Lava (C)

Espantosa y pastelosa historia de un volcán que busca el amor.
Sin ningún tipo de giro simpático a los que Pixar nos tiene acostumbrados en sus cortometrajes (fabulosos prácticamente siempre). Sabiendo desde el principio lo que va a ocurrir en cada momento, sin que ninguno de los dos personajes genere ningún tipo de empatía.

Un despropósito.

Un corto malo.
Estereotipado sin respeto mínimo a la ciencia (en cuanto a los volcanes y la lava). Un poco aburrido y previsible.

Me encantan las canciones de Disney y esta estuvo bellisima al igual que la animación con sus hermosos paisajes, muy bonito cortometraje y como dije, la canción me encantó. La historia que cuentan comienza bonita y luego se torna triste pero el final es bonito. Me ha gustado.

Recuerdo estar en la sala de cine y que aparezca este corto antes de la película Inside Out. A continuación comenzó a escucharse por todas partes: "¿¿Esto es la película?? Si habían dicho que estaba muy bien...".

Después de pensar un poco acerca de la palabra más acertada que pueda resumirlo, se me ha pasado por la mente la siguiente: infumable.

¿Ventajas? Dura poquito. Lo justo para dudas del tipo "¿Me habré dejado el horno encendido?" o levantarse para visitar al baño por ultima vez antes de beber tanto refresco.

Pixar, sabéis hacer las cosas bien. No todo lo que consideréis romántico lleva implícito el buen saber hacer. Se os perdona igualmente.

Veo pocos cortos y ni siquiera sabía que aquí en “Filmaffinity” tenían fichas abiertas. He visto el cielo abierto porque voy a atacar con saña a este deleznable subproducto.
Este excremento pinchado en un palo y puesto a resecar al sol, es directamente lo peor que ha hecho Pixar. Pero eso es decir poco, porque normalmente hasta lo menos bueno de la productora de la lamparita saltarina suele estar bien. “Lava” es una auténtica tortura para los sentidos. Dura unos pocos minutos que se hacen muy largos en los que dan ganas de arrancarte los ojos con un sacacorchos y sobre todo ponerte unos auriculares con “heavy metal” a toda potencia.
Por el amor de “Wall-e”, que esto es una estúpida, ñoña, absurda, imbécil, cursi y empalagosa historia de amor…. ¡entre volcanes!
Primero: Los volcanes tienen un diseño horroroso. ¿A quién se le ha ocurrido humanizar a dos puñeteras montañas? El volcán es más feo que un clon híbrido entre Juan Tamariz y el de los hermanos Calatrava. Encima de que tienen la excreción mental de ponerle boca y ojos a una piedra, ya podían haberlo hecho un poco más atractivo a la vista. Pero la “volcana” no se queda atrás. Choca a la vista más que Rossy de Palma recién levantada y sin arreglar. Y esto lo verán los niños, pero debería estar prohibido porque podrían tener pesadillas volcánicas.
Segundo: Como decía el capitán Garfio en “Hook”, ¡Yo odio, yo odio, yo odio!.... a una de las peores canciones que he sufrido en mi vida. Señoras y señores, he aquí una espantosa canción de estilo hawaiano, con “ukelele” incluido, digna de la horrorosa banda sonora de “Los descendientes”.
La melodía no es fea, es peor. En sí misma no sirve ni para una caja de música de una tienda de chinos. Pero lo malo no es eso. Lo malo es que la muy hija de meretriz se te mete en el coco, pues te machacan con ella en todo el maldito corto. Como el argumento es testimonial, todo el rato está sonando la puñetera canción de los testículos, que se te incrusta en el cerebro como un trozo de chuleta de cerdo entre los dientes. De hecho, estoy escribiendo esto y me está sonando en la cabeza, para desgracia de mi salud mental. ¿Dónde está el artefacto para olvidar que tenían los hombres de negro cuando se necesita?
No sé cómo sonará la versión original, pero la española es para fusilarla con una ametralladora de tomates y lechugas. Este hombre no pasaba ni el primer casting de “La voz” o “El factor X”. En el nombre de Adèle y Whitney Houston, ya podrían haber contratado a Joaquín Sabina, al menos podría haberme reído un poco, en lugar de tener ganas de llorar.
Y al final, todo muy bonito y con forma de corazón. Ojalá formen el “Krakatoa” y revienten en millones de pedazos dentro de una nube piroclástica. Tenía que haber llegado Roland Emmerich o Michael Bay y darles lo suyo a los estúpidos volcanes cantarines estos.
No es justo que para disfrutar en el cine del peliculón de Pixar de 2015 haya que pasar por esto, más propio de las torturas medievales de la Inquisición. Yo con tal de no verla confesaría haber tenido relaciones carnales con el diablo, o lo que usted quiera, Torquemada. Mejor la hoguera que ver “Lava”.
Posdata: Anda que no me he quedado a gusto. Mi siguiente crítica, “Del revés”, totalmente opuesta a esto.