hotel Budapest, Anderson consigue mucho más que con cualquiera de sus otras películas. Entre otras cosas, una nominación a Mejor Película en los Oscars y, a raíz de esto, llegar a un público mayor.
Zero Moustafa consigue un nuevo empleo como botones del Gran Hotel Budapest, apadrinado por el conserje de este, Gustave H., y entre ambos nace una historia de gran amistad. La relación de Gustave H. con sus clientas es muy estrecha, tanto es así que cuando una de ellas muere, le deja a Gustave un valioso cuadro en herencia. Cuando la familia de la fallecida se entera, en concreto su hijo mayor, prohíbe que esta herencia se realice e intenta esconder el cuadro. Gustave, con la ayuda de Zero, robará el cuadro que le pertenece, lo que desembocará en un sinfín de problemas para estos.
Pasemos a comentar las claves de esta obra maestra:
Historia fresca y original
Cuando uno lee el título de una película, empieza a intentar desarrollar en su mente una sinopsis y, a raíz de esto, determina si la película le puede gustar o no. Con el Gran Hotel Budapest, como me comentó un amigo, puedes llegar a pensar que la película va a tratar sobre cosas aburridas de hoteles, cuando la realidad es todo lo contrario.
Nada más comenzar, vemos como el narrador nos cuenta una historia de alguien que, a su vez, le contó otra historia, que es la historia principal de la cinta. Este recurso es muy oportuno, cualquier detalle que se aleje de la realidad, tiene la escusa perfecta de que el narrador es aquel que escuchó la historia, y no quién la vivió.
La relación de los dos protagonistas es tan entrañable, sincera y cercana que nos transmite muy buenas vibraciones y nos hace querer que todo le salga bien a esta peculiar pareja. Una característica del cine de Wes Anderson es, que a pesar de los múltiples embrollos en los que los protagonistas se ven inmersos, estos siempre suelen salirse con la suya de manera casual, lo que conlleva a un final feliz.
Todo esto, sumado a que cada uno de los personajes tiene una historia interna que se aprecia casi al instante nos hace ver lo original de esta.
Un personaje, una historia
Y es que, como decía, cada personaje, ya sea principal o secundario, denota una historia interna que le da personalidad. Incluso aquellos personajes que salen como simples cameos, tienen atisbos de esto.
Los protagonistas, Gustave y Zero, hacen una magnifica pareja. La interpretación de Ralph Fiennes como Gustave es genial, pero la palma se la lleva Tony Revolori como Zero, ese botones inocente y obediente que consigue ganarse el corazón del espectador. Una gran descubrimiento este actor, que borda un papel nada fácil, al estar a la sombra de un gran actor como Fiennes.
Adrien Brody encarna al hijo de la fallecida —a la que da vida(o muerte), Tilda Swinton—, y lo hace redondo. Este actor no me convencía en un principio, pero parece que en el mundo de Wes Anderson encaja a la perfección. Su secuaz y matón, al que interpreta el emblemático Willem Dafoe, nos causa en algunos momentos risa, y en otros miedo, mucho miedo. La expresión de este actor es un punto a favor del personaje, ya que la cara de Dafoe es espeluznante de por sí.
Saoirse Ronan interpreta al primer amor de Zero. Esta actriz que está empezando a despuntar, es perfecta para el estilo de Anderson, pues su estética encaja perfectamente con el estilo de este. Su interpretación consigue enamorara tanto a Zero como al espectador.
En cuanto a los cameos, característicos en las películas de Anderson, podemos encontrar a rostros comunes de el universo Anderson como Jason Schwartzman, Owen Wilson o el genial Bill Murray. Pero también encontramos nuevos rostros como Jude Law, Jeff Goldblum, Léa Seydoux o Edward Norton, que tiene un poco más de papel que el resto de cameos.
Todos estos cameos no significan otra cosa que este peculiar universo de películas creado por Wes Anderson, cada vez se agranda más, y en un futuro podremos ver a estos grandes rostros como nuevos cameos o incluso protagonizando las nuevas ideas de este genial director. Y eso son buenísimas noticias.
La imagen como gran protagonista
Llegamos al punto más fuerte de esta, y todas las películas de Wes Anderson: la imagen.
El estilo visual de Anderson se ha convertido en marca de la casa, necesitando una simple imagen para adivinar que una película es suya. Este estilo, aparte de caracterizar al director, deleita a todos los sentidos prácticamente en cada toma.
En esta cinta, Anderson añade más recursos a los ya acostumbrados.
Como siempre, tenemos esos planos secuencia donde la cámara se va moviendo en horizontal siguiendo al protagonista, creándonos la sensación de estar ahí con él.
Por otro lado, esas escenas donde la cámara se encuentra fija, enfocando toda la atención en el centro de la imagen, están, como siempre, llenas de belleza y perfeccionismo.
El uso de maquetas para mostrarnos los hoteles nos da la impresión de estar viendo una película de animación, algo que contrasta con el estilo cómico y aventurero de la película. El trabajo de crear estas maquetas me parece asombroso, y la idea de usarlas, muy original.
Una obra maestra, que me vuelve a incrementar las ganas de ver más de este director, y que recomiendo arduamente a cualquiera que disfrute con el cine.
IvánPérez
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16 de junio de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entrañable film de Wes Anderson, que otra vez nos deleita con un sinfín de envolventes imágenes, plásticamente maravillosas llenas de amor hacia sus personajes.
A través de una un tanto surrealista historia, como de ensueño, con preciosos diálogos e hilarantes situaciones, vamos adentrándonos en una mágica historia.
Con un ritmo siempre adecuado, sonreímos y reímos durante todo el metraje, ayudándonos a emocionarnos la riquísima dirección artística, los excelentes trabajos interpretativos de todo el elenco, mención aparte para su protagonista, un inconmensurable Ralph Fiennes, aquí bastante alejado de su imagen habitual, y aspectos como fotografía, banda sonora, maquillaje y vestuario, todos ellos de primera.
Una gran película que nos roba el corazón.
Constancio
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