Baskin

Film de horror dirigido por el cineasta Can Evrenol, que amplía en todos los sentidos el cortometraje que hizo tiempo atrás.
Y lo hace con verdadera pericia técnica ya que la fotografía es soberbia, la banda sonora potente y muy adecuada, y la dirección artística acertada. La ambientación del lugar donde suceden los macabros acontecimientos del último tercio está muy bien acabada y logra insuflar al espectador un estado de ansiedad.
Sin embargo a mí no me ha convencido ni gustado mucho que digamos. Y es que el guión no es bueno. No se explican muchas cosas, prácticamente nada, y todo lo debemos aceptar más o menos porque sí. Esto resta credibilidad a una historia de por sí difícilmente creíble, aunque estamos en el género del terror lovecrafiano, con reminiscencias claras al cine de Clive Baker, y en absoluto parecido al de Argento o Mario Bava. Estos dos últimos hacían cosas bien distintas.
El final, que creo pretende epatar al espectador, deja más bien indiferente. Y es que, tras el horror mostrado durante un buen número de minutos, uno/a se vuelve insensible y, a pesar, o mejor dicho, por la dureza de las imágenes, en seguida nos damos cuenta de que todo es mentira, la sangre, vísceras, etc. Es decir, que ante la acumulación pierde fuerza y sentido. Se le ven las costuras y el artificio, vaya.
En definitiva, que para gustos, indudablemente, pero a mí no me ha parecido una buena película, por mucho que, el empaque técnico sea impecable.

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“Baskin” es de esas películas que, una vez vistas, solamente puedes manejar dos tipos de opiniones: o bien considerar que Can Evrenol te ha tomado el pelo durante casi noventa minutos, o bien tener que considerarlo un maestro. También es cierto que lo más sano seria no afiliarse directamente a ninguna de esas dos corrientes, yo creo que “Baskin” es mitad y mitad de ambas cosas. Pero es lógico admitir que este tipo de cine está hecho para crear opiniones encontradas, y en ese aspecto la cinta lo consigue.
“Baskin” es cine gore con ínfulas, derivadas de la manía de su director de construir su film en base a coger un poco de aquí y un poco de allí, y en la mezcla creo que se ha pasado de frenada. “Baskin” bebe mucho del cine giallo italiano de los años 70, y escénicamente desprende el inconfundible aroma de Rob Zombie, y hasta aquí los ecos positivos. En el lado negativo de la balanza hay que colocar el fallido intento de Can Evrenol de ser una mezcla entre: el más onírico Christopher Nolan, el más elocuente Quentin Tarantino y el más angustioso Ti West de “La casa del diablo” (2009), ahí es donde la película se estropea. Los dos primeros actos de “Baskin” son mucho ruido y pocas nueces; personajes perdidos, no solo físicamente sino también mentalmente, en conversaciones que no llevan a ninguna parte. Muchos espectadores se desesperarán, yo lo hice, y en esa desesperación ante la ausencia de sucesos de mención que el director utiliza para crear falsa tensión te mantienes hasta llegar al final del segundo acto, que es donde explota definitivamente la cinta. El tercer acto de “Baskin” es: perturbador, contundente, sucio y agobiante, poseyendo un clímax final que hará las delicias del fanático. Y todo ello culminado con un giro final que aún no tengo muy claro si es golpe de gracia o estafa descarada, pero al menos descoloca.
Al final, la inutilidad de los dos primeros actos de “Baskin” simplemente deja en evidencia que, en el trasbase de cortometraje a largometraje, el producto ha perdido efectividad y esencia. Ahí Can Evrenol no ha estado muy avispado, supongo que la trama del policía con traumas sobrenaturales arraigados en su pasado tenia la función de darle más cuerpo al producto, pero a la hora de la verdad queda descafeinado y un poco confuso.
En definitiva, “Baskin” es un film de terror más efectista que efectivo durante la mayor parte del metraje, es una montaña rusa que tarda demasiado en llegar a la cima, aunque luego el descenso es muy gratificante. Hay buena atmósfera, hay personajes entregados a la causa y hay pura malicia, pero aun así te queda la amarga sensación de saber que la película dista mucho de ser todo lo redonda que podría haber sido. ¡Ay si Can Evrenol hubiera ido más al grano y no se hubiera perdido tanto por las ramas!...

Lo mejor: La estética de toda la película
Lo peor: El tercer acto es un laberinto

Me daba un poco de pavor ver ‘Baskin’. Había leído barbaridades, sobre todo en lo referente a la crudeza de las imágenes. Y cuando terminé de verla me decepcioné un poco. Supongo que esto es más culpa mía, por mis expectativas, que de la película en sí, porque la verdad es que la cantidad de personajes y escenas perturbadoras es demasiado alta, pero por algún motivo lo aguanté bastante bien. Quizás esto tiene que ver un poco con la trama y cómo está contada. Empecemos por el principio.

‘Baskin’ nos presenta a cinco policías que se ven obligados a atender una llamada de refuerzos en una zona de Turquía bastante rural. La premisa es bastante sencilla, pero Can Evrenol se arriesga entremezclando la historia principal con escenas oníricas que, en mi opinión, pueden desubicar un poco al espectador. Como pasa en muchas películas, la tensión se mantiene hasta que se empiezan a revelar las cosas y, cuando esto sucede, empieza la perturbación y acaba la lógica narrativa. Al final, uno no sabe muy bien qué ha sucedido, y se queda con una sensación rara. ¿Me ha gustado la película? ¿Qué me están intentando contar? ¿Puede gustarme aun no habiendo entendido nada? A pesar de todo, quizás la mayor virtud de la película es permanecer en la memoria del espectador ya sea por la muy cuidada estética o por intentar encontrar respuestas. Recomendada para amantes de lo onírico, del gore, y del terror más experimental.

Baskin es una de esas películas que podríamos denominar ‘terror malsano’. Lugares sucios, oscuros, viejos y tétricos. Violencia gráfica, sangre, mutilaciones y salvajadas en general. Personajes trastornados, desagradables y mugrientos. Claustrofobia. Ambiente de maldad, inclinado hacia lo satánico y lo onírico es esta ocasión. No he podido evitar acordarme de Rob Zombie, al que le encanta realizar películas por el estilo.

Si te gusta este tipo de cine puedes echarle un vistazo. Pero hay que tener en cuenta que la historia es casi inexistente, no se da una explicación y la brutalidad mostrada resulta totalmente gratuita. Incluso con una historia que contar, lo más seguro es que ésta quedase opacada por las torturas.

Básicamente, la cosa va de un grupo de policías que terminan en un edificio abandonado donde se encuentran a un grupo de pirados ensangrentados en medio de sus movidas satánicas. Entre sangre y pesadillas te intentan mal explicar una conexión entre la secta y el protagonista, mientras tratan de revolverte el estómago y hacerte reflexionar sobre las ventajas que tendría sacarte los ojos para dejar de ver este mundo como, por ejemplo, ahorrarte películas como esta.

Eso sí, me reí con la parte final. Entre desvaríos enfermizos y oníricos, tiene su gracia que la película termine siendo predecible incluso cuando no tiene ninguna lógica.

Adaptación al largo del corto homónimo del mismo director, una versión de la misma historia que como consecuencia del cambio de formato pierde un poco de la brutalidad y la capacidad de impacto del original pero gana en profundidad y perversidad y amplía el peculiar universo que se apuntaba en aquel corto.

La película que nos ocupa dividió a la afición y a la crítica especializada: algunos vieron en ella un regreso al terror físico y visceral de los 70 y 80, y otros criticaron las lagunas de su guión y su recurso al efectismo. Se habló de ella, en general, como de una película lenta y mal narrada, pero ultraviolenta, muy gore y muy impactante.

Y yo no estoy de acuerdo.

En primer lugar, no la encontré tan lenta: no es un prodigio de ritmo trepidante que digamos pero comparada con, por ejemplo, "Wolf Creek" (por nombrar otra película con fama de empezar lenta y explotar en la parte final), esta va a la velocidad de la luz. En segundo lugar, no me pareció que esté tan mal narrada: es cierto que la historia es simple y que deja algunos cabos sueltos, pero lo primero es muy común en el género y lo segundo es disculpable cuando gran parte de la idea de la película se basa en generar dudas acerca de si lo que pasa es real o forma parte de las alucinaciones o los sueños de los personajes, como es el caso. En tercer lugar, violencia no le falta, pero tampoco va sobrada de sangre y vísceras: las escenas gore propiamente dichas son tres o cuatro, y tampoco son demasiado extremas. Y esto no lo digo como algo bueno ni malo, pero es un aviso por si alguien espera un festival ultragore: no lo va a encontrar.

Dicho todo esto, encuentro que "Baskin" es una película de terror bastante notable, sobre todo porque Can Evrenol demuestra una gran habilidad para la creación de atmósferas incómodas y absorbentes a un tiempo: desde el principio de la película la sensación de inquietud es palpable, y se va haciendo más fuerte a medida que avanza el metraje. A ello contribuyen una puesta en escena muy cuidada, una ambientación muy lograda, una fotografía con tonos azules y rojizos que recuerda a Mario Bava y a Dario Argento, una música que consigue elevar la tensión eficazmente, y una imaginería sucia y tenebrosa bastante peculiar, inspirada hasta cierto punto por la obra de Clive Barker (y yo diría que más por el Barker escritor que por el Barker cineasta), y con algún guiño (y nunca mejor dicho) a las incursiones de Lucio Fulci en el terror sobrenatural. Esta atmósfera se ve salpicada por momentos de violencia sádica y sexo repulsivo estratégicamente colocados para que el ambiente se vaya cargando cada vez más, y el uso de los sueños como recurso narrativo le da un tono surrealista al conjunto que puede gustar mucho o no gustar nada, pero tiene momentos brillantemente desconcertantes.

Me recuerda por momentos, aunque no sé si Evrenol tendrá muy estudiado el cine del brasileño, al tono de pesadilla disparatada y perversa que tenían las mejores películas de José Mojica Marins. Y es que "Baskin" no cuenta con Zé do Caixao, pero sí con "El Padre", un maestro de ceremonias del infierno por así decirlo, interpretado por un Mehmet Cerrahoglu que, peculiaridades físicas aparte (el actor tiene un defecto genético que le da un aspecto...especial), dota al personaje de un carisma, un halo poético, una cierta sensualidad perversa y una crueldad que lo hacen difícil de olvidar aunque su intervención sea algo breve. Las demás interpretaciones son más que correctas, y los personajes de los policías que acabarán dando con sus huesos en el "infierno" son bastante creíbles y se complementan bastante bien unos con otros.

En conclusión, imperfecta (algunos agujeros de guión, una historia algo simple) pero muy sugerente, llena de referencias pero con un estilo que así y todo logra ser bastante personal, y que con sus más y con sus menos consigue algo tan meritorio como tener a uno pendiente de la pantalla sin pestañear hasta el final, un final que...(sigo en spoiler)