Colette: Liberación y deseo
2.887
Drama
Cuenta la historia de Sidonie-Gabrielle Colette (Keira Knightley), autora de las polémicas novelas que causaron gran revuelo en el París de los años 20 "Claudine" y "Gigi", desde su infancia en el campo hasta su consagración en la sociedad parisina junto a su marido, el también autor Henry Gautheir-Villas “Willy” (Dominic West), que en un principio actúa como mentor de Colette. (FILMAFFINITY)
4 de noviembre de 2018
21 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
La orgullosa precursora del #Me too
La figura de Colette ha sido desde siempre un parteaguas dentro del mundo de la literatura y el arte: avanzada, revolucionaria, libertaria (y libertina) extremista… Una personalidad que rompió moldes toda su vida y que fluyó con la corriente de la modernidad rampante del comienzo del siglo y más allá.
Poseedora de una personalidad arrasante e ingenio creativo, supo colocar su prototipo de mujer y discurso literario en la mente de todos. Rebelde y demasiado autoconsciente de su mente y su cuerpo, creo todo un estilo y supo afrontar las consecuencias de su manera de percibir su espacio y su tiempo. El amor, el sexo y las manifestaciones del arte.
Claro que, como en toda biografía, la película no puede narrar a detalle todos los millones de acontecimientos en la vida de esta mujer y opta por conducirnos por un camino de pinceladas que la definen. Fijando su atención en las partes mucho más glamorosas que en las áreas oscuras. Lo que nos deja claro es que Colette pasaba por completo de las reglas y le importaba muy poco el “qué dirán”.
El director inglés, Wash Westmoreland, quien coescribe el guión con Richard Glatzer y Rebecca Lenkiewicz, se encarga de conducirnos por un comienzo que pintaría como la clásica “película de sombrillita” a la que nos tiene acostumbrados Knightley, cuya romántica presencia pinta en los primeros minutos a una aparentemente tímida y normal muchachita campirana, pero pronto iremos descubriendo que es solamente una “estratagema” para ver el crecimiento de Sidonie que es el deseo del director y sus escritores.
El fruto de la vida Parisina
Si consideramos el ambiente en el que se ve imbuida, en ese París bullicioso donde aparecían importantes movimientos de arte y literatura, con grandes personalidades conviviendo al rededor, podemos tener el retrato perfecto de lo que la joven debió sentir; ese es el motor de la película, mostrarnos la transformación de una joven en mujer, de una chica de campo a una mujer dueña de sí misma que no dudó en pronunciarse por temas tan avanzados como la identidad de género, amando lo mismo a hombres que a mujeres, con o sin, el consentimiento de su marido con quién vemos que tenía una relación muy moderna.
Y colateralmente haciéndonos entrar en la tortuosa relación de explotación creativa entre Willy y Colette y en su ulterior independencia al relacionarse sentimentalmente con la controversial “Missy”, Mathilde de Morny (Denise Gough), una noble librepensadora (y declaradamente gay) con quién Colette conoció un mundo nuevo; el Vaudeville, el teatro… y otros placeres y áreas de la vida…
Protagonistas apasionados y apasionantes
Keira Knightley se entrega al mundo de Colette con devoción, con la misma pasión con la que encarnó a sus personajes clásicos: Cecilia en Expiación, más allá de la pasión o Elizabeth en Orgullo y Prejuicio.
Dominic West encarna a un Willy sofisticado, dueño de la situación, de finas maneras y porte aristocrático, hedonista, empapado de la modernidad en sus formas más avanzadas, pero al mismo tiempo explotador, mentiroso, cruel y dependiente.
Que en su voracidad de fama y fortuna no dudaba en no simplemente usar a Colette para escribir en su nombre, sino a otros. Todos caían en sus redes de seducción dejándose chupar la sangre por este vampiro creativo. Y esa seducción alcanza en más de una manera a Colette, no obstante lo rebelde y desinhibida que fuera, la fuerza de la atracción de Willy sobre ella se plantea como una poción enervante que la intoxica y atrapa provocando irónicamente su liberación final.
La conjunción de West y Knightley en pantalla inunda de seducción y perversidad esta relación a todas luces suigeneris y en la que el tema del escritor fantasma vuelve a ser tratado por segunda vez en este año junto con La Buena Esposa una relación tan enervante de amor/odio, sujeción/dominación y dependencia que no puede sino provocar interés morboso e intriga a partes iguales.
Cómo no caer ante la seducción?
La fotografía y el vestuario son exquisitos y deambulan en los escenarios más parisinos posibles en un aire de nostalgia y liberalidad que se cuela por todas partes reforzando el contexto en el que se generó la vida de esta mujer y dando a Knightley todas las oportunidades de brillas con soberbia sofisticación y sensual perversidad.
Sin embargo…
Un aspecto que puede ser un poco chocante es la tropicalización del lenguaje de la película pues los parlamentos están en inglés no obstante que el personaje de Colette escribe en francés. Con la clara idea de hacer que la comercialización de la película sea más internacional.
Punto final
Al final Colette es un breve relato de homenaje a una personalidad demasiado avanzada y controvertida para su época, que solamente es un fragmento, (no carente de brillo y glamour), pero finalmente es una visión seleccionada por los escritores, no obstante el tenaz trabajo de West y Knightley tomar a un personaje tan controvertido y a la vez tan olvidado en la actualidad, que estuvo demasiado fuera de las normas como para poderse enmarcar en cánones, no simplemente narrativos dentro de un film, sino para comprenderlos con la correcta dimensionalidad en su propio espacio/tiempo o trasladándolos a nuestros días, donde el empoderamiento femenino y la identidad de género siguen luchando con vehemencia.
Para mostrarnos como la vida, obra y devaneos de una mujer icónica que supo transformarse a sí misma e influir en su entorno siguen siendo tan apasionantes y fogosos como entonces.
Escrito por Fabián Quezada León
https://cinemagavia.es/pelicula-colette-critica/
La figura de Colette ha sido desde siempre un parteaguas dentro del mundo de la literatura y el arte: avanzada, revolucionaria, libertaria (y libertina) extremista… Una personalidad que rompió moldes toda su vida y que fluyó con la corriente de la modernidad rampante del comienzo del siglo y más allá.
Poseedora de una personalidad arrasante e ingenio creativo, supo colocar su prototipo de mujer y discurso literario en la mente de todos. Rebelde y demasiado autoconsciente de su mente y su cuerpo, creo todo un estilo y supo afrontar las consecuencias de su manera de percibir su espacio y su tiempo. El amor, el sexo y las manifestaciones del arte.
Claro que, como en toda biografía, la película no puede narrar a detalle todos los millones de acontecimientos en la vida de esta mujer y opta por conducirnos por un camino de pinceladas que la definen. Fijando su atención en las partes mucho más glamorosas que en las áreas oscuras. Lo que nos deja claro es que Colette pasaba por completo de las reglas y le importaba muy poco el “qué dirán”.
El director inglés, Wash Westmoreland, quien coescribe el guión con Richard Glatzer y Rebecca Lenkiewicz, se encarga de conducirnos por un comienzo que pintaría como la clásica “película de sombrillita” a la que nos tiene acostumbrados Knightley, cuya romántica presencia pinta en los primeros minutos a una aparentemente tímida y normal muchachita campirana, pero pronto iremos descubriendo que es solamente una “estratagema” para ver el crecimiento de Sidonie que es el deseo del director y sus escritores.
El fruto de la vida Parisina
Si consideramos el ambiente en el que se ve imbuida, en ese París bullicioso donde aparecían importantes movimientos de arte y literatura, con grandes personalidades conviviendo al rededor, podemos tener el retrato perfecto de lo que la joven debió sentir; ese es el motor de la película, mostrarnos la transformación de una joven en mujer, de una chica de campo a una mujer dueña de sí misma que no dudó en pronunciarse por temas tan avanzados como la identidad de género, amando lo mismo a hombres que a mujeres, con o sin, el consentimiento de su marido con quién vemos que tenía una relación muy moderna.
Y colateralmente haciéndonos entrar en la tortuosa relación de explotación creativa entre Willy y Colette y en su ulterior independencia al relacionarse sentimentalmente con la controversial “Missy”, Mathilde de Morny (Denise Gough), una noble librepensadora (y declaradamente gay) con quién Colette conoció un mundo nuevo; el Vaudeville, el teatro… y otros placeres y áreas de la vida…
Protagonistas apasionados y apasionantes
Keira Knightley se entrega al mundo de Colette con devoción, con la misma pasión con la que encarnó a sus personajes clásicos: Cecilia en Expiación, más allá de la pasión o Elizabeth en Orgullo y Prejuicio.
Dominic West encarna a un Willy sofisticado, dueño de la situación, de finas maneras y porte aristocrático, hedonista, empapado de la modernidad en sus formas más avanzadas, pero al mismo tiempo explotador, mentiroso, cruel y dependiente.
Que en su voracidad de fama y fortuna no dudaba en no simplemente usar a Colette para escribir en su nombre, sino a otros. Todos caían en sus redes de seducción dejándose chupar la sangre por este vampiro creativo. Y esa seducción alcanza en más de una manera a Colette, no obstante lo rebelde y desinhibida que fuera, la fuerza de la atracción de Willy sobre ella se plantea como una poción enervante que la intoxica y atrapa provocando irónicamente su liberación final.
La conjunción de West y Knightley en pantalla inunda de seducción y perversidad esta relación a todas luces suigeneris y en la que el tema del escritor fantasma vuelve a ser tratado por segunda vez en este año junto con La Buena Esposa una relación tan enervante de amor/odio, sujeción/dominación y dependencia que no puede sino provocar interés morboso e intriga a partes iguales.
Cómo no caer ante la seducción?
La fotografía y el vestuario son exquisitos y deambulan en los escenarios más parisinos posibles en un aire de nostalgia y liberalidad que se cuela por todas partes reforzando el contexto en el que se generó la vida de esta mujer y dando a Knightley todas las oportunidades de brillas con soberbia sofisticación y sensual perversidad.
Sin embargo…
Un aspecto que puede ser un poco chocante es la tropicalización del lenguaje de la película pues los parlamentos están en inglés no obstante que el personaje de Colette escribe en francés. Con la clara idea de hacer que la comercialización de la película sea más internacional.
Punto final
Al final Colette es un breve relato de homenaje a una personalidad demasiado avanzada y controvertida para su época, que solamente es un fragmento, (no carente de brillo y glamour), pero finalmente es una visión seleccionada por los escritores, no obstante el tenaz trabajo de West y Knightley tomar a un personaje tan controvertido y a la vez tan olvidado en la actualidad, que estuvo demasiado fuera de las normas como para poderse enmarcar en cánones, no simplemente narrativos dentro de un film, sino para comprenderlos con la correcta dimensionalidad en su propio espacio/tiempo o trasladándolos a nuestros días, donde el empoderamiento femenino y la identidad de género siguen luchando con vehemencia.
Para mostrarnos como la vida, obra y devaneos de una mujer icónica que supo transformarse a sí misma e influir en su entorno siguen siendo tan apasionantes y fogosos como entonces.
Escrito por Fabián Quezada León
https://cinemagavia.es/pelicula-colette-critica/
18 de diciembre de 2020
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Especie de biopic sobre la escritora y artista francesa Colette (Keira Knightley), pero centrada entre los años 1892 y 1906, nada de años veinte, la sinopsis está mal y hay gente que ha visto la película y ni siquiera se ha dado cuenta. Vaya por delante que no conozco demasiado al personaje pero por lo que sé, la suya no fue una existencia muy interesante, como muchos se empecinan en describir, y más aún en esta película en la que la vemos desarrollar una vida absolutamente aburrida, muy cómoda y burguesa, ajena a cualquier pasión exterior o interior, idea o preocupación, pero eso sí, agitada sexualmente hablando. Eso es lo que la masa progre desea ahora, tener pasta, hacer lo que a uno le da la gana y no encontrarte nunca con ningún problema. Y por eso les gusta esta "Colette". Eso sí, a cambio de renunciar a cualquier clase de emoción, amor, sentimiento o tensión. Un asco.
La obra cuenta con buenas interpretaciones, una ambientación pasable y una puesta en escena correcta, en un género histórico en el que los británicos se mueven como pez en el agua, pero por desgracia está vacía. Aquí la clave de "Colette" reside en qué me quiere contar su director y al final resulta que lo que pretende simplemente es servirnos el clásico combinando moderno de feminismo y homosexualidad, muy acorde con la condición de Wash Westmoreland, abiertamente gay. Es decir, reivindicar, normalizar, empoderar. Entonces, como la ideología es lo que importa, la vida de Colette es un mero pretexto para lavar nuestras mentes y por eso no sólo al acabar nos resulta absolutamente desconocida su biografía, por ejemplo, su abierto antifeminismo o su colaboracionismo con los nazis, sino que han suprimido pasajes para que el feminismo lésbico se imponga (SPOILER).
La obra cuenta con buenas interpretaciones, una ambientación pasable y una puesta en escena correcta, en un género histórico en el que los británicos se mueven como pez en el agua, pero por desgracia está vacía. Aquí la clave de "Colette" reside en qué me quiere contar su director y al final resulta que lo que pretende simplemente es servirnos el clásico combinando moderno de feminismo y homosexualidad, muy acorde con la condición de Wash Westmoreland, abiertamente gay. Es decir, reivindicar, normalizar, empoderar. Entonces, como la ideología es lo que importa, la vida de Colette es un mero pretexto para lavar nuestras mentes y por eso no sólo al acabar nos resulta absolutamente desconocida su biografía, por ejemplo, su abierto antifeminismo o su colaboracionismo con los nazis, sino que han suprimido pasajes para que el feminismo lésbico se imponga (SPOILER).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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8 de noviembre de 2018
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sidonie-Gabrielle Colette alcanzó fama internacional gracias a la publicación de "La Vagabunda" o de Gigi, la novela que fue llevada al cine en 1958 por Vincente Minnelli. Novelista, guionista, periodista y artista de revistas y cabaret, esta mujer francesa llegó a presidir la Academia Goncourt entre 1949 y 1954, fue condecorada con la Legión de Honor y es la única escritora francesa que ha recibido un funeral de estado. Posiblemente una de las escritoras francesas más importantes e innovadoras del siglo XX.
Este biopic está dirigido por Wash Moreland (Siempre Alice, Quinceañera) con un guión que ha co-escrito junto a Richard Glatzer(fallecido recientemente), y nos presenta a una mujer muy adelantada a su tiempo, que aunque criada en el campo logró en el París Bohemio de principios del siglo pasado, escribir novelas basadas en sus experiencias, que serían publicadas bajo el nombre de su marido. Cuando la saga de novelas "Claudine" empezó a ser muy popular, Colette se enfrentará a su marido para reclamar los derechos de su obra.
Keira Knightley, que a pesar de ser una actriz que no me entusiasma, tengo que reconocer que hace un espléndido papel, liberándose del lastre que supone su marido, reconociéndose como escritora e incluso permitiéndose el lujo de salir del armario. Dominic West que interpreta al arrogante y egoísta esposo también hace un papel bastante jugoso.
Como pelicula de epoca destaca sin lugar a dudas el vestuario, fotografía y las localizaciones. Que aunque se rodó en Budapest da muy bien el pego de ser París. La historia de Colette es interesante e inspiradora, toda una heroína que luchó por la liberación de la mujer.
Destino Arrakis.com
Este biopic está dirigido por Wash Moreland (Siempre Alice, Quinceañera) con un guión que ha co-escrito junto a Richard Glatzer(fallecido recientemente), y nos presenta a una mujer muy adelantada a su tiempo, que aunque criada en el campo logró en el París Bohemio de principios del siglo pasado, escribir novelas basadas en sus experiencias, que serían publicadas bajo el nombre de su marido. Cuando la saga de novelas "Claudine" empezó a ser muy popular, Colette se enfrentará a su marido para reclamar los derechos de su obra.
Keira Knightley, que a pesar de ser una actriz que no me entusiasma, tengo que reconocer que hace un espléndido papel, liberándose del lastre que supone su marido, reconociéndose como escritora e incluso permitiéndose el lujo de salir del armario. Dominic West que interpreta al arrogante y egoísta esposo también hace un papel bastante jugoso.
Como pelicula de epoca destaca sin lugar a dudas el vestuario, fotografía y las localizaciones. Que aunque se rodó en Budapest da muy bien el pego de ser París. La historia de Colette es interesante e inspiradora, toda una heroína que luchó por la liberación de la mujer.
Destino Arrakis.com
17 de noviembre de 2018
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que se anunció el estreno de “Colette”, muchos e interesantes alicientes me llamaron poderosamente la atención. A la sugestión que de por sí suscitaba un personaje histórico tan fascinante, se añadía un elenco de actores muy capacitados y una producción diseñada para destacar claramente. En ese sentido, la película responde sin ninguna duda a las expectativas generadas. Incluso me atrevería a decir que se trata de un largometraje de necesaria visión, en el que los elementos clásicos de la trama se entremezclan con una sorprendente modernidad. Lo que cuenta no pierde vigencia pese al transcurso de las décadas entre los hechos relatados y el momento del estreno. Se trata de un correcto ejercicio de narración cinematográfica cimentado sobre la base de sólidas y efervescentes interpretaciones, revestido en su conjunto con un acertado guion. El resto de complementos (vestuario, decorados, ambientación...) cumplen asimismo su función, proponiendo al espectador un elegante y, al mismo tiempo, erudito entretenimiento.
Gabrielle Sidonie Colette, una mujer llena de habilidades pero, de entrada, desprovista de posibilidades, termina casada con un hombre intelectual y egocéntrico mucho mayor que ella. De ese modo se adentrará en la comunidad artística de París, lo que le llevará a desarrollar su propia faceta creativa. Al comprobar su talento literario, su marido le permitirá publicar pero sin que aparezca el nombre de la verdadera autora, atribuyéndose él el mérito. El éxito de sus libros les proporcionará fama, pero el engaño sobre la autoría terminará por separar al matrimonio, ya de por sí maltrecho por las infidelidades del esposo y el creciente interés de Colette por las mujeres. En la vida real la escritora publicó la obra “Gigi” (llevada al cine por Vincente Minnelli en 1958) y llegó a ser miembro y presidenta de la Academia Goncourt.
Wash Westmoreland, cineasta británico con cierta experiencia en explotar el talento femenino y transformarlo en grandes actuaciones, ha resultado el elegido para trasladar a la pantalla grande este relato. Fue el responsable de “Siempre Alice”, que reportó a Julianne Moore el Oscar a la mejor actriz protagonista. Con Rebecca Lenkiewicz (responsable del oscarizado film polaco “Ida” y de “Disobedience”) colaborando en el guion y con unos productores de reputadas trayectorias a sus espaldas (Elizabeth Karlsen y Stephen Woolley con “Carol” y “Juego de lágrimas”, y Michel Litvak con “Drive” y “Whiplash”) ha sabido conformar un equipo artístico con suficiente destreza como para sacar adelante el proyecto.
“Colette” posee la especial habilidad de abordar la filmación tanto desde un punto de vista lúdico y sensorial -incluso con algún toque frívolo y divertido- como desde un prisma más intelectual y reivindicativo, ofreciendo como resultado final una interesante y entretenida visión de un personaje real no suficientemente conocido. Aunque todavía no se han dado a conocer las nominaciones a la mayoría de los más prestigiosos premios cinematográficos, se han anunciado ya las candidaturas a los “British Independent Film Awards”, donde “Colette” opta a cuatro galardones.
Destaca de manera muy relevante la actriz Keira Knightley, que atesora un ramillete de interpretaciones de personajes de época a cual más significativo. A “Expiación”, “Descifrando Enigma”, “Orgullo y prejuicio”, “La duquesa” o “Anna Karenina” suma ahora esta Colette, constatando una vez más su pericia para encandilar a cámara y público con esta clase de papeles. Sobre ella recae el peso máximo de la película, si bien se le aprecia ligera y ágil en cada plano. Le acompañan Dominic West (visto en “Chicago” y en la serie televisiva “The Wire”), Eleanor Tomlinson (“El ilusionista”) y Fiona Shaw (“Harry Potter y la Orden del Fénix”).
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
Gabrielle Sidonie Colette, una mujer llena de habilidades pero, de entrada, desprovista de posibilidades, termina casada con un hombre intelectual y egocéntrico mucho mayor que ella. De ese modo se adentrará en la comunidad artística de París, lo que le llevará a desarrollar su propia faceta creativa. Al comprobar su talento literario, su marido le permitirá publicar pero sin que aparezca el nombre de la verdadera autora, atribuyéndose él el mérito. El éxito de sus libros les proporcionará fama, pero el engaño sobre la autoría terminará por separar al matrimonio, ya de por sí maltrecho por las infidelidades del esposo y el creciente interés de Colette por las mujeres. En la vida real la escritora publicó la obra “Gigi” (llevada al cine por Vincente Minnelli en 1958) y llegó a ser miembro y presidenta de la Academia Goncourt.
Wash Westmoreland, cineasta británico con cierta experiencia en explotar el talento femenino y transformarlo en grandes actuaciones, ha resultado el elegido para trasladar a la pantalla grande este relato. Fue el responsable de “Siempre Alice”, que reportó a Julianne Moore el Oscar a la mejor actriz protagonista. Con Rebecca Lenkiewicz (responsable del oscarizado film polaco “Ida” y de “Disobedience”) colaborando en el guion y con unos productores de reputadas trayectorias a sus espaldas (Elizabeth Karlsen y Stephen Woolley con “Carol” y “Juego de lágrimas”, y Michel Litvak con “Drive” y “Whiplash”) ha sabido conformar un equipo artístico con suficiente destreza como para sacar adelante el proyecto.
“Colette” posee la especial habilidad de abordar la filmación tanto desde un punto de vista lúdico y sensorial -incluso con algún toque frívolo y divertido- como desde un prisma más intelectual y reivindicativo, ofreciendo como resultado final una interesante y entretenida visión de un personaje real no suficientemente conocido. Aunque todavía no se han dado a conocer las nominaciones a la mayoría de los más prestigiosos premios cinematográficos, se han anunciado ya las candidaturas a los “British Independent Film Awards”, donde “Colette” opta a cuatro galardones.
Destaca de manera muy relevante la actriz Keira Knightley, que atesora un ramillete de interpretaciones de personajes de época a cual más significativo. A “Expiación”, “Descifrando Enigma”, “Orgullo y prejuicio”, “La duquesa” o “Anna Karenina” suma ahora esta Colette, constatando una vez más su pericia para encandilar a cámara y público con esta clase de papeles. Sobre ella recae el peso máximo de la película, si bien se le aprecia ligera y ágil en cada plano. Le acompañan Dominic West (visto en “Chicago” y en la serie televisiva “The Wire”), Eleanor Tomlinson (“El ilusionista”) y Fiona Shaw (“Harry Potter y la Orden del Fénix”).
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
21 de noviembre de 2018
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que he ido al cine pensando que vería a Colette pero he salido del cine pensando que habia visto a Willy (su consorte en la peli). Y creo que ello es mérito del actor que lo interpreta, Dominic West que a mí, en particular, me ha parecido la mar de sugestivo dentro de su denostado papel: el de esbirro de la escritora -entiéndase la expresión- pero también su artífice.
Y no añado nada más, bueno sí, que me ha parecido acertado el que la información sobre los primeros años de Colette se nos haya ido dando sabiamente dosificado, es decir, sucinta pero efectivamente -el espectador no es tonto-, habiendo quedado sin embargo suficientemente claro que la que llevaba los pantalones -además literalmente- era ella en todos los sentidos, dentro de un mundo de hombres, proeza de órdago para la época.
(Pero repito, a mí el que me ha impresionado, cinematográficamente hablando, es el personaje de Willy -y eso que no se parece en nada al apuesto Louis Jourdan de "Gigi"- ;))
Y no añado nada más, bueno sí, que me ha parecido acertado el que la información sobre los primeros años de Colette se nos haya ido dando sabiamente dosificado, es decir, sucinta pero efectivamente -el espectador no es tonto-, habiendo quedado sin embargo suficientemente claro que la que llevaba los pantalones -además literalmente- era ella en todos los sentidos, dentro de un mundo de hombres, proeza de órdago para la época.
(Pero repito, a mí el que me ha impresionado, cinematográficamente hablando, es el personaje de Willy -y eso que no se parece en nada al apuesto Louis Jourdan de "Gigi"- ;))
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