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La gaviota

Drama Rusia, a finales del siglo XIX. La actriz Irina Arkadina (Annette Bening) es una veterana y vanidosa estrella del teatro moscovita que pasa parte del verano en una idílica finca junto a un lago, propiedad de su hermano enfermo (Brian Dennehy). Allí compartirá los días con su amante, el escritor Boris Trigorin (Corey Stoll), su hijo (Billy Howle), aspirante a escritor, y la joven e ingenua actriz Nina Zarechnaya (Saoirse Ronan). Ellos, y ... [+]
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
17 de junio de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay obra más definitoria del inmenso talento de Antón Chéjov que esta obra teatral, un fracaso en su estreno, que habla del paso del tiempo, la brevedad de la vida, los amores contrariados, los lánguidos atardeceres de un verano fugaz, tan fugaz como la misma juventud. Es preciso sentarse relajado y escuchar los hermosos diálogos que van desgranando los personajes cuyas vidas, en el plazo de dos años, cambian de forma drástica, visitados por la muerte, el desamor, la contrariedad, el fin de las ilusiones. En esta versión rodada en Estados Unidos, pero de innegable paleta británica, la elegancia y la sensibilidad toman las riendas del relato y nos pasean por la existencia de unos seres que se aman de manera entrecruzada. Nadie se entera de que es amado por otro que no es su pareja hasta que es demasiado tarde. Un viaje de estas características necesitaba de un reparto poderoso, como así ha sido. Encabezado por Annette Benning, maravillosa actriz, maravillosa mujer, siempre ninguneada por el Oscar: cuando no la nominan, sale entre las cinco elegidas y se lo dan a otra. Así es la vida. Pero Benning va bien acompañada por la deliciosa Saoirse Ronan, una de las intérpretes más cualificadas de su generación, que nos brinda una Nina frágil y entregada al amor generoso de la adolescencia; por Corey Stoll, en el papel del voluble Boris, un hombre débil en lo tocante a los enamoramientos; y por el gran Brian Dennehy, ya octogenario, al que yo creía jubilado o enterrado, un Sorin de lo más convincente. El resto del reparto funciona como un mecanismo de relojería. Mayer consigue traspasar las fronteras del escenario y componer conmovedoras escenas de exteriores que nos sacan de los estrechos confines que delimitan la mansión. No es una gran película, por supuesto, sino una preciosa pieza de orfebrería que restaña las heridas de los corazones y templa el exceso de palpitaciones. Una muy hermosa banda sonora de Nico Muhly y Anton Sanko acompaña a las peripecias vitales de las criaturas inmortalizadas por el genio de Chéjov.
En 1968, Sidney Lumet dirigió una versión de La gaviota interpretada, nada más y nada menos, por Vanessa Redgrave, David Warner, James Mason y Simone Signoret, además de Harry Andrews y Denholm Elliott. ¿Os lo imagináis? Y jamás, jamás se ha editado en DVD. ¿Alguien podría hacernos un favor? Gracias.
Eduardo
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7 de mayo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos años después del fracasado estreno en 1896 de la obra de Chéjov que nos ocupa, el director de escena Konstantin Stanislavsky a instancias del dramaturgo Vladimir Nemiróvich-Danchenko la reestrenó aplicando la innovadora metodología actoral que venía desarrollando en su Teatro del Arte de Moscú. Fue un éxito. La paradoja para aquellos amantes y gurús del famoso "método Stanislavsky" que tan pingües beneficios ha dado a sus profetas fuera de Rusia, con el afamado Actors Studio neoyorkino (en España fue el madrileño Laboratorío Teatral de Willyam Layton y José Carlos Plaza) a la cabeza, es que Stanislavsky medía y controlaba hasta la extenuación cualquier acción actoral en un intento de que toda la interpretación, si no lo era de motu propio "orgánica" al menos lo pareciese. En cualquier caso dicho éxito, afortunadamente, cambió muchas cosas en el mundo de la escena y animó a Chéjov a seguir con su labor dramática que estuvo a punto de abandonar. La Gaviota fue su pieza teatral número 12 y aunque solo escribió tres más, !que tres!: "Tio Vania", "Tres hermanas" y "El jardín de los cerezos". Casi na.

"La Gaviota" de entonces a hoy no ha parado de volar muy alto, con innumerables versiones y adaptaciones teatrales y cinematograficas. Hoy toca la del director de teatro (musicales, Óperas, dramas) y cine estadounidense Michael Mayer. Cumple Mayer como es de obligado cumplimiento en cualquier pieza del autor ruso con un reputado y sólido elenco, sobre todo femenino. En Chéjov la acción desbocada transcurre siempre en el interior de cada uno de los personajes. Un rosario de deseos y frustraciones de todo tipo que bullen a presión contenidos siempre por un encorsetamiento social, egoísta, hipócrita y cruel que inevitablemente acaba por estallar con múltiples damnificados y daños colaterales. Tal guiso debe siempre cocerse a fuego lento con una larga, aparentemente tediosa y minuciosa espera, cosa que con una edición convencional cinematográfica como esta no ayuda. El famoso subtexto, (lo que no se dice es más importante que lo que se dice) no acaba de tomar el protagonismo que merece la pieza que Chéjov consideraba una comedia. La Bening, a mi juicio, es la única que logra alcanzar la altura de su personaje, sin que ello signifique que nadie del elenco desmerezca en absoluto. Interpretar, reeintepretar o deconstruir a Chéjov que no es otra cosa que el alma humana es muy difícil. Este no deja de ser un buen intento de los muchos que seguirán en el futuro. Y es que gaviotas y humanos no somos tan diferentes.

cineziete.wordpress.com
ELZIETE
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20 de julio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decepción con esta película que a pesar de contar con buenas interpretaciones, es deprimente y aburrida, además de presentarse en la carátula y el trailer como una película con toques de humor, cosa que no es verdad. Es triste, y el humor yo no lo veo por ningún lado. ¿Tendremos que leernos los clásicos rusos antes de ver cosas como esta? Pensándolo bien, hubiera sido una mejor opción leer el libro. En este caso la película sobra.
Muy bien Annette Bening y Saoirse Ronan. La película, para olvidar. Un montón de personajes envueltos en la confusión sin saber adónde van. Me ha recordado a ciertas películas de Woody Allen, pero sin su gracia.
Scott
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6 de setiembre de 2021
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Hay obras de teatro que se han llevado muy bien al cine. Lo que no es el caso. Y es que hay teatro y teatro. La gaviota, de Chejov, es una obra continuamente representada porque es teatro puro, es decir, exige la forma de teatro para desarrollar toda su eficacia.
Quizá otro director y otro guionista, en el futuro, consiga algo mejor. La película de 1968, de Sidney Lamet, tampoco resultó buena.
Aquí los personajes no reflejan los matices de la obra de teatro.
yoparam
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1 de octubre de 2023
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Antón Chéjov nos regala un atajo de desgraciados y varios destellos de lucidez en un texto que, al menos en esta ocasión, se siente apresurado y aprisionado por la rapidez con la que es despachado. Desconozco la duración de la obra en teatro, pero me supongo que será mayor, pues suceden tantas cosas en "La gaviota" que al espectador no le dará tiempo de asimilarlas con armonía.

A razón de lo dicho confesaré que la película se pasa volando, lo cual parece un elemento a su favor pero acaba siendo en su contra, pues es demasiado volando. Un servidor sintió lo que les sucedía a los personajes y apreció la enjundia que aquí dispone, pero quizás el viaje es demasiado abrupto. Otra vez, demasiado.

En cambio, de amores no correspondidos tenemos cinco o seis y no son demasiados. Todos duelen. Tampoco son demasiados los seres desgraciados que no logran lo que buscan en el terreno profesional o vital, como tampoco lo son los que, ya pasando del tan inaccesible amor, solo buscan atención y... Tampoco. El hijo cuya madre es demasiado egocéntrica para reparar en él, el amante que es demasiado débil para hacerse respetar, la muchacha que es demasiado vulgar para que se fijen en ella más allá de dos noches... De los sirvientes ni hablemos, ellos están demasiado abajo.

Tampoco es demasiado el excelso reparto, en el que destacan Annette Bening en una actuación lúcida como acostumbra, ella es impresionante y su surtido de detalles es infinito, el atractivo Billy Howle y su insondable tristeza y Elisabeth Moss, que no suele agradarme, Mare Winningham y Brian Dennehy, tan absolutamente verosímiles que tocan la perfección. Ellos, los paisajes y los chispazos de genialidad del texto hacen de "La gaviota" una película recomendable, sin embargo, no puedo dejar de sentir que esos tres elementos merecieron un marco más magnánimo.
Jaime Flores
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