Rastro de sangre

Sin duda, lo peor de esta película es lo predecible que es. Apenas llevábamos un tercio de película, cuando al ver lo malvado que era el último hijo, ya le conté a mi padre cuál pensaba que sería el desenlace. Y acerté. Por lo demás, es un western bien ambientado, con interpretaciones aceptables.

Da un poco de penita ver a Heather Graham desmejorada y en un papel tan secundario. Con lo que ha sido y lo que me gustaba.

Soy cinéfilo y escritor de novelas, las cuales muestran una cierta influencia cinematográfica. Filmaffinitty es un punto de referencia para todo aficionado al cine, que desea saber si una película merece o no la pena, a pesar de que opiniones las hay como estrellas en el firmamento. De buena a mala, o simplemente pasable, la película que nos ocupa merece el calificativo de: BUENA.
No es esta una película al uso dentro del género del western, como tampoco lo fue la increíble "El valle oscuro" de 2014. Ambas de caracterizan por una trama a veces morosa en la que la cámara mima los encuadres y los bellos paisajes, mientras la crudeza de la historia avanza con paso lento, firme e inexorable hacia un cruento baño de sangre. La historia de "El último hijo" es ciertamente original, y está plagada de elementos y personajes harto reconocibles en la épica del western, algo que no representa merma alguna sino todo lo contrario, pues los amantes del género deseamos sentirnos identificados a través de los lúdicos elementos familiares que tanto placer nos proporciona. La interpretación de Sam Worthington es precisa e interesante, como catalizador de la oscura trama, y las escenas de acción son crudas y están muy bien resueltas. Así pues, y el tiempo lo dirá, se trata de una curiosa y digna película del Oeste, que siempre tendrá su lugar dentro de las rarezas encomiables.

Me gustó mucho, para mi gusto es un muy buen western. Las actuaciones son buenas, especialmente la de Sam Worthington, más conocido por interpretar a Jake Sully en Avatar, y a Perseo en Furia de titanes. A mitad de camino entre un western y un drama griego, The last son no defrauda, y su duración de una hora y media está perfecta. No se dejen llevar por los bajos puntajes de algunas críticas. Ver para creer.

Estamos ante un western duro, salvaje y despiadado.

Un salvaje Oeste en el que la ley intenta prosperar, pero que la maldad humana y las grandes distancias solitarias son inmensas y juegan en su contra.

Este asesino, Isaac Le May, al que da vida un irreconocible Sam Worthington, ha ido dejando hijos bastardos, sabe que su muerte vendrá de manos de uno de sus retoños, según una profecía Cheyenne.

Por ello va recorriendo el país buscando a sus hijicos, para ir eliminándolos.

Pero se encuentra a uno tan malo, o más que él.

Las escenas de violencia se suceden, componiendo un retrato de la inmundicia humana.

Veo que no ha tenido ninguna crítica positiva. Pues la mía va a ser la primera.

Mi puntuación: 7,01/10.

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