303

Jule y Jan son dos universitarios que por cosas del destino viajan juntos a bordo de una caravana Mercedes 303 desde Berlín. Jule viaja a Portugal donde vive su novio. Jan se dirige a España a conocer a su padre biológico. Los dos acaban de padecer sinsabores académicos y en sus destinos no parece que vayan a encontrar alivio a sus problemas.

En el viaje, se irán dando cuenta de sus puntos en común y les servirá para conocer quiénes son realmente y entablar algo más que una mera amistad. Conversaciones comprometidas, filosóficas e intelectuales, donde el amor es el centro de la historia y de las conversaciones.

El director austríaco Hans Weingartner demuestra en esta road movie que es más importante el camino que el destino y, en el proceso, registrará brotar afectivo entre los viajeros.

Los protagonistas Anton Spieker y Mala Emde bordan un registro actoral naturalista, que subsana la ingenuidad del desarrollo dramático.

Película ligera, amable y optimista con sol, carretera, paisajes de postal, pequeñas cosas compartidas y el roce en el limitado espacio de la caravana que comparten.

Muy grata sorpresa con esta película de la que no me esperaba nada e incluso en su inicio creí que no me iba a gustar.
Película de conquistas amorosas, de seducción, de amor, de dilemas morales, de grandes debates entre los 2 protagonistas que te harán reflexionar y recapacitar sobre temas que seguro que se te han pasado por la cabeza alguna vez en tu vida, de separar el sexo y las infidelidades de lo que es una relación amorosa, de lo que es compartir la vida con una persona sin necesidad de renunciar al deseo por otras personas, de las mentiras, de el filin entre personas, de las religiones, de teorías, de todo.
Simplemente me encantó y por cierto muy de acuerdo mis pensamientos con los del protagonista masculino, aunque en la vida real son muy difíciles de llevar a cabo.

Me imagino que este tipo de película, que da ocasión para diálogos donde se habla de todo, en plan pretendidamente científico pero con una supina ignorancia, tiene su público.
Es una comedia romántica disfrazada de road movie, con buena fotografía, buenos paisajes y una música pasable, pero el tonteo que se traen estos dos llegue a ser estomagante, de una insistente cursilería, pero es que la cursilería vuelve a estar de moda.
Casi dos horas de película y una hora y pico jugando con la tensión sexual hasta el cansancio.
Hablan y hablan, y se miran y cada uno huele la ropa del otro, y es que antes nos han explicado que si las feromonas, yo qué sé.
Estamos instalados en la mediocridad cultural y esta película es un buen ejemplo.

Dos personajes pálidos, anoréxicos, políglotas, bucólicos, jóvenes sobradamente preparados. Menuda turra de viaje, menuda metralleta la de estos dos JASP a través de las carreteras de Alemania, Bélgica, Francia, España y Portugal. Esta peli resume todo lo que no se debe hacer: conducir sin cinturón miles de kilómetros, invitar a desconocidos a tu autocaravana, ametrallar mentalmente a la gente con diálogos saqueados de cualquier canción de Russian Red.

La peli en si es una gran postal de Ikea, aderezada con monólogos escritos por un estudiante de primero de sociología del campus de Somosaguas. Un trotskito y una jipi haciendo el viaje de su vida, una versión germana de Linklater, una comedia que grabada hoy, tal y como está el precio de la gasolina, sería un dramón de los que cortan venas. El único interés de la peli, según va avanzando el metraje, es comprobar hasta que nivel de vacuidad nos puede llevar este grimoso viaje hacia la nada. Uno desea que les roben la furgoneta en cualquier momento, en Lugo o donde sea, que tengan que subirse a un ALSA apestando a meados, pero nuestro sueño no se hace realidad. Pesarosos, nos resignamos a asumir que las dos horas se aproximan y que por fin volveremos a nuestras vidas corrientes, cotidianas, mucho más apasionantes que este road trip artificial y pequeño-burgués... Normal que al protagonista, con esa cara de empanamiento que tiene, le acaben pidiendo ocho euros en Portugal por un café y dos superbocks.

Es como una road movie a la alemana, sin violencia y con bonitos paisajes.
La historia de dos jóvenes con opiniones bastante opuestas sobre la vida.
Se pierde mucho en disquisiciones inútiles, con los conocimientos que tienen que no son demasiados.
Eso hace que al cabo de un rato estés bastante harto de tanta conversación que te importa un bledo y que no lleva a ninguna parte.
Además es tan previsible que no pude acabarla.