Trolls 2: World Tour

Perezosa continuación de las aventuras de los marchosos troles que se limita a ser una mera excusa para que sus protagonistas versionen viejos éxitos de la música pop rock acompañado del manido mensaje buenista sobre la necesidad de llevarnos todos bien a pesar de nuestras diferencias. Pobre guion y escasa imaginación para una secuela tan decepcionante como innecesaria.

Después de la agradabilísima sorpresa que supuso la primera entrega de los Trolls y su despliegue de canciones y de colorido, las expectativas con la segunda parte estaba alta... Hasta que empiezas a verla y lo primero que te encuentras es que el rock es el malo (WTF??) y que la historia es muy convencional y el desarrollo es de lo más previsible. Si a eso añadimos que algunos de los personajes más divertidos de la primera apenas se ven de pasada, estamos ante una muy decepcionante secuela que ya no sorprende ni siquiera en el apartado técnico o visual.

Este largometraje ofrece a los espectadores, los más pequeños de la casa, una opinión fundada sobre la música. Mientras el rap, el pop y otros estilos se comprenden como "la buena música", el mal vuelve a ser el rock, siguiendo un estereotipo ya existente que relaciona la música rock con las personas malas, y que en este caso, tienen intención de destruir el resto de estilos musicales. Este argumento barato me parece un ataque hacia este tipo de música que puede influir en los más pequeños.

Para mí, esta película no es más que una ofensa a la música rock. Y todo esto por no hablar del destrozo de la gran canción de Cyndi Lauper (y seguramente otras que no he escuchado más allá del tráiler).