El punto sobre la i

Un triangulo amoroso entre una española muy pasional y dos hombres frios y calculadores, a los que consigue robarles el corazón en algunos momentos de la historia.

Lo que en un principio parece ser una historia de amor a dos bandas, acaba convirtiéndose en un entramado maquiavélico.

La pasional Carmen, es Natalia Verbeke, papel que le viene como anillo al dedo. Gael consigue enamorar a la chica, pero el también es atraido por los impulsos de ella. James D'Arcy, es el personaje frio y calculador, consigue hacerlo con la soberbia justa de los malos.

Todo parece de aficionado, con el gran pecado de la inverosimilitud y unos diálogos muy tontos.
Los personajes son nada creíbles. Los giros de la trama muy tontos y efectistas.
Gael pone la cara que siempre pone, pero es que el guión no da de sí.
A pesar de que no es larga llegar a aburrir.
La música rimbombante y absurda.
El personaje del marido, sin oficio ni beneficio, perfectamente prescindible.
No compensa.

Es una historia constante entre la mente humana, el amor, la prueba de la verdad y la inocencia ante las cámaras, pareciera que la identidad de las personas se revela antes las cámaras de vídeo y aunque puede llegar a ser un poco tediosa y chocante en ciertos aspectos logra engancharte por algún lado.

Una película un poco rara básicamente por su desconcertante mezcla de géneros. "El punto sobre la i" viene como drama, la mayor parte se desarrolla como una comedia romántica, hay toques de suspense y al final se acaba imponiendo el thriller psicológico. Pero comencemos por el principio. Se trata de una coproducción hispano-británica-norteamericana en la que curiosamente sus dos protagonistas principales encarnan a personajes de nacionalidad distinta a la suya: Gael García Bernal hace de brasileño cuando es mexicano y Natalie Verbeke de española cuando es de Argentina, aunque la hemos adoptado y ya tiene la doble nacionalidad pero no sé si en el 2003 ya. En fin, además de James D'Arcy, el tercero en discordia, aparece un joven Tom Hardy y en teoría porque no la he visto, la modelo portuguesa Tasha de Vasconcelos, que tiene una historia apasionante de cómo tuvo que huir de pequeña a finales de 1975 de la entonces colonia lusa de Mozambique, cuando llegó la aciaga Revolución de los Claveles de 1974 y la desastrosa independencia de su tierra natal, Mozambique, ese mismo 1975.

Pero volvemos a "El punto sobre la i", que ahora que lo pienso en cierto modo es una especie de revisión del mito de Carmen, como que la protagonista interpretada por Natalia Verbeke se llama así y baila flamenco. Pues bien, la película va a un poco a trompicones. El principio es ligeramente flojo, luego gana interés, entra en una zona de demasiada comodidad y cuando parece que estamos viendo un dramón un poco chorra Matthew Parkhill nos sorprende con un inteligentísimo giro para nada esperado. Lo que sucede es que aún queda como quince minutos y entonces, para intentar quedar bien o por corrección política o por lo que sea, destroza su trabajo en un final no sólo chapucero técnicamente e irritante, sino con el que arrebata todo el sentido que tenía "El punto sobre la i". De esta forma se queda en una nada. Para mí claramente debería haber acabado cuando terminan una importante conversación en el piso de Kit (Gael García Bernal). Todo lo demás es como si el investigado, rabioso por el resultado, asesinara a Stanley Milgram. No hombre, el que ha metido la pata ha sido usted, no Milgram.

La producción es muy cutre, da la impresión de estar hecha a base de retazos sin relaciones entre si,
La Dirección es vulgar y corriente; torpe y deficiente en la narración.
Hay que señalar que realmente no es una película sino dos muy diferentes; y las dos mal contadas.
La primera dura una hora más o menos y es tremendamente aburrida. Asistimos a una versión atropellada de la Carmen de Bizet pero sin Bizet. Cuando estaba a punto de abandonarla, dado el aburrimiento que me invadía, apareció de repente la última parte; otra historia de unos treinta minutos más o menos. en los que de forma un tanto ezquizofrénica sucede de todo. Pero lo hace de la forma más tramposa que recuerdo haber visto. Así cualquiera.
Los protagonistas no hay por donde cogerlos, de malos y artificiales. Parecen de telefilm de sobremesa. Algunos secundarios sí se salvan.
Resumiendo:aburrida y mal contada. Una vez vista no apetece volver a verla.