Doctor Terror

Era un noche oscura, aunque suficientemente plenilunada, cuando me encontré esta deliciosa película en el sótano, habitualmente oscuro, de la televisión. Iba provista de un buen candelabro, a juego con mi camisón de encaje de color ala de mariposa polvorienta, así que pude divisarla perfectamente en la penumbra de la madrugada.

Despedía una luz verdosa, casi radioactiva, como el buen material de terror de calidad. Peter Cushing iluminaba la pantalla con un perfil de mefistófeles melancólico, un poco violeta, con unos ojos cambiantes y magnéticos.

El planteamiento era suculento: desconocidos en un tren expreso, el misterio de cada uno, el escalofrío de todos, la casualidad del encuentro, el suspense susurrado por un personaje que no parecía de ese tiempo, ni mundo.

No faltó de nada. Cuando el cómic maravilloso se desplegó con sus historias de final sorprendente y sus tópicos inolvidables, soldados con la materia de la imaginación, que despiertan la curiosidad, el morbo, los miedos subterráneos de lo inexplicable, al tiempo que la atracción irresistible por ellos.

Fue por ese sortilegio que volví a los 17, a los 15, a los 12... El chute de sangre fresca de vampiros, hombres lobo, mujeres fascinantes, venganzas de ultratumba, plantas carnívoras, cuerpos fantasma reptando por el suelo de tu habitación de noche... ¡Qué maravilla! Estaba todo. Estaban todos. Zombis rescatados de mis revistas favoritas volviéndose carne mortal e inmortal. Levité, claro. La atmósfera sobrenatural lo exigía y también el placer de un género que no envejece, ni nos permite hacerlo, cuando está hecho con talento y admiración.

Me faltó Vicent Price, pero tal vez hubiera estado sobrecargado. Demasiados "monstruos" adorables. Los que había también lo eran. Grandes actores con su toque de humor y normalidad con el que nos sumergíamos con ellos en sus historias siniestras, igual igual que en los tebeos devorados, esta vez, por nosotros.

Volví a la cama sin el candelabro ni el camisón de encaje; casi sin luna llena y, desde luego, sin sótano porque la hipoteca no da para tanto, pero eufórica como una niña. Si me crecen los colmillos, avisaré. O no. Tal vez cabemos muchos seres nocturnos en esta página...

Contando con las dos principales figuras del cine de terror británico, esta desigual película, muy deudora de las producciones Hammer, tiene el dudoso encanto de las películas de serie B, es decir, aquellas hechas con presupuestos muy ajustados, pero que sin embargo destacaban a veces por sus simpáticos y desacomplejados alardes imaginativos. En este caso la peli está rodada íntegramente en los estudios Shepperton o en sus alrededores, y todo ocurre en unos entornos extrañamente pequeños y limitados, donde no parece penetrar la vida real. Los personajes de las diversas historias carecen de cualquier hondura y no puede uno evitar sonreír ante los primitivos efectos especiales (aunque hay algún efecto que es realmente sorprendente para la época). Por eso, no entiendo como hay gente que la puntúa con un 9 o un 10. Por esa regla de tres no habría puntos suficientes para calificar películas de terror infinitamente superiores, como El Exorcista, El Resplandor, o incluso Repulsión de Polansky, hecha por la misma época que Doctor Terror y también con pocos medios, pero con muchísimo más talento.

Fabulosa, simple, sarcástica, fascinante, directa, entrañable, tradicional, oscura, intrigante, controvertida, rocambolesca, inteligente, divertida, funesta, misteriosa, elegante, exquisita, siniestra, serena, emocionante, poderosa, sutil, memorable, lúgubre, intensa, impactante, escalofriante, certera, apabullante y escalofriante producción de suspense y terror que llega a transmitir diversas lecturas verdaderamente interesantes.
Los responsables de la película consiguen presentar y desarrollar breves historias que encajan muy bien en el hilo conductor general, manteniendo el interés y el suspense hasta el último momento.
Doctor Terror, queda como un producto fascinante y encantador, con el que disfrutar de todo al pasar.

Película elegante llena de clichés del terror: vampiros, hombres lobos, venganzas de ultratumba, vudú... que se narran a través de cinco historias que implican a los ocupantes de un vagón de tren.

Está bien hecha, los actores son muy buenos y las historias se cuentan con ritmo e incluso algo de intriga. Pero es un estilo de terror tan elegante que puede resultar risible e incluso pueril para los gustos de hoy en día (mucha sangre y gore...)

La fotografía está bien. En algunas escenas incluso muy bien. Se nota la fuerte influencia del cómic de terror al estilo de "Creepshow" o los relatos pulp. De hecho varios encuadres parecen literalmente escenas de un cómic: los colores, la composición, las perspectivas...

A mí me entretuvo y me gustó, lo reconozco.

Un film de terror clásico realizado de una manera bastante inteligente y peculiar. Todo comienza cuando un extraño personaje entra en escena y se pone a hablar de sí mismo y su atípica habilidad para adivinar el futuro de los demás mediante una baraja de cartas del Tarot. En un principio, la situación parece normal. Sin embargo, conforme el misterioso doctor va echando sus cartas, esta va tomando un tono cada vez más siniestro. El viaje en tren deja de ser una rutina y se vuelve una experiencia única y escalofriante. Los 5 relatos funcionan y cada uno tiene su encanto y misterio. La ambientación es muy apropiada con cada escenario y la banda sonora hace el resto. Pese a no ofrecer grandes interpretaciones, el reparto cumple y aporta personajes muy marcados. Llama la atención la caracterización de Peter Cushing como el Doctor Terror con esa vestimenta tan oscura y esa mirada tan fría. Luego, tenemos a Christopher Lee encarnando a un reputado y desagradable crítico de arte y a un joven Donald Sutherland haciendo de médico estadounidense. Hay hombres lobo, vampiros, plantas asesinas, manos poseídas y sectas vudú. Así que se puede decir que se trata de una película del género muy completa. Ojo con el final porque no deja indiferente a nadie y es toda una sorpresa. En mi humilde opinión, esta es una producción que debería tener más reconocimiento, ya que tiene serios alicientes para ser considerada de culto.