El vuelo del Fénix

Remake de la versión original de Robert Aldrich de 1965, un filme que nos demuestra el más claro paradigma del cine americano industrializado tanto por los conceptos que se manejan como por las formas de llevar las ideas a la pantalla.
En esta cinta se ve nuevamente el espíritu invencible del americano ante situaciones límites, esta vez se trata de un accidente aéreo y las dificultades pasan por el escenario natural hostil y la amenaza de un grupo de mercenarios. Ante estos obstáculos lucharán un grupo de valientes, surgirán diferencias de ideas, se tratarán de exponer las motivaciones para seguir viviendo de cada uno, pero como siempre terminamos asistiendo a lo previsible: la gran fuerza de voluntad para ponerse todos de acuerdo y salir de esa dura situación.
En el guión abundan las situaciones de lo más inverosímiles, quizás entendibles para un filme de acción donde se exageran mucho las circunstancias para atraer al público que se da una cita masiva ante estos productos que muestran lo que queremos ver: personajes arquetípicos, la espectacularidad de los efectos visuales y sonoros que poseen un especial atractivo para que el entretenimiento sea efectivo y las hazañas de un grupo de individuos que superan estoicamente todos los inconvenientes que van surgiendo al mejor estilo video juego. Como vemos, el filme no se aparta ni por un instante de los tópicos del género, y que sin dudas para espectadores no tan exigentes puede llegar a funcionar como mero divertimento y nada más, ya que el filme a parte de mostrar aparatosamente el aspecto de supervivencia del ser humano, no es para nada ambicioso desde lo discursivo.
Sin dudas que si nos ponemos en exquisitos y tratamos de analizar lógicamente las circunstancias del filme, el mismo posee muchos baches y licencias dentro de su guión los cuales atentan contra el sentido común, sobre todo en el desenlace donde se ponen en evidencia todas las falencias propias de un argumento improvisado y fantasioso que expone un final feliz el cual es esperado por la mayoría.
Para destacar, algunos elementos que tienen que ver con un filme de considerable presupuesto en los efectos especiales, fotografía y ambientación. También es de destacar la oportuna actuación de Giovanni Ribisi, con el personaje más complejo y de mayor volumen del filme. Los demás, irradian la mediocridad más absoluta que provienen de interpretaciones meramente físicas y que siguen los estereotipos más trillados del género.

Aunque muy típica es posible pasar el rato con esta película y entretenerse un poco, sobretodo viendo como el film sigue al pie de la letra el patrón comercial de hollywood.
Destacable la actuación de Giovanni Ribisi.

Entretenido remake que copia, tal vez en demasía, la narración original de Robert Aldrich en 1965. Es una versión actualizada, eso sí, e incorpora ciertos elementos para tratar de salir de la monotonía, como una banda sonora electrizante y momentos humorísticos hasta cierto punto graciosos, pero falla en lo esencial: el drama. Quedarse perdido en pleno desierto de Gobi y sin recursos aparentes debería suponer al menos cierto grado de tensión cosa que no logran ni el guión ni los actores. Por lo tanto, las posibilidades que un accidente de este tipo ofrece en lo que a relatos personales se refiere, están completamente desaprovechadas. Por lo menos el film se deja ver y en algunos momentos resulta divertido, que es más de lo que muchas otras producciones consiguen.

Hombre, si no fuera porque es un remake de un clásico, al que han estropeado un poco, y que Dennis Quaid luce musculitos y sonrisa 'profidén' cada vez que la cámara lo enchufa, la peli es pasable. No es lo mejor en cine de entretenimiento pero se deja ver. Las escenas de efectos especiales 'tormentosos' están bien logradas. Pero da la sensación de que el director se ha dejado algunas líneas de guión en el tintero al rodar, porque algunos personajes parece estar de adorno. A veces la chatarra del avión mete más ruido que ellos.

Otra traca de esas que nunca falta en Hollywood, la del grupo de personas en situación límite que, ni por asomo, van a dejarse hundir por las circunstancias, porque ellos son más chulos que nadie y por un simple accidente de avión en medio del desierto ¿se van a alterar? Para qué, construyen otro y ya está. Cuanto peor está la cosa, pues ellos más bromas se gastan, más chistes se cuentan.
Cómo no, el grupo es de encefalograma plano, amén de ser irritantes a más no poder (no lo digo por nadie, Ribisi); entre ellos tenemos al capitán América, al mexicano enamorado, al alto ejecutivo (pobre Hugh Laurie, es decir House), al filósofo, al honrado padre de familia que sólo quiere volver con su mujer y sus hijas, al negro rapero superduro, al bicho raro que resulta ser un supergenio, etc. No falta ni uno.
En fin, nada nuevo bajo el sol. Película sin sorpresa, con un vacío tremendo, sobre todo en su parte media, y un final típico de las americanadas, de esas grandes historias de superación personal (si no repiten en la peli veinte veces lo de que hay que tener "esperanzas y sueños" no lo dicen ni una). Verla supone perder 105 minutos valiosísimos.