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Mátalos suavemente

Cine negro. Thriller Dos ex-convictos no demasiado brillantes son contratados para asaltar una lucrativa partida ilegal de poker. Las culpas recaerán sobre el organizador del juego y los ladrones podrán empezar una nueva vida. Por desgracia, el dinero robado pertenece a la mafia, que se pone en contacto con el investigador y asesino Jackie Cogan para encontrar a los culpables. (FILMAFFINITY)
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Críticas 190
Críticas ordenadas por utilidad
28 de enero de 2013
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace muy pocos días pude leer en Internet un chiste que me parece perfecto para describir esta película: “Papá, yo cuando sea mayor quiero ser mafioso”, a lo que su padre le responde: “Pero ¿en el sector público o en el privado?”. Mátalos suavemente es cine que, como The Company Men o Margin Call, habla de la crisis. Una crisis económica y moral en la que, cada día más, nos estamos sumergiendo. Una crisis que destapa nuestro lado más intransigente y que nos hace pensar en soluciones drásticas para arreglar el desaguisado.

En Mátalos suavemente nos encontramos con yonquis convertidos en expertos atracadores, estafadores de poca monta con vocación de padrino, asesinos a sueldo que hacen descuentos e incluso 2x1, matones a punto de la jubilación que aceptan los trabajos por las dietas, los hoteles y las putas (¿os suena?) y reuniones entre mafiosos debajo de puentes en lugar de en mansiones con grandes piscinas. Una película donde vemos, y sobre todo escuchamos, la crisis de la mafia: tanto en su sector público, en forma de constantes discursos políticos que hacen de banda sonora, como en su sector privado.

Sinopsis: una pareja de atracadores de medio pelo que andan siempre colocados y con pocas luces, deciden aceptar el arriesgado encargo de atracar una partida de póker organizada por la mafia. Los capos deciden acudir a Jackie Cogan (Brad Pitt) para encontrar a los responsables de tal osadía. Entonces Jackie empieza a subcontratar a proveedores y asesinos freelance con poca implicación, para descubrir a los malhechores y darles su merecido.

Mátalos suavemente es de esas rarezas con poso; un film donde, por el estilo y los diálogos, pueden aparecen claras influencias, pero que se manifiesta como un producto personal. Si no acudes a su visionado influido por su pirotécnico trailer, puedes entretenerte ante otra forma de plantarse ante el cine negro. La secuencia del atraco a la partida de póker es brutal y tensa, sobre todo la salida a través del estrecho pasillo del lugar donde ocurre el robo. A partir de ahí, encontraremos secuencias de acción a cuenta gotas y, aunque visualmente poderosas, no tienen más intención que hacer el trailer antes mencionado más atractivo. Eso sí, los diálogos de Jackie con la persona que le encarga el trabajo (Richard Jenkins) y con el matón al que contrata (James Gandolfini) son más que interesantes. Atractivo el papel de Gandolfini, el cual parece que, intencionadamente guionizado, deja a medias tanto a Jackie Cogan como al espectador.

www.apositivar.com
A POSITIVAR
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27 de febrero de 2013
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me quedo con el mensaje, mensaje que se establece paralelamente a la trama y desarrollo de la película, que es una crítica sincera, desnuda y desgarradora de la situación político-económica actual.
Sin embargo, parece que muy pocos han comprendido esto, de todas las críticas leídas, ni uno solo se hace eco o comprende este claro mensaje. El cine no solo es espectáculo, también debe aportar crítica, ideología, etc...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Oso_Blanco
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8 de mayo de 2013
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si nos ceñimos estrictamente al argumento de Mátalos suavemente, no encontraremos en él nada que ya no hayamos visto. La trama es muy simple: dos rateros asaltan una timba de póquer, por lo que el jefe de la timba encarga al sicario Jackie Cogan (Brad Pitt) que se los cargue. No hay más.
La "gracia" de Mátalos suavemente está, diría yo, en otros dos frentes: la estética y la ideología. Hay que tener en cuenta que esta película adapta una novela de George V. Higgins, Cogan's Trade, publicada en 1979. Una novela estructurada principalmente mediante el diálogo, con intervenciones mínimas del narrador, y con un uso muy frecuente de la elipsis narrativa. Andrew Dominik, director de la película, sigue dando preponderancia al diálogo (los de Brad Pitt con Gandolfini y Jenkins no tienen precio), pero sustituye las elipsis de la novela por escenas con una alta carga de violencia (como se insinuaba en la novela), escenas llenas de sordidez, pero con un toque pulp; por otra parte, Dominik actualiza la historia y se la trae hasta el siglo XXI, y acentúa este aspecto con la constante presencia de noticias y discursos políticos que no hacen más que subrayar la vacuidad ideológica de nuestros tiempos. La estética barriobajera, pulp, mezclada con esa mala leche ideológica, hace de Mátalos suavemente una película realmente única y bastante interesante.
No son los únicos atractivos de la película. El reparto actoral es magnífico: Brad Pitt, James Gandolfini, Ray Liotta, Richard Jenkins... Entiendo por qué todos ellos querían estar aquí: los diálogos son afilados, medidos, cargados de fuerza, con vida propia. Son una maravilla.
En definitiva, si miramos Mátalos suavemente como una película de gangsters simplemente, seguro que la disfrutaremos, pero no nos entusiasmará. En cambio, si nos sumergimos en los matices y en sus hallazgos visuales, la película de Dominik sí que marcará la diferencia en nuestra memoria cinéfila. A pesar de no ser redonda, Mátalos suavemente tiene una doble lectura muy estimulante.
juanantlopez
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25 de junio de 2013
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos yonkis se encuentran en una calle desolada, en la que nuestros personajes son los únicos atisbos de vida (pero que vida…), mientras empiezan a comentar su vida delictiva en un lenguaje totalmente basto, de fondo pero de manera desenfocada, vemos un cartel del candidato (la película está ambientada antes de que Obama ganara su primera legislatura) Obama en el que se lee la palabra Change (Cambio). Una patada en los mismísimos nada más empezar.

Y es que la película es uno de los ataques más crudos que se han realizado sobre el sueño norteamericano. Repasemos que es eso. Hay una fuerte creencia arraigada desde el nacimiento del país de que cualquier hijo de inmigrantes con esfuerzo y valía puede llegar a ser algo importante en la vida, al fin y al cabo, los Estados Unidos son un país de inmigrantes. Pues bien, Andrew Dominik destroza en mil pedazos esa fantasía. Y parece realmente justicia poética, porque si había alguien que podía contar algo parecido es él, pues Dominik es de origen neozelandés y está bien asentado en Norteamérica, pero precisamente no se autocomplace en su situación, sino que elabora una visión, un retrato del país tan salvaje, que es realmente elogiable por su parte.

Y lo podemos ver en un discurso final, que simplemente es magistral y eleva la calidad de la película por las nubes. No en vano el personaje interpretado por Brad Pitt ataca a uno de los pilares básicos de la constitución, Thomas Jefferson. Y recordemos que La constitución, junto a Jefferson, son de los dos pilares más sagrados que hay en Norteamérica. Pues bien, Dominik no tiene ningún pudor a coger los más sagrados ideales y tirarlos por el barro, un ejercicio sano que cualquiera habría de hacer con sus respectivos ídolos, pero que Dominik realiza sobre un enorme colectivo.

Y así es la película, una constante muestra de la hipocresía que se ha apoderado de la sociedad. Todo desde la perspectiva de la mafia, una mafia que ya no es lo que era, como el propio Brad Pitt comenta, una mafia que ya no es como la de los antiguos tiempos en los que el glamour se había apoderado de todos y en la que los capos vestían elegantes trajes de seda, no. A Dominik le interesa mostrar que los cambios que estamos viviendo hoy en día están presentes en todas las capas de la sociedad, incluidas las que están fuera de la ley. Por eso mismo el personaje de Ray Liotta es tan interesante, porque Dominik lo escoge y lo homenajea, pues nos recuerda al mafioso de la película de Scorsese, “Uno de los nuestros”, pero si allí teníamos glamour y canciones de Rock de fondo, ahora tenemos a un pobre pardillo que recibe una paliza de muerte. Dominik desmitifica la figura, como también lo hace con los dos Yonkis, que no tienen ni pajolera idea de cómo cometer un atraco, e incluso con el personaje de Gandolfini (que tristemente falleció hace unos días) que se presenta como un asesino de primera pero que acaba siendo una triste sombra de lo que fue, y se consume entre prostitutas y alcohol.

Los debates políticos salpican constantemente este contexto, siendo muchas veces protagonistas de la situación. Las palabras del expresidente Bush resuenan como un eco fúnebre, mientras Barack habla de esperanza, una esperanza que se oye en tugurios de mala muerte donde ese concepto dejo de ser una realidad hace mucho tiempo. América no es un país, es un negocio, palabras sacadas de la propia película, en uno de los monólogos más jugosos del film.

Formalmente también Dominik dinamite los conceptos pesados que tenemos sobre la mafia, porque precisamente le interesa mostrar ese alejamiento. Ya el inicio es bastante ejemplo de cómo trata el director la forma de la película, en una secuencia en la que se interrumpe constantemente la música y la imagen para mostrarnos los títulos de crédito, provocando un desasosiego en el espectador que se ve angustiado porque algo no está ocurriendo como él esperaba. Dominik se sirve de un control de tempos muy singular en el que el tiempo se realentiza de manera obligada, generando sensaciones diversas en el público. Por ejemplo en la secuencia del atraco, vemos una gran cantidad de primeros planos de los mafiosos que están siendo desvalijados por los dos nerviosos Yonkis. Mientras Dominik alarga la secuencia el espectador puede ver como los ladrones se van poniendo nerviosos y empiezan a cometer estupideces mientras vemos primeros planos de gente enfurecida. Por lógica, creemos que algo va a pasar y que esa situación va a estallar como un cóctel explosivo, porque estamos más que acostumbrados a este tipo de acciones. Sin embargo Dominik genera la tensión pero no la alivia, porque el desenlace no es el mismo que el que la forma estaba proponiendo.

Y de igual manera Dominik realiza el mismo truco en otras situaciones. Hasta en algunos momentos se sirve de la cámara lenta para mostrar asesinatos, pero no para relajarse y mostrar la violencia de una manera divertida, sino como un recurso más, para dinamitar la esencia.

http://neokunst.wordpress.com/2013/06/25/analisis-filmico-matalos-suavemente/
Kyrios
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4 de julio de 2013
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La peli tiene un par de secuencias que, por su virtuosa mezcla de banda sonora, efectos especiales y realización, hacen que merezca la pena. Además los diálogos son muy buenos. Lástima que la estructura no esté a la altura. Da la impresión de que el director esté pidiendo a gritos una serie, porque los personajes están bien construidos y también el tono.
Germán
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