Haz click aquí para copiar la URL

Nadie puede vencerme

Drama. Cine negro Bill, un boxeador entrado en años, está convencido de que aún puede ganar combates. Su mujer, por el contrario, quiere que lo deje para empezar una nueva vida. Su mánager, convencido de sus nulas posibilidades, acepta amañar su siguiente combate sin siquiera decírselo. Obtuvo excelentes críticas por las escenas de boxeo y por la vibrante interpretación de Robert Ryan. (FILMAFFINITY)
<< 1 2 3 4 5 6 >>
Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
13 de febrero de 2011
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bill es un boxeador de 35 años, viejo ya para el oficio, que ha perdido más de 100 combates. Sin embargo, sigue sosteniendo que aún puede ganar un combate más y encontrar su oportunidad. Prosperar.
Por más que se empeñe en lo contrario, huele a derrota. Es más, hay toda una ceremonia de la derrota a su alrededor, pero él lucha y lucha. De ahí los 18 minutos que Wise nos ofrece en ese inacabable combate en el que ambos púgiles no paran de lanzarse todo tipo de golpes sin apenas tregua ni descanso, asalto tras asalto.

Casi sobra decir que Robert Ryan borda el papel de boxeador fracasado que no tira la toalla. Ya había practicado este deporte en la Universidad, por lo que no era nada nuevo para él. Su vigoroso físico también acompaña. Su chica, la espléndida Audrey Totter, se ve, muy a su pesar, entre la espada y la pared. La espada es su miedo a que Bill sufra severas lesiones en el ring, y la pared, su amor incuantificable e incondicional.

Lo que Robert Wise nos enseña es una visión nada glamourosa del backstge del ring, con vestuarios masificados, púgiles que se tienen que vendar entre ellos, sobornos, ambientes deprimentes,… De repente, con cuatro pinceladas, casi no hay tiempo para más, parece como si conociéramos a Billy de toda la vida: su pasión enfermiza por el boxeo (como le sucede a Mark Walhberg en “The fighter” y a tantos otros púgiles) y la angustia de quien está a su lado, la bella Audrey Totter (“La dama del lago”).


Este prodigio de apenas 76 minutos, desarrollado en tiempo real, sin apenas aristas en su trama principal, tiene su mayor virtud en su concisión, en una narración vigorosa y directa, en su magnífica descripción del ambiente boxístico de bajo nivel, y en una magnífica atmósfera, entre sórdida y noir, que envuelve todo el film.

Los seguidores de films de boxeo tiene una cita ineludible con “The set up”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Gabriel Ufa
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
17 de enero de 2009
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una pelicula a la antigua: un guion preciso, una iluminación envolvente y llena de intención, actuaciones exactas, y un Robert Ryan que se supera a sí mismo (lo que ya es mucho).

Todas las escenas al interior del camarín pertenecen a un cine hecho arte, hecho humanidad, testigo, intérprete de la vida humana.

Película para ver muchas veces.
mano
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
18 de julio de 2008
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Robert Ryan, en la que es posiblemente su mejor interpretación, es en "The Set Up" un boxeador maduro, el cual tras múltiples derrotas aún insiste en intentar ganar combates... Su sufrida esposa está cansada de recoger a su marido del suelo después de recibir dolorosas derrotas que pueden acabar con su vida.

La hora de la retirada se acerca, pero el boxeo es para el protagonista una cuestión de honor, de redención personal, de orgullo... Sin embargo, para ella dicho deporte constituye un obstáculo que les impide lograr la anhelada vida tranquila que traerá la felicidad.

Él es un boxeador en baja forma, un perdedor... Aunque quizás no sea un perdedor... ¿Cuando se pierde y cuando se gana?


Robert Wise realiza en "The Set Up" una obra maestra: utilización de la cámara (perfecta situación estática y movimentos de la misma que muestran objetos con relevancia narrativa), planificación de las escenas (situación y movimientos de los actores, detalles escenográficos, coreografía de los combates), perfección en la progresión narrativa (una escena se encadena con la siguiente de manera excelente y, aunque la acción se desarrolla en un pocos escenarios, logra construir un microcosmos de luces, sombras y trágico-taciturnas calles), dirección de actores sublime (principales y secundarios)...

Sencilla y compleja a la vez, modesta económica pero no artística ni intelectualmente, lejos de veleidades y relativismos superficiales, "The set up" deja para la posteridad su durísimo pero bellísimo mensaje humanista (lleno de sensibilidad) sobre la sepervivencia de perdedores entre sueños de felicidad.
opera 0
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
27 de julio de 2007
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Retrato clásico, casi minimalista, del Sueño Americano, además de íntima oda a los perdedores y los perros apaleados por la vida, The Set-Up no es sólo una brillante película de boxeo, sino también un ejemplo perfecto de eso tan americano que llamamos afán de superación, el no rendirse jamás ante las adversidades, no doblegarse por los demás, luchar por lo que uno cree y demás tópicos del cine deportivo. En el fondo el film de Wise es muy sencillo, muy obvio en su mensaje, pero está tan bien interpretado por Robert Ryan y tan bien dirigido por el propio Wise que todas sus debilidades aparecen empequeñecidas ante el resultado final.

La introducción, sin ir más lejos, es un ejemplo perfecto de dominio del tempo y el espacio cinematográficos (esa presentación de personajes sin cambiar de plano), y la escena del combate es una lección de cine en toda regla, con su primoroso montaje y su tensión visual, palpable en cada golpe. Y luego está el final, emocionante y sombrío. The Set-Up no es un producto de artesanía más: es un bronco poema sobre el honor ejecutado con una solvencia técnica fuera de toda duda; un poema que nos brinda la oportunidad de presenciar una bella resurrección escenificada con desgarro y sutileza: el personaje de Ryan resurge de sus cenizas cual Ave Fénix en esa Dreamland de pesadilla (con punto de fuga hacia la Esperanza).

Lo mejor: el final.
Lo peor: algunos lugares comunes.
nachete
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10 de noviembre de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
... Es el nombre del pabellón donde se celebran los combates de boxeo. En las gradas un público vociferante espera ansioso para ver la pelea, necesitan descargar la adrenalina o más bien las frustraciones del día a día, pues han pagado para eso. Entre ellos figuran hombrecillos insignificantes, amas de casa que el sábado van al boxeo como el domingo a misa, apostantes mafiosos, devoradores de comida basura y ciegos ávidos de sangre. En el vestuario se preparan los púgiles, mientras se amañan las peleas, se palpa el hedor a sangre y sudor es insoportable en medio del mercadeo humano y el soborno.

Robert Wise, el montador de “Ciudadano Kane” y realizador de otras grandes películas que permanecen en nuestra memoria cinéfila, dirige uno de los mejores films sobre el boxeo jamás filmado. Bajo una envidiable capacidad de síntesis, apenas 72 minutos – algo imposible de encontrar en los cineastas de hoy – describiendo con enorme locuacidad, el oscuro mundo del boxeo y sus miserias más abyectas. Wise apuesta por el realismo en la descripción de ambientes para narrar la desgarradora historia de un hombre íntegro capaz de defender su dignidad hasta las últimas consecuencias.

Es la historia tantas veces, de mil maneras vividas, que merodean por el deporte de las doce cuerdas, la de un perdedor, Bill “Stoker” Thomsom (Robert Ryan), demasiado viejo para el boxeo (35 años), sólo hay que ver su rostro, machacado a golpes de tantas peleas que apenas le dan para comer, un pobre diablo en busca de una suerte que nunca llega. Ni tan siquiera confía en él su propio manager, que ha vendido su honor a sus espaldas para caer en el segundo asalto por 50 $. En un hotelucho sórdido frente al pabellón espera Julie (Audrey Totter), su angustiada esposa, harta de sufrir las terribles palizas que recibe su esposo, es la enésima vez que le ha pedido que cambie de vida. Harta de recorrer ciudades y esperar buenas nuevas que su esposo ha ido posponiendo

Apoyándose en un estupendo guión, Wise consigue transmitirnos la emoción y la nobleza de este “looser” de mirada limpia y corazón de león con el que empatizamos en una palea violenta y feroz, frente a la joven promesa apadrinada por la mafia, tristemente advierte con su mirada la silla vacía donde esperaba el apoyo de su esposa, por lo que nuestro protagonista a pesar de los sádicos y vociferantes espectadores no está dispuesto a perder. Pero no está solo, su esposa merodea cerca junto a un transistor, impotente para entrar y ver sufrir a su marido. Bill quiere ganar esta pelea para demostrarse a sí mismo que no está acabado y que es merecedor del amor de Julie. Robert Ryan realiza un trabajo asombroso e inolvidable, que ha sido referencia para otros actores que se subieron al cuadrilátero.
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 6 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow