Amer

Si "Amer" fuera "El Quijote": sería un refrán obsesivamente repetido por Sancho; un enfermo delirando en un hospital con la boca llena de moscas; un camino largo y polvoriento enfocado en plano fijo durante cinco minutos; dos planos detalle de dos rostros distintos encarnando a la misma Dulcinea; el vientre de "Rocinante" ampliándose y contrayéndose por una respiración espasmódica.

Si "Amer" fuera un cocido madrileño: sería lecho floreado de repollo en puré de garbanzos con plastilina de morcilla moldeada en forma de oso y madroño.

Si "Amer" fuera un videoclip de Manowar: sería el radio de la rueda de una moto, una vena que se hincha en el brazaco de Eric Adams y una cavernosa voz en off repitiendo "METAL"; "STEEL"; "SWORD"; "KINGDOM"; "HELL" y "BROTHER".

Y si el giallo en realidad sólo fuese un pollo, sería..."Amer".

Hola filmaffiniteros, me llamo abcdefgh y no tengo ni puta idea de cine.

No sé qué es exactamente un giallo, apenas había oído la palabra antes de meterme a ciegas con esta película, y después de verla he acabado con más dudas aún si cabe sobre su significado. No sé captar las metáforas al vuelo, no sé elaborar teorías, y cuando de analizar abstracciones visuales y surrealismos oníricos se trata, siempre noto que se me escapa la información.

No, no he entendido el argumento de Amer (o más exactamente, la conexión entre sus capítulos). Por eso me alivia leer el consenso entre críticas que apunta en la dirección contraria; que en la obra no hay nada -a grandes rasgos- que entender, que la historia, si la hay, se subordina a la estética y sólo queda sumergirse en el cóctel de sensaciones que se propone a través del juego de luces, encuadres y sonido.

Porque es precisamente de eso de lo que voy a hablar.

Aclaro: no me molesta que se experimente. En absoluto. Tampoco estoy aquí para hablar de qué es cine y qué no, eso se lo dejo a los expertos. Pero sí puedo relatar lo que he sentido ante las escenas que me ha regalado Amer. Y, lamentándolo mucho, la experiencia no me ha seducido del todo.

Lo realmente decepcionante de esta película es que pretende ser un ejercicio visual intenso e hipnótico, y no lo logra porque no deja de encadenar escenas muy conseguidas con filigranas y detalles que no me dicen nada. Funciona a medias, de escena a escena, y no como un todo. Así, mientras en determinados momentos me quedo mirando alucinado, sin poder apartar la vista de la pantalla e inundado por la sensación de opresión, la sensualidad o el dolor, en otros me encuentro analizando en frío, mirando las lucecitas y los planos sin sentir nada. En otras palabras, siendo tal vez demasiado consciente de que los directores están jugando con la cámara y experimentando con toda esa serie de recursos que tienen a su disposición, sin que la creación me conduzca, por sí sola, a ninguna parte.

Visualmente todo un espectáculo. No hay que ir más allá de lo que quiere decir ni especular con pretensiones en el argumento. Sencillamente no importa. Una vez que empieza, el espectador se ve inmerso en una espiral de imágenes cada cual más atractiva; colores vivos, sonido espectacular y una sensualidad cautivadora. Sin diálogos (prácticamente) Amer es de esas películas vivas, sin embargo no logro atraer al público en Sitges ni en la recién acabada Muestra de Cine Fantástico de Madrid SYFY.

En Amer nos vemos metidos en la vida de la protagonista en tres etapas distintas de su vida, en donde la realidad y la fantasía se declaran pareja inseparable y en donde la sensualidad da un paso adelante en virtud del erotismo, dejando claro está, que el espectador vaya más allá.

Altamente recomendable, indicando que hay que verla sin ninguna pretensión y dejarse llevar.

LO BUENO

Tecnicamente la mejor película que he visto jamás. Muy bien rodada, con un estilo que bebe de Argento (colores muy vivos) pero con una marcada personalidad propia. Los sonidos ganan un protagonismo y una importancia inaudita. El montaje es genial, original, rozando la perfección Y la música acertada.

La película requiere que el público se esfuerce en entenderla.

LO MALO

Cuando descubres que no hay nada que entender, que toda tu atención sólo sirve para revelar a dos directores encantados de conocerse, que en su infinita prepotencia se olvidarón de la historia y del espectador.

Repertorio de imagenes y sonidos que a modo de carta de presentación los directores utilizan para exibirse. Llega a se tremendamente pedante.

En el festival de Sitges la gente paso del asombro a los silbidos y abucheos en la sala. La NOTA:5 es simplemente porque me fascinó y marco su estilo, como en su dia me marco Argento.

Aunque todo tu empeño vaya destinado a callejear eludiendo el miedo, una hebra invisible e irrompible te arroja de nuevo a tus pesadillas. La mente somos nosotros. Nuestros comportamientos están dominados por una serie de conexiones que se han forjado a través de vivencias y aprendizajes distribuidos por las distintas habitaciones del cerebro. En la despensa, podríamos decir, que guardamos nuestras manías y miedos y muchas veces, a la hora de cocinar, cuando no has hecho compra reciente, está todo cerrado, no te apetece comida rápida y tienes hambre ¿dónde vas a mirar? A la despensa. Ahí tienes víveres, unos que quizá habías olvidado pero que acaban saliendo a la cocina.

Si tienes invitados, seguramente degusten un plato al que no estén acostumbrados proviniendo de ti. Sorpresa para todos. Pero la economía no está como para no aprovechar los recursos y en el fondo de tu ser, sabes que eso tiene que salir de tu despensa.

Lo mejor para enfrentarte a esos ingredientes es clasificarlos y elaborar el menú. Las cosas a tu manera. No te gusta que a tu cocina entren a manipular. Puedes mirar pero no toques ni una cacerola, piensas. Sin embargo, a la hora de encender los fogones y medir tiempos de cocción, es muy probable que acabes por boicotear tu propio plato, por el mero hecho de no entenderlo. Sabes que lo tienes pero no te habías encarado antes para cocinarlo. Incluso puede que tu madre se siente incómoda y celosa viendo que te haces cargo de la cocina, siente que su lugar se empieza a tambalear y que puede ser desplazada.

De nuevo estás sola en la cocina, eres valiente y te arriesgas pero si no estás lo suficientemente atenta o no eres conscientes del tiempo de preparación, se te puede quemar la comida y acabar el almuerzo con un chasco.

En definitiva, una obra cuyo mayor reclamo es la estética. Imágenes de gran calidad fotográfica que expiran sexualidad a flor de pezón. Entre los píxeles desvelamos la historia de una niña-chica-mujer que no pudo ser una gran cocinera porque el día que fue a la despensa y se puso a cocinar, se encontró cacharros sucios por todas las habitaciones.