El hombre del norte

La verdad es que tenía ilusión por ver la película, más aún después de ver numerosas críticas que la ponían por las nubes. La decepción ha sido considerable. No deja de ser una película que entretiene, punto. Los personajes no transmiten ninguna emoción, no empatizas con ninguno de ellos. Unos secundarios patéticos, toda la guardia y todos los esclavos, que parecen estar ahí para hacer bulto, pero un bulto muy pobre. El guion sin comentarios. Situaciones absurdas que el protagonista podía haber solucionado de manera más sencilla, pero que se complican quizá para estirar la película, como si una superproducción con ese presupuesto debiera durar lo que dura, excesivo. Lo dicho, un 5 pelado porque no me he dormido. Una pena

Cualquiera que haya visto u oído algo de Eggers sabrá que es un director lejos de los convencionalismos. Por ello, sentía una gran curiosidad sobre esta epopeya vikinga basada en la historia real que inspiró a Hamlet. Con un gran presupuesto a sus espaldas (que por cierto, viendo la recaudación, dudo que vayan a recuperar en mucho tiempo), existía el miedo de que Robert dejara de ofrecer aquellas historias oscuras, crudas y enigmáticas que le habían convertido en un director de culto.

Afortunadamente, al menos para los espectadores, la película va más allá de una simple historia de venganza, y el diseño tétrico de Eggers, su dirección y todo aquello que lo hacen tan especial no se ha perdido por el camino.

Algo que merece la pena destacar, aunque era lo esperado, es el portentoso diseño visual y de sonido de la película. Los cánticos vikingos a voz de grito, los sonidos de las espadas al chocar y los escudos al quebrarse nos introducirán en aquel mundo salvaje como nunca antes se había hecho. A nivel visual, la mezcla de imaginería mítica con un realismo descarnado recuerda enormemente a los recursos utilizados por el gran Francis en aquella joya llamada Apocalyse Now, que no por nada es otro descenso a los infiernos del alma en un paraje desolador para la mente humana. Una Islandia poblada de dioses escandinavos similar a aquella jungla en la que Kurtz, como un dios venido de otro mundo más antiguo y cruel, se nos presenta por primera vez con un rostro pétreo.

Sin embargo, una de las gratas sorpresas que no esperaba era el potente tono shakesperiano del guion. Porque cualquiera que haya leído algo del bardo de Stratford reconocerá aquí aquellos diálogos sobre la sed de sangre y la más dulce venganza, sobre puñales ensangrentados en la noche más oscura, y sobre la estupidez de los hombres por tratar de huir de su destino. Y si no me creen, vayan a leer aquel banquete caníbal que se encuentra entre las páginas de Tito Andrónico o los asesinatos a sangre fría que llenan las escenas de Macbeth. Hasta la estructura de cinco actos de la película bebe mucho del teatro.

El único fallo que podría achacarse es la simpleza psicológica de los personajes. Sin embargo, siendo una historia que va directa a las entrañas, es algo difícil de percibir durante el metraje.

A destacar también las actuaciones de Taylor-Joy, que precisamente se dio a conocer con La Bruja, la primera película de Eggers, Skarsgard, con su presencia física de animal, y Claes Bang como Fjölnir, mostrándose cruel pero digno contendiente. Dafoe tampoco está nada mal, aunque es el papel de loco al que nos tiene más o menos acostumbrados.

En resumen, una epopeya vikinga digna de disfrutarse en pantalla grande.

Por favor, que baje Odín , Thor, Ragnar o cualquier iluminado entendido en cine que le expliqué a esta pobre ignorante la genialidad de esta película. En serio.
Mirad que fui con ganas, porque tras leer tanta buena crítica profesional y de usuarios, y tras ver el trailer y el reparto, iba preparada para asistir a la gran fiesta vikinga de las emociones...
Nada más lejos de la realidad.

Pongamos que la historia en sí, no la hayamos visto nunca antes: individuo al cual alguien muy malo a traición asesina a padres/hijos/mujeres/ familiares en general y busca venganza. Pongámonos en ese hipotético y lejano caso de no haber visto hasta la saciedad este tipo de historia y que esta es la primera vez. Alguien ha logrado de verdad sentir algún tipo de emoción con esta historia? empatizar con algún personaje? Ni con el mismísimo protagonista que parece que no ha construido una frase entera con su sujeto, su predicado y todos los complementos cirsunstanciales en su vida. Esos personajes superficiales y vacíos porque no nos han contado la historia bien y no es posible llegar a entender a ninguno porque no sabemos nada de ellos. Ni esa historia de venganza, ni esa historia de amor, ni las milongas místicas y de brujería que nos han colocado asi todas juntas y hala, aparcao.

Pues una tremenda decepción, y deseando salir ya e irme a casa a cenar, y dejar de escuchar a vikingos hablando en verso y ver como el príncipe cansino vuelve erre que erre a vengarse de una vez.

En fin, que me he empachado en el buffet de la venganza.

Y si le puse un 5, que al fin y al cabo es un aprobado, es por respeto a Alexander Skarsgard y a Nicole Kidman, y porque no se puede obviar que la fotografía es maravillosa y al menos pude disfrutar de unos paisajes y unos planos más que notables.

Tan aburrida como agotadoramente pasada de metraje. Mucha violencia y poco propósito. Cero empatía con los personajes. Reiterativa y abusando continuamente de esos tintes de folclore/leyenda nórdica que, lejos de ayudar a la trama, la ralentizan, la hacen claustrofóbica (toda la peli sucede en un poblado) e interrumpen.
Robert Eggers parece confirmarse como un director de una óptica interesante pero que no sabe rematar, por no estar bien escritos y conclusos, sus guiones. Se les quedan cortos cuando él quiere hacer películas, como esta, de largo metraje.

Robert Eggs es un director pretencioso o al menos así lo ve la crítica especializada. Con su primera obra “La bruja” pretendía revisar el género del terror contando los delirios de una jovencita y su familia en un ambiente sórdido y triste. Con “El faro” pretendió ahondar en el terror psicológico con una película empapada en un blanco y negro claustrofóbico donde los delirios de dos personaje son los protagonistas. Ahora, con “El hombre del norte” asistimos al delirio de la venganza con pretenciosas referencias shakesperianas.

Ni los giros de guión ni las delirantes ensoñaciones consiguen dotar de interés a la historia interpretada por un inexpresivo actor tan encorvado como musculado. Le acompaña la musa del director Anya Taylor-Joy que personalmente no me transmite ninguna verosimilitud y un elenco de actores que posiblemente firmen unas de sus interpretaciones más anodinas porque los personajes están mal trabajados y mal desarrollados.

La película es pretenciosa porque intentan hacerla comercial en base a mamporros y violencia pero no convence; es pretenciosa porque pretende reflexionar sobre el sentimiento de la venganza, la violencia y el amor redentor pero no ahonda en ninguno de ellos; es pretenciosa porque utiliza evidentes referencias literarias y unos diálogos que en ocasiones se muestran inverosímiles.